Inferno es una película de terror italiana dirigida por Dario Argento y protagonizada por Leigh McCloskey, Irene Miracle y Eleonora Giorgi. Estrenada en 1980, forma parte de la trilogía de Las tres madres, siendo la segunda de la saga después de Suspiria. Como en ésta, cuenta con guion de Argento y Daria Nicolodi, aunque esta vez Nicolodi no aparezca acreditada. Además, también tiene un pequeño papel de secundaria en la película.

Inferno se parece mucho a Suspiria en los aspectos más técnicos, como la fotografía y ese particular uso del color que hace Argento, resaltando los verdes, rojos y azules, pero se diferencia de ésta en el tono. Si Suspiria era un cuento de hadas infantil, Inferno pretende ser un cuento de hadas para adultos. En Suspiria la protagonista era Blancanieves y aquí son Hansel y Gretel. Ese tono más adulto también se traslada a otros aspectos de la película como la banda sonora. No están los Goblins y Argento detrás de la música pero sí Keith Emerson, otro músico de rock progresivo, pero sobre todo hay que destacar a Giussepe Verdi y a su ópera Nabucco. Al final, como la propia trama, que se enrevesa mucho, la banda sonora intenta mezclar conceptos que no acaban de funcionar. Además, no está tan inspirada como la de Suspiria, que tiene temas que aunque repetitivos, son bastante más memorables que los de Keith Emerson para Inferno.

Alicia cayendo por la madriguera del conejo


Inferno es la historia de dos hermanos, Rosa y Mark Elliot. Rosa, que es poeta, vive en un edificio decadente de Nueva York. En una tienda de antigüedades cercana a ese edificio de apartamentos, descubre un misterioso libro titulado Las tres madres y escrito por el no menos misterioso Varelli.. Gracias a este libro descubre que está viviendo en el edificio donde se oculta la Mater Tenebrarum, una poderosa bruja. Con esta información, manda una carta a su hermano Mark, que estudia Musicología en Roma. Pero Mark pierde la carta, llegando ésta a manos de una compañera de clase, Sara. Sara descubre, demasiado tarde, que está siendo perseguida por la Mater Lacrimarum, que tiene sede en Roma. Ayudada por un vecino, acaban siendo asesinados en su apartamento. Mark descubre los cuerpos, lo que unido a una llamada de su hermana Rose que se corta, decide ir a investigar qué es lo que sucede en Nueva York. Esta es la gran diferencia respecto a Suspiria. En Suspiria el argumento no importaba demasiado, eran mucho más importante las sensaciones, a través del color y la música, que te llegaba a transmitir la película. Inferno, además de querer hacer esto, también quiere contar una historia. Su problema es que la trama da muchos saltos: de Nueva York a Roma, de Roma otra vez a Nueva York. Y tiene demasiados protagonistas. La trama resulta mucho más confusa y el tono no termina de funcionar. A veces parece más un thriller/giallo que una película fantástica.

No sé si da más miedo la tienda de antigüedades de Kazanian o la librería de Bernard Black


En Inferno hay muchas de las obsesiones y fijaciones de Dario Argento. Están las ventanas, la lluvia, los viajes en taxi, el rock progresivo, el agua, el fuego purificador final... También hay un elemento que estaba presente en Suspiria y que nunca se ha valorado lo suficiente: el esoterismo. Es lo que decía Daria Nicolodi en una entrevista: la tercera parte tiraba más de la mitología judeocristiana que de la pagana, y eso no tiene nada que ver con esta historia de Las tres madres. El elemento pagano, más anglosajón que mediterráneo, sitúa a Inferno en un lugar más interesante. También la imaginería y los símbolos son mucho más interesantes, sugerentes y poderosos, tanto visualmente como narrativamente.

Como cuento de hadas adulto Inferno no termina de funcionar. Lo que creo que sí funciona muy bien es el viaje a través del espejo. Como Alicia, el protagonista se mete en una madriguera para caer en un mundo de pesadilla. El edificio de apartamentos de Nueva York no tiene la personalidad de la academia de baile de Frigurgo, pero es un escenario laberíntico, lleno de pasajes que te llevan a otros pasajes. Como el salón sumergido que descubre Rose al principio de la película en el sótano del edificio. Adentrarse en ese edificio es adentrarse en el mundo de las pesadillas. 

A Mark no le van a devolver la fianza del piso


Hay que mencionar la colaboración de Mario Bava, especialmente en cuanto a efectos especiales. También colaboró en la película su hijo Lamberto, pero es Mario el que marca las diferencias. Tanto Nicolodi como Argento se atribuyen esta colaboración con Mario Bava. La escena final con el espejo que se rompe y del que sale la Muerte, es de Mario Bava y está rodada por su hijo. Así como uno de los planos de Nueva York que bien podría ser la Gothan City de Batman. Utilizando la técnica del matte painting consigue crear un Nueva York pasado por el filtro del expresionismo alemán que ya quisiera para sí Tim Barton. Otra cosa que hay que mencionar son los problemas con la Fox, que financió la película. A Sherry Lansing, president producer de la Fox aquellos años, no le gustó nada la película. Ya desde el principio hubo problemas, como cuando obligó a Argento a realizar los casting para la película en Los Ángeles. Así se explica que Inferno fuese estrenada en EEUU en VHS y no en cines. También determinó el siguiente proyecto de Argento, que con Tenebre volvió a lo suyo, los giallo, alejándose del fantástico que tan mal sabor de boca le había dejado con Inferno.