A finales de los noventa Buffy cazavampiros se convirtió en un pequeño fenómeno cultural entre los jóvenes, sobre todo anglosajones, generando una onda larga cuyos efectos podemos ver hoy en día: nueva serie de cómics, referencias en otras obras culturales, sujeto de tesis universitarias, posible nueva serie... Y este impacto, toda esta influencia, se dio desde el primer día, lo que no deja de ser curioso si consideramos los problemas que tuvo para renovar y el cambio de casa en sus temporadas finales. Le pudo haber pasado lo que a Firefly, también de Joss Whedon, y acabar convertida en serie de culto. Estrenada en marzo 1997, casi de inmediato se sucedieron revistas, libros, fancines y el desarrollo de una importante comunidad en el internet de aquella época.
Halloween Rain, publicado en 1997 y basado en el Buffyverso de la primera temporada, fue una de las primeras novelas ambientadas en la serie de televisión. Escrito a dos manos por Christopher Golden y Nancy Holder, Halloween Rain sigue el esquema de un capítulo de la serie, narrando el enfrentamiento de Buffy con el rey de Halloween, un antiguo demonio adorado por los druidas celtas y que ya fue responsable de la muerte de una cazadora en el pasado. Ahora este demonio, que se manifiesta el día de Halloween, tiene un plan para acabar con Buffy: atraerla al cementerio para tenderle una trampa y acabar con ella. Por el camino, el instituto, vampiros, una horda de zombis, fiesta de Halloween en el Bronze y Xander, Willow y Giles ayudando a Buffy.
El éxito de Buffy Cazavampiros se fundamentaba en dos aciertos de Joss Whedon como creador: las referencias a la cultura popular adolescente de la época y el humor. Lo que se ha venido a denominar cultura friqui, hoy hegemónica en casi todos los aspectos de la creación cultural, estaba muy presente en la serie. Al igual que en esta novela, donde hay alusiones y referencias directas a Expediente X, Star Trek, Pesadilla antes de navidad, Burnt Offerings, Dawn of the Dead y una larga lista de programas de televisión y películas. Si consideramos que la novela no pasa de las ciento cincuenta páginas, es algo bastante meritorio. Como meritorio es lo bien que pillan el tono Golden y Holder al humor de la serie. Las dinámicas entre los personajes y sus continuos y graciosos tomas y dacas están muy bien capturados en la novela.
Halloween Rain no deja de ser una obra de explotación de una serie de televisión dirigida a un público adolescente. Con un estilo sencillo de frases cortas y mucho diálogo, en apenas diez breves capítulos narra una historia que bien podría haber sido el guion de un capítulo de la primera temporada de la serie. Así que con esto en mente y después de leer obras similares de Expediente X, Supernatural o Battlestar Galactica, puedo decir que Halloween Rain da lo que promete. Así que si eres fan de la serie y te apetece algo nuevo y ligerito ambientado en el mismo universo, esta novela no es una mala idea. Si no eres fan de la serie, huye.
Clotilde Graves (1863-1932) fue una escritora irlandesa, bohemia, actriz y periodista. A lo largo de su carrera profesional escribió quince obras de teatro, veinte novelas y más de doscientos relatos, además de inumerables artículos periodísticos. Al contrario de Rosa Mulholland, otra de sus coetáneas, en la obra de Graves no hay elementos o referencias claras al folclore irlandés. Y es curioso porque hay relatos ambientados en otros países y en sus leyendas y mitos, como The Mother of Turquoase en Egipto y de The Tooth of Tuloo en el pueblo esquimal de los Inoit. Nunca ha sido conocida como una autora de cuentos de fantasmas, siendo la temática sobrenatural algo ausente en su obra y que sólo aparecía aquí y allá de vez en cuando. Gracias a la labor de edición e investigación de Melissa Edmundson tenemos este libro, A Vanished Hand and Others, que reúne por primera vez los relatos de temática sobrenatural de Graves.
Clotilde Graves llevó una vida atípica para una mujer de su época, con el pelo corto, fumando en público, vistiendo como un hombre y permaneciendo soltera toda su vida. La decisión de no casarse y no tener hijos, unido a su desafío a las convenciones sociales en cuanto a género, hicieron que se la tildara de bohemia. No podía faltar tampoco una interrumpida carrera de actriz, que la propia Graves abandonó por no ser lo suficientemente buena. Vivir en esa época victoriana/eduardiana le hizo desarrollar, más que un pseudónimo, un heterónimo al estilo Pessoa: Richard Dehan. Muchas de sus obras están publicadas bajo ese nombre, que casi adquiriría una personalidad propia. Incluso llegaría a firmar sus cartas personales como Richard Dehan / Clotilde Graves.
Yendo al lío, A Vanished Hand and Others recoge trece de los relatos sobrenaturales incluidos en los diversos libros que Clotilde Graves publicó en vida. Y hay una increíble variedad temática en ellos: desde clásicos relatos de fantasmas, pasando por la ciencia ficción, la denuncia social, aventura, leyendas de otros países... También hay una constante ellos: el sentido del humor. Y creo que se puede afirmar que es un sentido del humor bastante moderno, muy consciente de sí mismo. A veces tiene un tono más sarcástico que irónico, propio del pulp más salvaje que gustaba de esos finales retorcidos.
Clotilde influencer Graves
Algunos ejemplo son How the Mistress Came Home, el relato con el que se abre el libro y el más clásico de todos, donde una mujer recién casada muere debido a la maldición que pesa sobre la casa de su marido, pero aún así consigue cumplir su deseo de conocer esa casa volviendo como un espíritu. En A Spirit Elopement nos encontramos ante una sátira. En la cama de matrimonio se le aparece un fantasma femenino al marido. Su mujer se pone celosa y decide convocar su propia sesión espiritista para ser perseguida por un espíritu masculino, despertando los celos de su marido. Al final estos dos espíritus se acaban enamorando y dejando al matrimonio en paz que, sin embargo, los acaba echando de menos. En Lady Clanbevan's Baby, un relato de ciencia ficción sobre los efectos del entonces desconocido radio, hay un bebé con bigote. CON BIGOTE. A Vanished Hand habla de la memoria, del recuerdo del amor y del amor a ese recuerdo. Lilium Peccatorum narra los efectos sicalípticos de una planta que desata las bajas pasiones de los que huelen su aroma. En este libro no esperes encontrar la continua sucesión de tropos y tópicos de los cuentos de fantasma victorianos. Hay un poco de todo, tratando diferentes temas y salpimentándolos con mucho humor.
Es increíble y meritoria la labor de Melissa Edmundson por recuperar a muchas de estas autoras injustamente olvidadas. De sus libros Women's Weird: Strange Stories by Women, 1890-1940, Women´s Weird 2: More Strange Stories by Women, 1891-1937yAvenging Angels: Ghost Stories by Victorian Women Writersya hablé por aquí. Tengo pendiente por leer The Villa and The Vortex: Supernatural Stories, 1916-1924 de Elinor Mordaunt y espero con ganas sus próximas publicaciones de D. K. Broster y Helen de Guerry Simpson. Además, gracias a su Twitter, se vino para casa la antología The Sixth Ghost Book de Rosemary Timperley. Este A Vanished Hand and Others publicado por The Swan River Press cuenta con la portada más bonita de las diseñadas por Brian Coldrick para la editorial. En castellano sólo he conseguido localizar dos relatos de Clotilde Graves publicados en antologías, uno por Novaro en México y el otro por Grijalbo en España. Puramente anecdótico. No sé cómo está el tema de los derechos para publicar este libro, pero es muy del estilo de La Biblioteca de Carfax. Y la introducción de Melissa Edmundson es oro.
Graves, C. & Edmundson, M. (2021). A Vanished Hand and Others. The Swan River Press. Edmundson, M. (2018). Avenging Angels: Ghost Stories by Victorian Women Writers. Victorian Secrets. Edmundson, M. (2019). Women's Weird: Strange Stories by Women, 1890-1940. Handheld Press. Edmundson, M. (2020). Women´s Weird 2: More Strange Stories by Women, 1891-1937. Handheld Press. Mordaunt, E., & Edmundson, M. (2021). The Villa and The Vortex: Supernatural Stories, 1916-1924, Handheld Press. Broster, D. K., & Edmundson, M. (2022). From the Abyss: Weird Fiction, 1907-1940, Handheld Press. de Guerry Simpson, H., & Edmundson, M. (2022). The Outcast and The Rite: Stories of Landscape and Fear, 1925-1939. Handheld Press. Timperlay, R. (1972). The Sixth Ghost Book. Pan.
Dirigida por Rob Savage, director de cortos, anuncios y series de televisión, Host forma parte del cine de guerrilla fantástico de Reino Unido. Si ya con diecisete años Savage se estrenó con éxito con Strings, una historia y una película muy pequeñas, en su segundo largo, Host, sigue por la misma senda: pocos personajes, actores/actrices desconocidos, historia pequeña y pocos medios. Todo para no superar la hora de duración, suficiente para que Host sea una de las experiencias más perturbadoras de los últimos tiempos.
Host es una historia de la pandemia, al menos de manera colateral. La trama de la película es una idea bastante peregrina pero muy efectiva: una séance vía videollamada de Zoom. Seis amigas, debido a las medidas de confinamiento por causa de la pandemia, se reúnen virtualmente en Zoom para llevar a cabo una sesión espiritista guiada por una médium experta. ¿Qué es lo que puede salir mal cuando alguien intenta contactar con el mundo de los espíritus? Haley es la creyente, la que acaba liando a sus amigas para con la ayuda de Seylan, su amiga médium, llevar a cabo esta sesión espiritista. Si cierran los bares y tiendas y sólo puedes salir de casa para comprar, trabajar y hacer ejercicio, las videollamadas con amigos son una manera de salir de ese confinamiento. Y en Reino Unido, una sesión espiritista es otra actividad más con la que estar entretenido. Como suele pasar en estos casos, acaban contactando con una entidad poco amistosa.
Con el avance y el abaratamiento de las nuevas tecnologías, que hace mucho más fácil y barato sacar adelante un proyecto cinematográfico, y con la expansión y consolidación de las redes sociales, la pasada década nos trajo un subgénero nuevo dentro de otro subgénero: el de las películas basadas en videollamadas de ordenador y/o teléfono móvil. Si los ochenta y sobre todo los noventa fueron la época de ese futuro imaginado de realidad virtual y ciberespacio, el nuevo milenio nos trajo una realidad más mundana y sin coches voladores: la de las redes sociales. Con el éxito de El proyecto de la bruja de Blair llegó una avalancha de películas que usaban el recurso del metraje encontrado. Alguien graba algo con una videocámara y esa es la película. El gran problema es encontrar una excusa narrativa que justifique esa decisión a la hora de filmar. En El proyecto de la bruja de Blair y Paranormal Activity encontraban la suya, y desde la pasada década surge otra nueva excusa: sí, lo habéis adivinado, las redes sociales. Un buen ejemplo de ello es Unfriended, película de 2014 que trataba sobre una llamada de Skype a la que se une alguien desconocido y empiezan a pasar cosas.
El único TikTok que conozco
Las menciones a redes sociales como Facebook, que al principio podían parecer un reclamo para llegar a un público entonces joven, se incorporan a las narrativas populares, en este caso la audiovisual, en la medida en la que las redes sociales forman parte y están integradas en nuestras vidas. Host se aprovecha de ello y lo hace de una manera magistral. Sí, al final hay alguna escena de personajes grabándose con el móvil corriendo como pollos sin cabeza, lo que sucedía y cito una vez más en El proyecto de la bruja de Blair, pero en un mundo en el que registramos todo lo que hacemos y en el que vivimos a golpe de like, no parece algo incoherente. Savage, con un presupuesto de poco más de treinta mil euros, saca adelante un proyecto que se aprovecha de esto. Para rizar el rizo, la película surge de una broma de Savage con sus amigos que se hace viral en Twitter, una broma basada en una escena de Rec. Yo ya no sé si hay algo más posmoderno que eso.
Yendo de menos a más, las manifestaciones de esa presencia maligna poco a poco se van haciendo más evidentes y más violentas. Este proceso gradual, casi orgánico, es lo que te acaba atrapando. Encerrados en nuestras casas, el único lugar seguro, Savage ataca nuestros miedos más profundos convirtiendo el hogar en un espacio hostil. Host es una historia que surge del confinamiento y que se rueda en condiciones de confinamiento, que retrata uno de los males de nuestro tiempo, acentuado por la pandemia: la soledad. Yo me he quedado con más ganas de Rob Savage, que en 2021 estrenó Dashcam, una película también de muy bajo presupuesto, y cuyo próximo proyecto es una adaptación de Stephen King.
Dean Koontz es un escritor conocido sobre todo por dedicarse al género del terror y, aunque conocido y reconocido a partir del auge del género a mediados de los setenta, publicó su primera novela en los sesenta. En España todavía está asociado por varias generaciones al terror ochentero y noventero que invadió las librerías y secciones de libros de los supermercados. A parte de la referencia obvia a Stephen King, otros compañeros de generación y estantería fueron Jack Ketchum, James Herbert y Robert McCammon, siendo Koontz uno de los más populares.
Fantasmas empieza con la llegada de Jenny Paige y su hermana adolescente al pueblo de Snowfield, donde la primera ejerce como médica. Después de la muerte de su madre, Jenny se hace cargo de su hermana y se la lleva a vivir con ella a Snowfield. Cuando llegan al pueblo, descubren a la asistenta muerta, cuyo cadáver muestra un aspecto extraño. Deciden investigar un poco más y descubren que todos los habitantes de Snowfield han sido asesinados o han desaparecido. Paralelamente a esto, vemos en acción al sherriff Bryce Hammond y a sus hombres desenmascarando a un asesino en la sala de interrogatorios. Esta es la primera parte de la novela y creo que la más interesante, donde todavía no sabemos qué ha pasado. Las calles vacías de una ciudad, por muy pequeña que sea, siguen produciendo en el ser humano ese sentimiento de soledad y de inquietud, desde El día de los trífidos, a Ensayo sobre la ceguera, pasando por La nube púrpura o 28 días después, descubrirse solo o casi solo como Jenny y Lisa en Snowfield, es un inicio de la novela muy potente. En la segunda parte de la novela confluyen estos dos grupos de personajes y un tercero en una especie de Diez negritos mientras investigan lo que ha podido suceder con los habitantes del pueblo. La tercera parte, cuando se descubre el misterio, y el epílogo posterior, son lo más flojo de la novela.
El fin de las artes figurativas con las vanguardias de principios de siglo o el Posmodernismo en la novela, son una forma de emanciparse del arte popular y de las clases populares. Por ello, la cultura de masas casi siempre ha sido despreciada por las élites. Tampoco hay que creerse que todo aquello que sea popular es bueno o tiene calidad (lo siento, Lenore). En realidad suele suceder todo lo contrario: hay mucha mierda. Y así pasa con los bestsellers en literatura; o con los blockbuster en cine. Fantasmas es un bestseller de manual, con sus personajes arquetípicos y con una historia y una narración bastante convencionales. Y no es malo, porque funciona. Ahora bien, no es de los mejores bestseller de terror ni de lejos. La primera parte de la novela funciona muy bien y se lee como un tiro para ir deshinchándose poco a poco y acabar con un final edulcorado propio de un telefilm de sobremesa de Antena 3. Es la historia de siempre, el bien contra el mal, personajes moralmente intachables o absolutamente deleznables enfrentándose a su destino. Sabiendo esto de antemano, creo que es como más se puede disfrutar de esta novela. También sabiendo que hay mejores novelas y que a lo mejor es preferible optar por otra lectura que nos satisfaga más.
En España la obra de Dean Koontz ha sido ampliamente traducida, y esta Fantasmas, originalmente publicada en 1983, es un buen ejemplo de ello. Traducida por Martínez Roca en 1988, es una de las novelas más populares del escritor. Fruto de ello es la película de 1998 con guion del propio Koontz, donde sacó las tijeras de podar para recortar las tramas y los personajes más prescindibles de la novela. Una película que cuenta Liev Schreiber y Ben Affleck en su casting y que es un buen ejemplo de lo que es la novela: no es una gran obra del séptimo arte, ni siquiera una buena película de terror, pero se deja ver y a ratos es entretenida. Como un capítulo de Expediente X.
Silent Night está escrita y dirigida por la británica Camille Griffin. Como en el caso de Elle Callahan, que viene del mundo del sonido y los efectos especiales, Camille Griffin es camarógrafa y clapper loader, y esta Silent Night es su primer largometraje después de haber dirigido una serie de cortos a principios de los dos mil. Dedicarte profesionalmente al mundo del cine no es garantía de saber dirigir una película, como ser escritor, que se lo digan a Stephen King, tampoco es garantía de saber contar historias en la gran pantalla. Camille Griffin o la antes mencionada Elle Callahan son el ejemplo contrario: saben dirigir y en el caso de Griffin es un escándalo lo bien que lo hace.
Con Keira Knightley, Matthew Goode y Roman Griffin Davies (nota rosa: Roman es hijo de Camille Griffin) como protagonistas, Silent Night es la historia de la última noche en la Tierra de un grupo de amigos y familiares. Debido a algún tipo de catástrofe ecológica que no se llega a explicar del todo, la naturaleza responde con una tormenta que barre todo el planeta y cuyos gases venenosos son letales para todos los seres. Aquí no hay salida: no hay búnker secreto, planeta B o descubrimiento científico que nos salve de este desastre. Si tienes la suerte de vivir en un país como Reino Unido, el gobierno te proporciona una píldora para que te suicides sin tener que sufrir una muerte agónica por los gases de la tormenta. Pero eso es todo.
Silent Night empieza como una reunión de viejos amigos para pasar la noche de Navidad en una casa de campo de la campiña inglesa. Poco a poco, y de una manera muy inteligente y a cuentagotas, iremos descubriendo lo que realmente pasa: el fin del mundo y el pacto de suicidio de este grupo de amigos. Todo este drama está muy bien mezclado con el retrato y sátira de este grupo de amigos, que representan a las élites y británicas, y con el humor negro, negrísimo, del que hace gala Silent Night. Roman Griffin Davies, que hizo un papelón en Jojo Rabbit, aquí lo vuelve a bordar en el papel de niño cabrón que dice tacos. Porque si hay humor en esta película, también hay drama, y mucho. Silent Night aborda de una manera realista este fin del mundo, empezando por el suicidio. No hay nada más contra natura que el suicidio, e ir contra nuestro instinto de preservación plantea muchas preguntas en la película. Como la decisión de matar a tus propios hijos. O como el reparto inútil de culpas intergeneracional: los adultos, con su estilo de vida, han acabado con el planeta, y son los jóvenes los que pagan también las consecuencias; pero en última instancia todo da igual, porque todo perece. Si buscar culpables no funciona tampoco lo hace el querer engañarse y pensar que todo es una mentira de los medios de comunicación, una gran conspiración. Por todo esto, por su tratamiento realista de un apocalipsis, como en el caso de La carretera de Cormac McCarthy, Silent Night es una película dura. Me puedo creer que el gobierno haga envíos de cápsulas para suicidarse porque el gobierno me envía todas las semanas varias cajas de test laterales para el coronavirus.
2021 ha sido el año de meterse palitos por la nariz y la garganta
Aunque no veamos las consecuencias del apocalipsis más allá de este grupo de amigos, no es difícil imaginarse cómo este afecta a la sociedad. Como en Hijos de los hombres, sólo nos queda juntarnos con nuestros seres queridos, beber y bailar para sobrellevar lo mejor posible nuestros últimos momentos en la Tierra e intentar reunir el valor suficiente para acabar con nuestras vidas. Y si de paso nos echamos unas risas, pues mejor que mejor. Siempre he pensado que la banda sonora del fin del mundo debería de ser una canción de Muse o de Nick Cave, pero pensándolo mejor, qué mejor manera de despedirse de la existencia, después de unos pacharanes y unas sidras, que hacerlo bailando y cantando Mi gran noche de Raphael.
Ray Bradbury (1920-2012) fue un escritor estadounidense famoso sobre todo por sus libros Fahrenheit 451 y Crónicas marcianas. Aunque su obra se mueve entre varios géneros, es la fantasía o lo fantástico el terreno donde se desarrollan la mayoría de sus obras. Puede haber otros elementos como el terror, pero son secundarios. La feria de las tinieblas es buen ejemplo de esto. De carácter claramente autobiográfico, es una novela de fantasía, aunque suele aparecer en muchas listas de libros de terror.
Bradbury narra la historia de dos niños, Will y Jim, y de lo que les sucede cuando llega a su pequeño pueblo una feria ambulante. Porque la feria no es lo que parece, está dirigida por un par de personajes que son la encarnación del mal en los seres humanos y que al ser descubiertos darán caza a Will y Jim. Con la ayuda del padre de Will, bedel en la biblioteca pública, se enfrentarán a la feria ambulante y de paso a sus propios miedos. La novela, ambientada en un pueblo del medio Oeste americano, recoge las vivencias de Bradbury en Illinois antes de que su familia se mudase a Los Ángeles. El padre de Will, Charles, que tan importante será para derrotar a la feria, es un trasunto del propio Bradbury. El autor, que no pudo estudiar en la universidad, se educó a sí mismo en la biblioteca pública, acudiendo tres días por semana durante una década a estudiar los temas más variados. Así Charles, bedel de una biblioteca y brújula moral de la historia, imbuido por sus conocimientos y rectitud, será el héroe de este relato. Un hombre corriente que por la vía de la renuncia, casi como un estoico, es el faro que guía a Will y Jim y, de paso, a nosotros los lectores, por esta feria de las tinieblas.
El estilo de Ray Bradbury siempre se ha descrito como algo poético, y es verdad, pero se suele dejar de lado otra parte. Debido a su lirismo, sus historias también tiene un alto contenido simbólico, en los que en la mayoría de los casos se deduce una valoración moral o moraleja. Esto es algo mucho más evidente en sus relatos que en sus novelas, pero siempre está ahí. Como Perrault, La Fontaine y Samaniego, Bradbury, hasta su muerte, ha sido el gran fabulista de nuestro tiempo. Es verdad que en general evita meterse en jardines y apuesta por hablar de los grandes temas, como en esta La feria de las tienieblas, que sobre todo trata de la condición humana y de su capacidad para hacer el bien y/o el mal, destacando el poder de la risa para derrotar al miedo. Una persona que ríe es alguien que controla sus propios miedos. Un poco la versión estadounidense del rancio stiff upper lift británico, algo así como nuestro castizo al mal tiempo buena cara.
La obra de Ray Bradbury ha sido ampliamente traducida al castellano y La feria de las tinieblas no es una excepción. Publicada en 1962, Minotauro la tradujo al castellano en 1974 y desde entonces ha conocido una gran cantidad de reediciones. Con Bradbury me pasa como con Matheson, que a veces no les acabo de coger el punto. La feria de las tinieblas no ha sido diferente. Es un libro con el que he disfrutado, pero también he estado a punto de atragantarme con él. Y es que los cuentos moralizantes funcionan mejor como relatos. A pesar de todo, creo que probaré con otro libro de Bradbury este año. La edición que he leído es la de Gollancz de 2015, que tiene una portada preciosa. También es el tercer libro que leo que incluye a Stephen King en la portada. Lo que habrá ganado ese hombre con estas chorradas...
Bradbury, R. (2019). La feria de las tinieblas, Minotauro. Bradbury, R. (2015). Something Wicked This Way Comes, Gollancz.
No es mucho lo que se sabe sobre Everil Worrell (1893-1969), una autora que si por algo es recordada es por sus relatos en la revista estadounidense Weird Tales. Y de esto tampoco hay datos fiables. Si ya con autores vivos como Dean Koontz hay cierta polémica y dificultad a la hora de abordar su obra, cuando te enfrentas a autoras no muy conocidas que utilizan varios pseudónimos para publicar, la cosa se complica bastante. De momento, según lo que dice Melanie R. Anderson en la introducción de The Women of Weird Tales, a Everil Worrell se le puede atribuir la autoría de veinticuatro relatos, diecinueve de ellos publicados en la revista Weird Tales. Catorce de los cuales vienen recogidos en Call Not Their Names, incluyendo los cinco incluidos en The Women of Weird Tales.
En Call Not Their Names nos enfrentamos a un variado número de temas tratados con un mismo estilo. A los relatos de licantropía y vampiros espaciales hay que sumar a brujas buenas, brujas malas, cambiaformas, reencarnaciones y recuerdos de vidas pasadas, telequinesis y telepatía, vudú... Todo un buen batiburrillo de temas y géneros escritos al más puro estilo pulp. Aunque no están ordenados cronológicamente, se pueden apreciar los casi treinta años que separan su primera publicación en la revista de la última. Un referente más o menos conocido por los aficionados al género podría ser la antología publicada por Valdemar Los hombres topo y otros relatos sangrientos de la Era Dorada del Pulp. Ahí Jesús Palacios recogía una buena muestra de un género y un estilo literarios al que podemos adscribir a Everil Worrell.
En el primer relato que abre el libro, Hideway, al más puro capítulo de Expediente X, un funcionario del gobierno federal que está investigando a trabajadores de laboratorio relacionados con la energía nuclear destapará una trama que, atención, revelará el paradero desconocido de una reina, de un científico árabe y de la piedra filosofal. La piedra filosofal, dividida en dos, se manifiesta como expresión del bien y del mal absolutos: son el humo negro y Jacob en la serie Perdidos, que intentarán manipular a los humanos para conseguir sus objetivos. En The Hollow Moon unos náufragos son rescatados por un vampiro espacial que los lleva a la luna, en la que vive una raza monstruosa oculta en sus cuevas. An Adventure in Anesthesia bien podría ser un relato psicotrópico de un escritor beatnik preocupado por la filosofía existencialista. La verdad es que hay donde elegir y es difícil aburrirse. Además de que el nivel de los relatos es bastante alto. Quitando el que da título al libro, los otros trece me han parecido muy entretenidos
Everil Worrell exalcaldesa de Madrid
De momento, y pese a la edición de Valancourt de The Women of Weird Tales, no hay publicaciones a la vista de Everil Worrell. Este Call Not Their Names es una publicación de una tal Angela J. Maher, y es una edición en muchos sentidos bastante pobre. Estéticamente, no se trata de que guste más o menos su portada, es que es una ilustración de un banco de imágenes con el texto sobreimpreso, sin centrar y mal alineado. No incluye introducción, salvo cinco líneas al final del libro a modo de biografía, y falla también a lo añadir fecha de publicación de los relatos. Tampoco voy a pedir el número de Weird Tales donde fue publicado, pero al menos sí el año, que me parece una información relevante. Aún con todo y con eso, y dado que la alternativa es leer los facsímiles que circulan por internet de la revista, Call Not Their Names no es una mala opción para hacerse con la obra en papel de Everil Worrell. Además, a un precio relativamente barato. Creo que el libro no llega a las 12 libras. Y son casi trescientas páginas en un formato tapa blanda muy cómodo de leer.
Anderson, M. R., (2020). The Women of Weird Tales. Valacourt Books. Worrell, E. (2020). Call Not Their Names, Independently Published.
Resident Evil: Bienvenidos a Raccon City es una película dirigida y escrita por Johannes Roberts y protagonizada por Kaya Scodelario y Robbie Amell. Es una película a la que le han llovido críticas por parte de los aficionados a la saga por no ser fiel a la historia original y por un casting inclusivo que no se parece en nada al de los videojuegos. Críticas estas bastante injustas porque no hay que ser un gran fan de los Resident Evil para darse cuenta de que la historia, como sucede en la mayoría de videojuegos, es bastante regulera. Que es algo que no acaba de entender Hideo Kojima, pero ese ya es otro tema. Y no es que los videojuegos no cuenten grandes historias, es que la narrativa emergente de un Red Redepmtion 2, esto es, la historia que cada jugador se cuenta así mismo derivada de las propias mecánicas del juego, es más interesante que el guión del juego. Y los Resident Evil tienen unos guiones muy chorras. Y en cuanto a criticar el parecido de los actores/actrices con unos personajes animados creo que no hay por donde cogerlo. ¡Que son píxeles!
Guste más o menos Resident Evil hay que reconocerle que sobre todo los dos primeros juegos para Playstation forman parte desde hace años de la cultura popular. Y además su repercusión pop empezó muy pronto, sólo hay que acordarse de Tim Bisley, el personaje interpretado por Simon Pegg en Spaced, jugando una partida al Resident Evil. De ahí en parte las adaptaciones cinematográficas de la saga, que no olvidemos: la industria del videojuego genera desde hace años mucho más dinero que la del cine. La primera adaptación llegó en 2002 de la mano del innombrable Paul W. S. Anderson con Milla Jovovich como protagonista. Y se parecía al videojuego como un huevo a una castaña. Pero era 2002, los zombis todavía no eran populares y la película era bastante entretenida. Luego le siguieron otras cinco películas que eran un festival de CGI, explosiones y escenas de acción sin ningún sentido. Esta Resident Evil: Bienvenidos a Raccon City es el reinicio de la saga.
Una de las cosas que se notan en Resident Evil: Bienvenidos a Raccon City es que Johannes Roberts es un viciao. Este hombre le ha echado horas a la saga, porque las referencias y homenajes a los dos primeros videojuegos son continuas. Que te guste algo no significa que vayas a ser capaz de adaptarlo bien, hemos visto suficientes horrores en el cine nacidos de buenas intenciones, pero en el caso de Roberts hay que admitir su capacidad para, partiendo del lore del videojuego, escribir un guión lo suficientemente coherente como entretenido, cosas ambas que muchas veces no van de la mano. En Resident Evil: Bienvenidos a Raccon CityRoberts narra la decadencia de la que antaño fuera sede de la farmaceútica Umbrella, ahora convertida en una ciudad en ruinas parecida a la Detroit de Robocop, y los planes de esta corporación para dominar el mundo. Para ello, distintos personajes tendrán que unir sus fuerzas para salir vivos de la ciudad y desenmascarar la conspiración de Umbrella.
Lo peor de la película es su casting. Y no por la inclusividad antes mencionada de la que se quejan algunos, sino porque algunas actuaciones están realmente mal y son poco creíbles. Otro problema es tener que condensar toda la historia en un periodo cortísimo de tiempo: continuamente están pasando cosas y se echa de menos cierto desarrollo de tramas y personajes. Pero también tiene otros muchos aciertos, como las escenas de acción/terror dentro de la mansión, que están muy logradas, el aspecto decadente de Raccon City o la economía de medios, ya que con un presupuesto escaso que les da para mostrar cuatro zombis, Roberts consigue que parezcan muchos más. En definitiva, Resident Evil: Bienvenidos a Raccon City con sus aciertos y sus fallos, no es más que lo que pretende ser: una película entretenida. Como adaptación, me parece mejor que la primera Resident Evil, e igualmente amena. Como película de zombis de bajo presupuesto con sus dosis de acción y algún susto me parece bastante correcta. Si finalmente hay segunda parte yo me apunto. ¿Quién es capaz de decirle que no a una peli de zombis?
El prestigio de T. E. D. Klein como escritor de terror viene dado por su estatus entre ciertos escritores y críticos y su labor académica y editorial que lo convierten en un escritor de culto. Lo cual no deja de ser sorprendente si tenemos en cuenta su escasísima obra literaria. Una novela y un puñado de relatos, casi todos publicados en los ochenta, que no justifican de ningún modo la fama de este escritor. El hecho de ser profesor universitario y editor, apoyando la carrera de literaria de muchos otros escritores y críticos, y de escribir un tipo de terror a contracorriente de lo que era habitual en los ochenta, han convertido a Klein en lo que es hoy en día.
Ceremonias macabras fue publicado en 1984 y es hasta el día de hoy la única novela que ha visto la luz de este autor. Está basada en un relato del propio Klein titulado La granja de los Poroth y publicado en 1972, que a su vez está inspirado en el relato El pueblo blanco de Arthur Machen. La obra de Klein, estudioso de la obra de Lovecraft y de su círculo así como gran conocedor del terror clásico, está inscrita en una corriente que viene de Algernon Blackwood, Arthur Machen, Lord Dunsany y William Hope Hodgson, pasa por H. P. Lovecraft, Clark Ashton Smith, Frank Belknap Long y Arthur Machen, y culmina con Ramsey Campbell, James Herbert, Joe R. Lansdale y el propio Klein entre otros.
La novela narra la historia de Jeremy, un joven profesor universitario que decide pasar el verano en el pequeño pueblo de Gilead, hogar de una secta religiosa, para preparar las clases del próximo semestre. Antes de irse a la pequeña granja del matrimonio Poroth, sitio donde se va a hospedar en Gilead, conoce a Carol, una empleada de la biblioteca donde está preparando su tesis. Lo que no puede sospechar Jeremy al inicio de sus vacaciones es que Gilead también es el hogar de una criatura maligna que está esperando su momento para destruir el mundo y que tanto él como Carol van a jugar un papel importante en este acontecimiento. Ritos olvidados durante siglos, ceremonias milenarias, lenguas perdidas... Todo eso formará parte del plan de la criatura para desencadenar el apocalipsis. También es uno de los aciertos de Klein como escritor, que se aleja del pastiche al situar todos esos ritos y ceremonias no en libros ocultos y malditos, cuyo mayor ejemplo es el Necronomicón de Lovecraft, sino dispersos aquí y allá en obras de fácil acceso para todos lo públicos. Lo único que hay que saber es buscar, y para ello hay que tener ciertos conocimientos de lo oculto. Pero una vez los tienes, es fácil unir todas las piezas.
Es curioso que siendo los ochenta una década muy propicia para el terror en el cine, no se adaptara esta novela a la gran pantalla. Vale que no iba en la línea literaria que estaba de boga en aquella época, pero peores cosas se han adaptado con el sello de Aprobado por Stephen King. ¡Si hasta King se animó a dirigir una película! También resulta llamativo que con el revival de horror folk que estamos viviendo los últimos años nadie se haya atrevido con Ceremonias macabras. Vale que tiene una parte bastante problemática con el personaje de Carol y con la relación de ésta con Jeremy, que ha envejecido tirando a muy mal, pero existe una buena base sobre la que construir una adaptación: la historia de un pequeño pueblo, sede de una comunidad religiosa, que es también el origen del mal primigenio capaz de destruir el mundo, me parece que tiene bastante potencial. Si con menos y nada tenemos El ritual.
Ceremonias macabras es una novela de horror cósmico escrita en los ochenta, con todo lo que eso conlleva. No he leído el relato en el que está basada, pero sí tiene pasajes que se hacen un poco tediosos y a los que una buena labor de edición en forma de recorte no le vendría mal. También tiene unos personajes, el insufrible Jeremy que sólo piensa en meterla en caliente y la insulsa Carol dama en apuros, que a día de hoy no son muy atractivos ni simpáticos, sobre todo Jeremy. Pero en conjunto, aunque un pelín larga y con un final algo regulero, la novela es entretenida y buen ejemplo de un terror más clásico. En castellano la tradujo, cómo no, Martínez Roca. Decía Nietzche aquello de que si miras mucho al abismo el abismo mirará dentro de ti; eso lo dijo porque no vio la portada de esta edición.
Klein, T. E. D., (1987). Ceremonias macabras. Martínez Roca.
Head Count, estrenado en 2018,es el primer largometraje dirigido por Elle Callahan, directora, escritora e ingeniera de sonido. Hasta ese momento, Elle Callahan sólo había destacado por participar en algunas producciones de Marvel en el departamento de sonido y el de efectos visuales además de dirigir y escribir un par de cortos. Es importante el primer dato porque una de las cosas en las que sobresale esta película es en su apartado sonoro; también los efectos visuales están a un gran nivel, pero por el tipo de producción que es, una película muy pequeña, aparecen poco.
Head Count es una historia creada por la propia Elle Callahan y guionizada por Michael Nader que narra el encuentro de unos jóvenes de vacaciones en el desierto con una criatura cambiaformas. Evan va a pasar sus vacaciones junto a su hermano mayor Payton, que vive en una caravana en el desierto de Joshua Tree. Preferiría irse con sus compañeros de clase de viaje, pero la falta de dinero y el cierre de la residencia universitaria donde vive le obligan a esta visita. Su hermano mayor, después de la muerte de sus padres, es su única familia, y no parecen llevarse muy bien. Él es un joven universitario y su hermano Payton es un adulto bastante disfuncional que vive en una caravana. Obligado a convivir con él hasta que empiecen las clases en la universidad y reabran su residencia, se van de excursión por el desierto. Allí conoce a una chica, Zoe, y a su grupo de amigos, que están pasando unos días de vacaciones en una casa alquilada. Evan deja a su hermano y se va con ellos. En la primera noche, leyendo historias de terror junto al fuego, Evan acaba convocando a un hisje, una criatura cambiaformas.
La película, que como decía antes, es una producción pequeña, sabe aprovechar muy bien sus pocos recursos y logra pasar por una película de mayor presupuesto. El escenario principal y casi único es una casa en el desierto, pero tanto el inicio de la película, con Evan despidiéndose de sus compañeros de clase y viajando a la caravana de su hermano, su pequeña excursión por el desierto hasta dar con el grupo de Zoe, así como el final, añaden unas cuantas localizaciones más a la película y hacen que parezca otra cosa. Que unido a una producción audiovisual excelente, especialmente en cuanto a sonido, hacen de Head Count una película que sobresale sobre el resto.
Elle Callahan con salsa de tomate en la mano
La historia de Head Count está influenciada por los creepypasta tan de moda estos últimos años. La entidad convocada al pronunciar su nombre cinco veces, de nombre hisje, es una criatura cambiaformas cuyo objetivo es llevar a cabo un ritual. Este ritual tiene como base el número cinco. Deberá separar al grupo, formado por diez personas, para poder acabar con ellos. Para hacerlo, adoptará la apariencia de cualquiera de ellos. Esa es la parte más escalofriante de la película y uno de los aciertos de Elle Callahan como directora: la atmósfera que crea. Este grupo de jóvenes convivirá durante tres días con la criatura entre ellos. Se sucederán escenas donde uno de los personajes parece estar en dos sitios distintos a la vez. Esa creciente tensión y sucesión de elementos extraños es la parte central de la película que llevan a una resolución que, sin ser mala, no está a la altura de lo visto hasta ese momento. Tampoco es nada grave, hasta a Spielberg le pasó con Tiburón: cuando enseñas el monstruo en vez de sugerirlo, siempre suele quedar por debajo de las expectativas. Me quedo con la habilidad de Elle Callahan para construir una atmósfera inquietante con un material que en otras manos daría para cortometraje. Además, durante la mayor parte de la película lo logra de una manera sutil, lo que me parece que tiene todavía más mérito. Witch Hunt, estrenada el pasado 2021, es su segunda película y la confirmación de que Head Count no fue una casualidad.
Aunque los he leído en sentido inverso, este Avenging Angels: Ghost Stories by Victorian Women Writers es el primero de los libros sobre mujeres escritoras editados por Melissa Edmundson para un público generalista. Publicado por la editorial Victorian Secrets en 2018, le seguirían Women's Weird: Strange Stories by Women, 1890-1940en 2019 y Women´s Weird 2: More Strange Stories by Women, 1891-1937en 2020, ambos publicados por Handheld Press. Son libros que tienen la cualidad de descubrir todo un mundo de lecturas y que, aunque parezca increíble, no se repiten. Lo cual habla muy bien de Melissa Edmundson y de la literatura anglosajona: hay escritoras y relatos de gran calidad esperando a ser redescubiertas.
Este Avenging Angels recoge diez relatos que abarcan el periodo de 1873 a 1911. Una buena muestra de la popularización del relato sobrenatural en la literatura, que en esa época se publicaba en revistas y periódicos, y de la evolución del género gótico en estos relatos de fantasmas, donde se abandona la ubicación de aquellos castillos románticos por el hogar de clase media. También evidencia el papel de la mujer dentro de este género, que si leemos algunas antologías de relatos del siglo XX llenas de señores, muy buenos, pero señores, parece que sólo se dedicaban a sus labores. Y es todo lo contrario: la conformación y evolución de este género se debe precisamente a las mujeres, cuya única salida profesional en la época era el de convertirse en escritoras, lo que les permitía obtener el sustento para ellas y sus familias. Lo que explica la gran cantidad de escritoras existentes y también el carácter subversivo de muchos de sus relatos. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, los relatos de fantasmas escritos por mujeres también suelen hablar del problema de los vivos, no sólo de los muertos, y lo suelen hacer desde una perspectiva de género y también de clase. Algunas mujeres vienen de ámbitos familiares aristocráticos o burgueses, pero la inmensa mayoría forman parte de la pujante clase media británica victoriana.
Mi pequeña colección de Melissa Edmundson
Temáticamente en estos relatos se le suele dar importancia a las relaciones, no sólo sentimentales, y a las emociones resultantes del trauma, la traición y la pérdida. Pero sin renunciar tampoco a describir los aspectos más macabros de los crímenes, como el asesinato y el secuestro, y los motivos detrás de estos crímenes, la envidia y la avaricia. Y como decía un poco más arriba, añadiendo una perspectiva de clase y de género. En From the Dead de Edith Nesbitt se explora la libertad sexual de una manera más o menos velada, The Prayer de Violet Hunt indaga el fin de un matrimonio y sus consecuencias desde una perspectiva sobrenatural. En In The Séance Room de Lettice Galbraith la víctima de la violencia machista vuelve para vengarse de su agresor. Uno de los mejores, The Lost Ghost de Mary E. Winkins Freeman, analiza las consecuencias del abuso infantil. Y de paso te pone los pelos de punta.
Los libros de Victorian Secrets son baratos y físicamente tirando a feos. Con portadas sacadas de bancos de imágenes y un diseño bastante sosainas, no se puede decir que sean los objetos más bonitos. Pero la belleza está en el interior, y dentro de Avenging Angels: Ghost Stories by Victorian Women Writers hay verdaderos tesoros aguardando a ser leídos. A mí me ha dejado con las expectativas muy altas sobre lo que está por venir. Este enero la British Library publica Shadows on the Wall: Dark Tales by Mary E. Wilkins Freeman, y entre mayo y julio Handheld Press publicará otros dos libros de Edmundson, From the Abyss: Weird Fiction, 1907-1940 de D. K. Broster y The Outcast and The Rite: Stories of Landscape and Fear, 1925-1939 de Helen de Guerry Simpson. Lo más cercano en castellano a esta colección, ampliando el periodo y no centrándose únicamente en escritoras victorianas, sigue siendo el Reinas del abismo de Impedimenta. A ver si alguna editorial se anima con los libros de Melissa Edmundson. Por mi parte, no sé qué acabaré leyendo en este 2022, pero sospecho que muchas lecturas vendrán derivadas de este libro. A ver si me pongo también con las escritoras de la Generación del 27, que tiene delito haber estudiado Filología y no saber nada de ellas.
Edmundson, M. (2018). Avenging Angels: Ghost Stories by Victorian Women Writers. Victorian Secrets. Edmundson, M. (2019). Women's Weird: Strange Stories by Women, 1890-1940. Handheld Press. Edmundson, M. (2020). Women´s Weird 2: More Strange Stories by Women, 1891-1937. Handheld Press. Mordaunt, E., & Edmundson, M. (2021). The Villa and The Vortex: Supernatural Stories, 1916-1924, Handheld Press. Graves, C. & Edmundson, M. (2021). A Vanished Hand and Others. Swan River Press. Broster, D. K., & Edmundson, M. (2022). From the Abyss: Weird Fiction, 1907-1940, Handheld Press. de Guerry Simpson, H., & Edmundson, M. (2022). The Outcast and The Rite: Stories of Landscape and Fear, 1925-1939. Handheld Press.
Rosa Mulholland fue una escritora irlandesa (1841-1921), segunda hija de una rica familia dedicada a las manufacturas textiles y autora de numerosas novelas y relatos. Como con otras autoras, contó con el apoyo de Charles Dickens, que la animó a dedicarse a la escritura y que publicó muchas de sus obras en su publicación All the Year Round. Muchas de las historias que escribió, ya fueran para adultos o infantiles, están ambientadas en la Irlanda rural y protagonizadas por personajes femeninos fuertes. De férreas creencias católicas, también formaba parte del movimiento reformista que quería mejorar las condiciones de la mayoría desfavorecida. Fue una autora de gran popularidad hasta su muerte. Como sucede hoy en día, que lo que no se puede encontrar en internet no existe, no formar parte en la época del prestigioso Dictionary of National Biography suponía en la práctica desaparecer de la Historia. Y eso fue lo que pasó con Rosa Mulholland a su muerte. Hasta ahora.
En Not to Be Taken at Bed-Time & other Strange Stories se recogen siete relatos publicados en distintas revistas y periódicos entre 1866 y 1898. Mulholland incorpora elementos del folclore celta e irlandés en sus historias, como en el relato que abre el libro, Not to Be Taken at Bed / No tomar antes de dormir, donde a una historia de amor y venganza se le suman objetos mágicos como el burragh-bos, elaborado por una bruja. O el fantasma que busca redención en The Ghost at the Rath / El fantasma del Rath y cuya visión transporta al personaje a un mundo que bien podría ser el de La invención de Morel de Bioy Casares. O el extraño caso de posesión en The Haunted Organist of Hurly Burly / El organista maldito de Hurly Burly, donde una joven italiana es poseída por el espíritu de un hombre disoluto y obligada a tocar el órgano hasta morir. O el extraño caso de paradoja temporal en The Mistery of Ora / El misterio de Ora, donde Mulholland nos lleva por el camino de hechiceros y satanismo para dar un giro y acabar en la ciencia ficción. O la crueldad y sadismo de A Strange Love Story / Una extraña historia de amor, donde el arte, el amor y la reencarnación se dan la mano. Los siete relatos incluidos en el libro están entre lo genial y lo sobresaliente, pero sobre todo me gusta que son muy variados, tanto temáticamente como en forma. Que es algo que se echa de menos cuando te sumerges en este tipo de literatura, que parece que leído un cuento de fantasmas victoriano, leídos todos. Así como Twilight Stories / Historias del ocaso de Rodha Broughton me dejó un poco indiferente, Historias extrañas / Not to Be Taken at Bed-Time merece un lugar destacado en la biblioteca.
Rosa y los filtros de Instagram
Not to Be Taken at Bed-Time & other Strange Stories fue publicado por Sarob Press en su colección Mistress of the Macabre en 2013, y cuenta con la edición de Richard Dalby, al que siempre hay que agradecer su The Virago Book of Victorian Ghost Stories, donde se puede leer a Mulholland, Broughton y a otras tantas autoras victorianas olvidadas. La copia que yo tengo de este libro es la de The Swan River Press, que en 2019 reeditó el libro de Sarob Press y que cuenta con una de las portadas más bonitas de la editorial, creada por Brian Coldrick. En castellano La Biblioteca de Carfax publicó en 2019 Historias extrañas, aunque sólo recoge cinco de los siete relatos incluidos en Not to Be Taken at Bed-Time & other Strange Stories. Y la verdad es que es una pena, porque The Mistery of Ora y The Lady Tantivy bien merecían figurar en la colección. Además, el año pasado se publicó un estudio y biografía de su obra, Rosa Mulholland 1841-1921: Feminist, Victorian, Catholic and Patriot, que busca recuperar la figura de Rosa Mulholland. Esperemos que tenga éxito y que pronto podamos disfrutar de más libros suyos. La verdad es que algunos de los títulos que cita Richard Dalby en la introducción han despertado mi curiosidad, como Banshee Castle (1895) The Daughter in Possesion (1915) y The Walking Trees, and Other Tales (1885). De The Swan River Press tengo un par de libros pendientes en mi mesilla, y seguiré atento a sus publicaciones.
Mulholland, R. (2013). Not to Be Taken at Bed-Time & other Strange Stories. Sarob Press. Mulholland, R. (2021). Not to Be Taken at Bed-Time & other Strange Stories. The Swan River Press. Mulholland, R. (2019). Historias extrañas. La Biblioteca de Carfax. Murphy, J. (2021). Rosa Mulholland 1841-1921: Feminist, Victorian, Catholic and Patriot, Edward Everett Root.
La princesa prometida es una novela de aventuras escrita por William Goldman y publicada en 1973. Pero si por algo es recordada la novela es por su adaptación a la gran pantalla en 1987. Con guión del propio Goldman, protagonizada por Robin Wright, Cary Elwes y Mandi Patinkin, y dirigida por un Rob Reiner en estado de gracia, La princesa prometida es uno de los grandes clásicos de los ochenta, junto a Laberinto, E.T., Los Goonies, Cristal oscuro y otras cintas similares. Convertida en icono ochentero, no son muchos lo que saben de la existencia de la novela, sobre todo en el mundo hispanohablante. La traducción al castellano vino de la mano de Martínez Roca en 1990, tres años después de estrenada la película. Es curioso comparar el caso de Goldman con el de otros autores como Michael Ende y Roald Dahl, cuyos libros todavía son leídos. O lo que sucede con Tolkien, que gracias al cine ha dejado de ser una lectura de nicho.
La novela es una supuesta reconstrucción del libro del mismo nombre, escrito por un tal S. Morgenstern, que el padre del autor le leía cuando este era pequeño. Cuando crece y se convierte en escritor, al conseguir una copia del libro para regalársela a su hijo por su cumpleaños, descubre que la novela no contiene la misma historia que le leía su padre, así que pasa a editar y publicar el libro expurgando las partes se saltaba su padre. Es algo que no está tan bien adaptado en la película, las continuas digresiones del protagonista en la narrativa de S. Morgenstern, rompiendo el hilo narrativo de este y haciendo comentarios sobre la propia historia, su supuesto autor, los personajes y su vida. También en esta característica reside uno de sus elementos principales: el humor. Hay un capítulo que es sólo media página explicando qué contenía y por qué lo ha eliminado de su edición. También dentro de la propia historia, sin llegar al estilo tan metaficcional de unas décadas después, existen grandes dosis de humor, que emparentan La princesa prometida con otras cobras como Tristam Shandy y El Quijote. Hay aventuras, humor, juegos narrativos y también una gran influencia del cine y de los seriales de aventuras de los cuarenta y cincuenta.
La princesa prometida también es un producto de su tiempo. Publicada a principios de los setenta, hay partes de la novela que no han envejecido tan bien como otras, sobre todo en lo que respecta a su carácter de comedia romántica. En la adaptación cinematográfica está todo más limado y pulido, también por eso funciona mejor que la novela, pese a ser una de las adaptaciones más fieles de un libro que se pueden ver. Y sin que ser una adaptación fiel sea garantía de nada, porque son dos medios distintos.
Íñigo Montoya harto de que hagan rimas con su apellido
En castellano, como dije al principio, existe una edición de Martínez Roca. Desde esa primera edición, le han sucedido unas cuantas reediciones, siendo la más reciente la de Ático de los libros. Yo me hice con una copia en inglés por la portada. No me gusta nada la manía, sobre todo noventera, de utilizar fotogramas de la película adaptada como portada, pero la edición de Futura utiliza el arte de la cartelería, y la verdad es que es una chulada. Quizás un buen consejo antes de leer la novela sea tener bastante en el olvido la película. Yo la tenía bastante reciente y no he llegado a disfrutar del todo de este libro.
Goldman, W. (1990). La princesa prometida, Martínez Roca. Goldman, W. (2018). La princesa prometida, El ático de los libros. Goldman, W. (1987). The Princess Bride, Futura.
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Lector omnívoro. Como buen cronopio, estoy un poco más cerca del más allá que del más acá, entre la biblioteca de Babel y la casa de Asterión. Bibliópata.