Ray Bradbury (1920-2012) fue un escritor estadounidense famoso sobre todo por sus libros Fahrenheit 451 y Crónicas marcianas. Aunque su obra se mueve entre varios géneros, es la fantasía o lo fantástico el terreno donde se desarrollan la mayoría de sus obras. Puede haber otros elementos como el terror, pero son secundarios. La feria de las tinieblas es buen ejemplo de esto. De carácter claramente autobiográfico,  es una novela de fantasía, aunque suele aparecer en muchas listas de libros de terror.

Bradbury narra la historia de dos niños, Will y Jim, y de lo que les sucede cuando llega a su pequeño pueblo  una feria ambulante. Porque la feria no es lo que parece, está dirigida por un par de personajes que son la encarnación del mal en los seres humanos y que al ser descubiertos darán caza a Will y Jim. Con la ayuda del padre de Will, bedel en la biblioteca pública, se enfrentarán a la feria ambulante y de paso a sus propios miedos. La novela, ambientada en un pueblo del medio Oeste americano, recoge las vivencias de Bradbury en Illinois antes de que su familia se mudase a Los Ángeles. El padre de Will, Charles, que tan importante será para derrotar a la feria, es un trasunto del propio Bradbury. El autor, que no pudo estudiar en la universidad, se educó a sí mismo en la biblioteca pública, acudiendo tres días por semana durante una década a estudiar los temas más variados. Así Charles, bedel de una biblioteca y brújula moral de la historia, imbuido por sus conocimientos y rectitud, será el héroe de este relato. Un hombre corriente que por la vía de la renuncia, casi como un estoico, es el faro que guía a Will y Jim y, de paso, a nosotros los lectores, por esta feria de las tinieblas.

El estilo de Ray Bradbury siempre se ha descrito como algo poético, y es verdad, pero se suele dejar de lado otra parte. Debido a su lirismo, sus historias también tiene un alto contenido simbólico, en los que en la mayoría de los casos se deduce una valoración moral o moraleja. Esto es algo mucho más evidente en sus relatos que en sus novelas, pero siempre está ahí. Como Perrault, La Fontaine y Samaniego, Bradbury, hasta su muerte, ha sido el gran fabulista de nuestro tiempo. Es verdad que en general evita meterse en jardines y apuesta por hablar de los grandes temas, como en esta La feria de las tienieblas, que sobre todo trata de la condición humana y de su capacidad para hacer el bien y/o el mal, destacando el poder de la risa para derrotar al miedo. Una persona que ríe es alguien que controla sus propios miedos. Un poco la versión estadounidense del rancio stiff upper lift británico, algo así como nuestro castizo al mal tiempo buena cara.

La obra de Ray Bradbury ha sido ampliamente traducida al castellano y La feria de las tinieblas no es una excepción. Publicada en 1962, Minotauro la tradujo al castellano en 1974 y desde entonces ha conocido una gran cantidad de reediciones. Con Bradbury me pasa como con Matheson, que a veces no les acabo de coger el punto. La feria de las tinieblas no ha sido diferente. Es un libro con el que he disfrutado, pero también he estado a punto de atragantarme con él. Y es que los cuentos moralizantes funcionan mejor como relatos. A pesar de todo, creo que probaré con otro libro de Bradbury este año. La edición que he leído es la de Gollancz de 2015, que tiene una portada preciosa. También es el tercer libro que leo que incluye a Stephen King en la portada. Lo que habrá ganado ese hombre con estas chorradas...

Bradbury, R. (2019). La feria de las tinieblas, Minotauro.
Bradbury, R. (2015). Something Wicked This Way Comes, Gollancz.