Perros de paja (1971) es una película británico-estadounidense dirigida por Sam Peckinpah, escrita por David Zelag Goodman y Peckinpah, y protagonizada por Dustin Hoffman y Susan George. Como en Deliverance (1972), Peckinpah mezcla distintos subgéneros dentro de Perros de paja: hay algo de cine de justicieros (ese mismo año se estrenó Harry el sucio), de terror rural y de home invasion, además de mucho drama.

Dustin Hoffmann interpreta a un astrofísico estadounidense, David Sumner, que se va a vivir con Amy, su mujer británica, al pueblo de ésta. La idea de los Sumners es vivir retirados en la vieja granja del padre de Amy mientras David continua con sus investigaciones, alejándose de la violencia urbana de EEUU. Lo que sucede es que Wakely, el pueblo donde está la granja y de donde es originaria Amy, no resulta tan apacible como cabría esperar.

En Perros de paja la violencia siempre está presente, al principio como ambiente opresivo y hostil, y al final como amenaza física directa. También aparece reflejado otro de los mitos preferidos de Peckinpah, que es la violencia como rito de paso. David, un personaje apocado al que su propia mujer considera un cobarde, acaba transformado a través de la violencia. El hombre civilizado urbanita que acaba abrazando las bajas pasiones y los instintos animales. No sobrevive el más apto, sólo lo hace el más fuerte. Otra de las constantes del cine de Peckinpah es el humor. Que David grite que no va a permitir la violencia en su casa mientras se está liando a mamporros es un buen ejemplo; o que proteja a un violador y pederasta después de que su mujer haya sido violada, es otro; por no hablar de que el violador de su mujer es el que quiere matar al otro violador por violador. Escenas de éstas tiene unas cuantas a lo largo de la película. Al final el protagonista no deja de ser un pequeño hombre patético que no se entera de nada y cuya única redención pasa por la violencia.

Perros de paja no termina de ser una película completamente redonda: tiene un guion confuso y algunos bajones de ritmo. Pero más allá de eso y de sus muchos méritos, está el de que resulta una película muy entretenida. Igual si me apetece ver a gente intentando entrar en una casa prefiero ponerme La noche de los muertos vivientes o Asalto a la comisaría del distrito 13, aunque como película sobre el uso de cepos en defensa propia en la mejor. Ya lo advertía Nacho Vegas cuando cantaba aquello de "se discute la capitulación mientras se aproximan carcajadas". Más allá de polémicas, Perros de paja es La gran broma final de Peckinpah. 






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