"Possessed" (1983) de David Lai Tai-Wai: los sinvergüenzas de Hong Kong

Lo del cine de explotación no es patrimonio italiano, también en otras latitudes dedicaron tiempo y recursos a producir títulos como esta Possessed, inspirada en la Poltergeist (1982) de Steven Spielberg Tobe Hooper. En 1988 en Hong Kong decidieron clasificar las películas por edades. Es el origen de la CAT III o categoría 3, que engloba las películas no recomendadas para menores de 18 años y con un contenido explícito de violencia y/o sexo. Esta etiqueta se ha aplicado de manera retroactiva a cintas como esta Possessed, estrenada cinco años de que se establecieran estas categorías. 


¿Qué es Possessed, más allá de la etiqueta CAT III? Pues es una película de terror de serie b que ¿bebe? demasiado de Poltergeist y que tiene unos efectos artesanales más que resultones. Dirigida por Tai-Wai, pasa por el tamiz la Poltergeist de Hooper, con un resultado en el que se mezclan terror, acción, comedia y drama. Además, el cementerio indio es sustituido por el pasado familiar y el karma: las acciones de sus antepasados tendrán consecuencias para los protagonistas.


En Possessed los protagonistas son una pareja de policías que después de una noche de juerga acaban siendo maldecidos y perseguidos por un espíritu del infierno. Hay ectoplasma, muebles que se agitan sin motivo y puertas de las que sale más luz que en la habitación de un gamer. También hay señora bajita, regordeta y con gafas que combate el ente sobrenatural. Pero como estamos en Hong Kong, la señora es una sacerdotisa/bruja taoísta que lleva a cabo rituales orientales y lleva espada. Sí, lleva espada. Son las partes melodramáticas y cómicas las que rompen un poco el ritmo de la cinta, que por otra parte, no llega a los 90 minutos y se pasa de espídica.


Venimos a exorcizar su casa

Más allá de las similitudes con Poltergeist, la película consigue reformularla y crear algo que si bien no es original (lo original tampoco es un valor en sí mismo) sí es lo suficientemente distinto. La idea de karma, de destino como lo concebían los griegos, es más que un mero macguffin y es relevante para la trama. En Poltergeist podría haber sido un cementerio indio o un campo de naranjos. El ritual, aunque visto en otras ficciones asiáticas (hola Exhuma), mola un montón. Desde luego, mejor que el rollo macabeo católico de los exorcismos. Possessed es Poltergeist a volumen 11: más sexo, más mala hostia y actores sobreactuados. ¿Síndrome de Estocolmo? Puede ser.





'La tarántula del vientre negro' (1971) de Paulo Cavara y 'Las lágrimas de Jennifer' (1972) de Giuliano Carnimeo: la zona de confort

Meterse en el mundo de los gialli es como descender por la madriguera del conejo de Alicia: es un túnel más profundo de lo esperado. La tarántula del vientre negro es una película dirigida por Paulo Cavara y protagonizada por Giancarlo Giannini. Cavara no ha sido un director muy prolífico ni tampoco se ha prodigado mucho en el género como otros de sus coetáneos. La tarántula del vientre negro es un giallo pero también tiene elementos de polizziotteschi, nada raro si tenemos en cuenta que los gialli beben, entre otras fuentes, del krimi alemán de los sesenta. Giannini es un comisario de policía que investiga unos brutales asesinatos de mujeres. Las víctimas son paralizadas con veneno de tarántula y destripadas vivas. El personaje de Giannini no es el clásico hombre rudo de los gialli, sino que es un hombre bastante inseguro y sensible que ama a su mujer. También, como las víctimas, a veces se siente impotente y paralizado para continuar con la investigación. Existe una crítica implícita al mundo de la moda y de la belleza cosmética, mundo en el que se desarrolla parte de la trama. La tarántula del vientre negro como buena producción italiana tiene su buena ración de primeros planos, planos subjetivos, reflejos en espejos y cristales, además de unos paneos bastante chulos. El ritual del asesino también es bastante ingenioso y macabro, ya que primero paraliza a sus víctimas y luego les abre el vientre. 


Las lágrimas de Jennifer está dirigida por Giuliano Carnimeo y protagonizada por Edwige Fenegn y George Hilton. Carnimeo, como Cavara, tampoco se prodigó demasiado en el género, aunque sí tiene buena colección de comedias eróticas y westerns. Westerns protagonizados, precisamente, por George Hilton, que aunque su Sartana no llegó al nivel del Django de Franco Nero, también es un personaje muy carismático. Y qué decir de la gran Edwige Fenegn, que para mí es la Barbara Steele de los setenta. Las lágrimas de Jennifer sí es un giallo prototípico: se abofetean mujeres y el asesino está cucú. Edwige Fenegn interpreta a una modelo, Jennifer, que se muda junto a su amiga Marilyn a un apartamento donde han asesinado a las ocupantes anteriores. El asesino persigue a Jennifer, a la que por supuesto nadie cree. Además está su exnovio, líder de una secta hippie loquísima de la que también ella formó parte. Aquí es curioso observar el toque de comedia dado a los policías investigadores, con el comisario más pendiente de su colección de sellos que de resolver el caso. Aunque en las escenas de los asesinatos no se sigue un ritual como en La tarántula del vientre negro, también tienen su buena dosis de barroco visual. La peli, como buen giallo, se pierde en giros absurdos hasta descubrir al asesino. Es precisamente el primer asesinato donde Carnimeo muestra su buen hacer, además de un par de planos bastante chulos con espejos como protagonistas.


La Edwige Fenegn preparándose pa' la party

Dentro de los gialli hay mucha purria, pero me sigue pareciendo un género fascinante donde la industria cinematográfica italiana consiguió crear ese sentido de la maravilla tan ausente en nuestros días. Y generalmente con cuatro duros. A mí dadme grano gordo setentero y llamadme tonto. Nolan, aprende.





CELSIUS 232: con capas y a lo loco edición 2025

 

Llevaba varios años queriendo asistir al Celsius 232 y al fin este 2025 lo he conseguido. Para el que no lo conozca, Celsius 232 es un festival literario de terror, fantasía y ciencia ficción que se celebra en Avilés desde hace más de una década. Al menos así es como se define. Un montón de actividades que incluyen charlas, presentaciones de libros... incluso música y cine, con esas pelis que proyectaban por la noche para el que las quisiera disfrutar. Todo en un ambiente más que agradable. Gente de todo tipo y condición hablando de sus movidas y haciendo sus cosas en un entorno de respeto. Porque si algo me ha sorprendido, a mí que no me gustan demasiado las multitudes, es eso: el respeto. A lo mejor si el festival se convierte en algo mastodóntico las dinámicas de grupos cambian y el respeto se pierde, pero la sensación es que el aficionado que acude al festival es alguien apasionado por los libros y la literatura y muy respetuoso con los demás. Así que muy contento.


Los quiero todos


La edición de este año parece que ha sido la de las colas, porque lo ha reventado. Lo de Brandon Sanderson ha sido como el circo, con su carpa y la gente expectante haciendo cola. Aunque sería reduccionista decir que el festival sólo ha sido un autor, sí tengo la sensación de que ha pillado un poco a la organización por sorpresa y ha puesto la ciudad patas arriba. Y no ha sido el único, pero sí lo más vistoso: un montón de cosplayers basados en el universo de Sanderson (que alguien me explique lo de las capas esas con flecos) lo atestiguan. Ha sido interesante contemplar el fenómeno fan desde la barrera. Me levantaba a desayunar en el hotel y la mesa de al lado estaba hablando de Sanderson. Para mí, que no he leído ningún libro suyo ni tengo intención, es curioso. Y las colas. Porque yo no soy fan de Sanderson, pero J sí lo es, y alguna cola hemos hecho.


Pero el fanatismo va por barrios. Yo a Mónica Ojeda le ponía una farmacia en Gran Vía. ¡Qué bien escribe esta mujer! Y aunque sólo compré dos libros, pues todavía tengo seis cajas en casa de mis padres buscando estanterías que los adopten, fue una pasada poder estar allí con los librer@s y l@s editores. Pasar por Satori, por La biblioteca de Carfax... Cómo me gustan sus catálogos. Y también poder estar allí con los autor@s. Y no sólo hablo de firmas y presentaciones, hablo de estar paseando por Avilés al lado de Kim Newman. La próxima vez intentaré vencer a la timidez y decirle que me gustan mucho sus libros; o hacerle un El resplandor y amarrarlo a una cama para que escriba lo que yo quiero. Lo que primero salga. Kim Newman, estás avisado.

Espero acudir el próximo año, organizando las cosas un poco mejor e intentando disfrutar un poco más del del buen ambiente que se respira en el festival. E interaccionar un poco más con la gente, que no te comen. Así que empieza la cuenta atrás para volver. Prometo llevar capa. 





'La casa sperduta nel parco' (1980) y 'Minaccia d'amore' (1988): el otro Ruggero Deodato

A Ruggero Deodato siempre le perseguirá Holocausto caníbal. Es como lo que pasa con Hideo Nakata y Ringu o Tobe Hopper y La matanza de Texas. A Deodato, que empezó su carrera cinematográfica en los años sesenta del pasado siglo, le tocará desarrollar el grueso de su obra  por la que es reconocido en los años ochenta del declive italiano. Todavía es posible rascar algo más que su Holocausto caníbal, obra que más allá de su valor intrínseco, es germinal de otros subgéneros tan importantes dentro del terror como el falso documental y el metraje encontrado, además de ese ultra gore que ha creado escuela en países que están un poco gagá, como Alemania (hola, gore alemán). Como buen director italiano de esa época, la obra de Deodato incluye una gran variedad de géneros, de la comedia al peplum pasando por la copia descarada del slasher norteamericano ochentero. Es un artesano más que un autor, dedicado al cine comercial de su época, aunque es posible observar cómo en su cine permea la realidad social que le tocó vivir, algo que se puede ver claramente en La casa sperduta nel parco y Minaccia d'amore



La casa sperduta nel parco (1980) se estrena el mismo año que Holocausto caníbal y quizás por eso ha acabado en la categoría de película de culto. Esto sería clave, primero porque toda la censura y ataques que recibió por Holocausto caníbal se volcarían en su obra posterior, y segundo porque le generaría una gran frustración al impedir que sus posteriores obras brillasen por sí mismas. Tanto si Holocausto caníbal es objeto de censura como si es elevada a categoría de culto, el resto de su obra vive a la sombra de este título. El cine de explotación italiano, a parte de tener poca vergüenza (Zombi 2 (1979), La casa 3 (1988), Alien 2: Sulla Terra (1982), El último tiburón (1981)...), también suele suponer un lenguaje nuevo que va más allá de la mera copia de bajo presupuesto, ofrece otras formas, otras aproximaciones. Eso contrasta con la homogeneidad de la ficción actual, al menos en producciones de grandes presupuestos. También es algo que afectó a ese cine italiano en los ochenta. Buen ejemplo de eso es Body Count (1986) del propio Deodato, que más que adaptar el slasher americano a su lenguaje, en una suerte de traducción, se dedica a copiarlo y reproducirlo. La casa sperduta nel parco pertenece a la primera categoría, la que adapta más que copia. Inspirada en La última casa a la izquierda (1972) de Wes Craven, con la que incluso comparte actor, le da otra vueltita a la idea. Sí, hay violación y venganza, también es una peli de home invasion, pero introduce otros elementos que no estaban en la original de Craven. Muestra una violencia sexual explícita pero también los distintos roles de clase y poder existentes. Existen otras capas más allá de la violencia explícita que convierten a La casa sperduta nel parco en algo más que una simple cinta de explotación. No se trata de buenos contra malos, sino de malos contra malos, donde la hipocresía y una moral ambigua desafían lo normativo. Puedes ser víctima y victimario, disfrutar de infligir dolor o de contemplarlo e incluso observar diferencias de clase en la manera de ejercer y aplicar castigos.


Minaccia d'amore (1988) es otra película de Deodato por la que se suele pasar de puntillas. Sin tantas capas como La casa sperduta nel parco, al menos no en apariencia, introduce algo no muy común en el cine de terror de la época: la tecnofobia. Y eso que el teléfono, como la botella de JB y hombres abofeteando mujeres, es uno de los tropos del cine italiano de los setenta y ochenta. La protagonista, después de una ruptura sentimental, es acosada por una entidad sobrenatural después de llamar a una línea de corazones solitarios. Esa entidad utiliza el teléfono para perseguirla. En la ficción literaria hay multitud de ejemplos sobre el uso de las nuevas tecnologías que iban surgiendo como nuevos elementos de terror. Minaccia d'amore puede ser vista como naif en nuestro tiempo, cuando todos portamos un ordenador portátil en nuestro bolsillo y estamos sometidos a un control inimaginable unas décadas atrás. Lo que podría ser un drama simple, donde una ruptura sentimental desencadena un duelo del que la protagonista no puede salir, se convierte en algo más al ligar ese duelo a una entidad sobrenatural atrapada por su propio duelo. Es como si el dolor creara una energía negativa que nos persiguiera, literalmente. Sólo el proceso de pasar ese duelo nos libera de nuestros fantasmas, reales y metafóricos.


Contratar línea fija para comprarse un teléfono molón


Mención aparte merece el diseño de interiores y decoración, algo casi siempre cuidado en las producciones italianas. La prota de Minaccia d'amore vive en un gigantesco apartamento decorado con sillas de diseño, pecera gigante, cadena de sonido y un teléfono de Giorgio Armani muy molón con lucecita verde. Cuando lo sustituye, lo hace por un teléfono transparente con luces. Ya lo de las luces LED y los gamers venía de antes, está claro. Todo vuelve, como decía Mark Fisher. Hasta el fascismo. También el postpunk de Shego. ¡Vivan las Shego!




Boom 2024: Gorka, j-horror y señoras latinoamericanas

Otra vuelta completa alrededor del sol donde lo más destacable en este puntito azul del universo han sido una nueva guerra y la vuelta del señor de pelo naranja a la Casa Blanca. La pendiente por la que nos deslizamos se va poniendo cada vez tan cuesta arriba que ríete tú de los señores de entreguerras preocupados por el auge del fascismo hace cien años. 2024 también ha sido un año pasado por agua. En Mánchester comenzó a llover en octubre de 2023 y no paró hasta noviembre. Y Mánchester no es Macondo en época de lluvias pero se le parece, sólo que en versión posindustrial deprimida. También he podido disfrutar de la lluvia en mis vacaciones en Normandía y en mis escapadas a España. Pero oye, que tampoco estamos tan mal. He leído mi buena ración de libros, he disfrutado de mis vacaciones pasadas por agua y me he mudado sin morir en el intento. Si todo sale bien, 2025 será el año de la mudanza de vuelta a España. Salamanca, Tudela, Zaragoza, Vitoria y Bilbao son las candidatas. A ver qué tirada de dados sale.


LIBROS

  • La novela que más me ha gustado: Pues al contrario que el año pasado, en 2024 sí ha habido varias candidatas a lo mejor del año. Los escorpiones, el tocho de Sara Barquinero y uno de los fenómenos literarios del año, me ha fascinado de principio a fin. Novela dura de leer por la crudeza de muchos de sus pasajes en los que se trata cuestiones como la depresión, la ansiedad y el suicidio, también tiene sus buenas dosis de creepypasta y conspiraciones. Pasarse la vida en modo adulto no es fácil.

  • Premios mejor novela casi pero no ex aequo: Novela B de la paraguaya Mónica Bustos. Vampiros, hombre lobo, ovnis, conspiraciones... Una novela que sale casi de la nada y que no es lo suficientemente conocida. La mala educación de Alana S. Portero, que no es del género, también me ha conmovido.

  • Menciones especiales: Este año ha habido buena mandanga. Fulgor (2022) de Alma Mancilla, Cometierra (2019) y Miseria (2023) de la recién cancelada por el gobierno de Milei Dolores Reyes, Sangre en el ojo (2012) de Lina Meruane, La dimensión desconocida (2016) de Nona Fernández, Mugre rosa (2020) de Fernanda Trías y El doctor Hoffman y las infernales máquinas del deseo (1972) de Angela Carter también las he disfrutado muchísimo. Las señoras latinoamericanas nunca decepcionan.

  • Relectura: Nada de Carmen Laforet. Desde que leí la reseña de Barrilete Cósmico la incluí en la pila de libros. Cómo cambia nuestra percepción de una obra con los años y las lecturas acumuladas.

  • Libro de relatos que más me ha gustado: La cosa ha estado reñida, pero mi favorito de este año es Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio (2020) de Andrea Chapiella. ¡Qué gozada de libro! 

  • Premio mejor libro de relatos casi ex aequo pero no: Monstruos bajo la lluvia (2022) de la costarricense Larissa Rú. Que en Latinoamérica se escribe la mejor literatura del momento no hay dios que lo rebata. 

  • Menciones especiales: Un lugar soleado para gente sombría (2024) de Mariana Enriquez, Tres truenos (2021) de Marina Closs y A Spaceship Built of Stone and Other Stories (1987) de la que nunca puede faltar, Lisa Tuttle.

  • Mejores antologías de relatos: Los tres números de Rocambolesca, la nueva revista de ciencia ficción mexicana editada y coordinada por Ari Pérez. Un buen nivel y un montón de autores y autoras que descubrir. 

  • Libro de no ficción: Nada destacable este año.


PELÍCULAS


  • J-horror: 2023 fue mi año italiano de los gialli y este 2024 ha sido el de ver pelis de terror japonesas por encima de mis posibilidades. Más en concreto películas de eso que se llamó j-horror en occidente y que no deja de ser una renovación del cine de terror japonés. Fue todo un fenómeno fuera de sus fronteras y una influencia para el terror occidental que todavía se mantiene. Como dice la chavalada, PEC. Me he visto la saga entera de Senritsu Kaiki File del puto loco de Shiraishi y he revisitado la saga Ju-On, además de empezar a apreciar los directos a vídeo de escasa calidad. ¿Será esto síndrome de Estocolmo?

  • Fulci y franceses: No he visto tantas pelis italianas como me gustaría, pero he tenido mi buena ración de Fulci al revisitar o ver por primera vez algunas de sus pelis de los ochenta y algún western de los sesenta. Para 2025 dejo el visionado de sus últimas pelis. También he tenido buena ración de pelis franchutes, casi todas actuales. Gueules Noires (2023), Le Mangeur d'âmes (2023), La Tour (2022), Falcon Lake (2022), Vermines (2023), Le Règne animal (2023), Acide (2023), Les chambres rouges (2023) y Mars Express (2023) han sido algunas de mis favoritas este año. Hay terror, thriller noire, ciencia ficción, fantasía y un mucho de no haber superado el trauma de los últimos años pospandemia.

  • Películas del culto: Siguiendo con los franceses, Mais ne nous delivrez pas du mal (1971) de Jöel Séria me ha flipado. El Jesús Franco bien. Otra francesa más es La traque (1975) una especie de cruce entre DeliveranceLos santos inocentes versión Francia setentera. La australiana Thirst (1979) vuelve a demostrar que por esas tierras no andan bien de la cabeza y que los vampiros son más que seres de luz como en Crepúsculo. The Killer (1989) es un thriller de acción de John Woo con el que abro la puerta al cine hongkonés. Memorias del ángel caído (1997) es una de esas escasas pelis de terror españolas ahora difícil de conseguir y convertida en culto.

  • Pelis de 2024: No soy de ver mucho cine actual más allá de cine de terror. Dune: Part Two (2024), Furiosa. A Mad Max Saga (2024), Trap (2024), I Saw The TV Glow (2024), The First Omen (2024) y Nosferatu (2024) son pelis de este año que más me han gustado. The First Omen es la responsable de que me haya visto toda la saga.


SERIES


Se vuelve a repetir la historia: apenas veo series de televisión. Casi siempre, de ver algo, es en un vuelo.

  • Mi favorita del año: Para no variar, no es ninguna novedad. Mi favorita ha sido la cuarta y última temporada de Evil. La serie se despide con una temporada un poco flojilla y con un cierre para los personajes, que si bien no deja nada abierto, sí que da mucha pena. Evil es la heredera de Expediente X, con más fallos que aciertos pero con muchos momentos que son de no creértelos.

  • Otras: Black Summer, una de zombis con grandes espacios vacios y una narrativa fraccionada que al principio mola y luego cansa. La cuarta de From, que adolece de todos los males de Perdidos pero que también engancha lo suyo. La segunda temporada de El silo (2023), que comenzó este mes y de la que sólo he visto los primeros dos capítulos. La primera temporada de Tales from the Crypt.



TEBEOS

Tampoco 2024 ha sido el año de los tebeos. Y tampoco cambio de autor favorito. He tirado de números únicos, no de grandes series, y he picoteado un poco de aquí y de allá.

  • Mi tebeo favorito del año: Otro año más James Tynion IV vuelve a aparecer como autor de mi tebeo favorito. Este año le toca a Worldtr33, otra de sus nuevas series. Tynion tiene un buen olfato y sabe sintonizar muy bien con los terrores modernos. Worldtr33 es una revisitación actualizada de la Kairo (2001) del Kurosawa bueno pasada por el tamiz de Tynion. Esperando con ganas al tercer tomo recopilatorio.

  • Menciones especiales: The Deviant, una de asesinos en serie de Tynion que sirve para abrir boca ante la esperada Spectregraph que se publica en 2025. Al ritmo que leo tebeos, podría vivir únicamente con la mandanga que escribe Tynion. The Season Have Teeth (2023) de Dan Watters. Un viaje muy guapo donde el prota, fotógrafo, y la fotografía, tienen un papel importante en la narración. Double Walker (2021) de Michael W. Conrad. Folk Horror en las Tierras Altas escocesas. 


VIDEOJUEGOS

                                                                                                                                                                      

Terminé 2023 con el propósito de no volver a comprar un ordenador portátil, sobre todo después de hacerme con la SteamDeck para jugar. ¿Qué he hecho en 2024? Comprarme un nuevo ordenador portátil. Quién quiere coherencia cuando puedes tener un dinosaurio. Aunque lo he usado más para editar foto que para jugar, con la llegada del otoño le he metido caña con unos cuantos videojuegos.

  • Mi favorito del año: Igual la palabra favorito le viene grande, porque no ha habido ningún videojuego que haya jugado en este 2024 que me haya volado la cabeza. Pero The Quarry está curioso. Los de Supermassive Games entregan una aventura interactiva bastante disfrutable. Quieren ser un slasher de los ochenta aunque son más noventeros que otra cosa. Cuenta con un reparto de actores y actrices que además de poner voz también ponen las caras, lo que eleva al juego por encima de otras producciones de la compañía. Aunque les sigue pasando como en los de Dark Pictures, que en lugar de pulir cada entrega, daban algunos pasos atrás: el The Devil in Me fue un juego que me cabreó hasta el punto de desinstalarlo. 

  • Menciones especiales: Los Batman de Telltale, especialmente el primero. Como los de Suppermassive Games, los juegos de Telltale son sota, caballo y rey, pero aquí sí que los tienen bien puliditos. Tampoco hay mucha diferencia de uno a otro, lo cual también los hace más aburridos. Tengo The Expanse pendiente de jugar. Con el Hogwarts Legacy todavía estoy metido y auguro un par de meses hasta pasármelo, pero me está gustando mucho. Y el Citadelum, rollo Caesar III, Zeus y Pharaoh, también me ha enganchado lo suyo este 2024.


MÚSICA


  • Mi disco favorito del año: Hasiera Bat (2024) de Gorka Urbizu. Sin avisar y casi de la nada, Gorka publicó su primer disco en solitario después de la disolución de los Berri. Un álbum que invita a la reflexión y a una vuelta a la lentitud fuera de los ritmos acelerados de vida actuales. Cortito, de una media hora de duración, cuenta con una producción orgánica casi rozando el minimalismo. Ni falta ni sobra nada.

  • Mis otros favoritos de este año: Orube (2024) de Izaki Gardenak, Entre todas lo arreglamos (2024) nuevo EP de Repion, Giza zarata (2024) de Anari y el Caldo espírito (2023) de Xoel López.

  • Menciones especiales: Atera (2019) de Zea Mays, Pasadena (2021) de Pasadena, Europa (2023) de Ultraligera, Lautada (2022) de M I C E, Infrasoinuak (2017) de Berri Txarrat, Punisher (2020) de Phoebe Bridgers, Wild God (2024) Nick Cave & The Bad Seeds y el puto Luis Brea.



2024 tampoco ha sido el año del apocalipsis zombi. Uno de mis compañeros polacos de trabajo, muy amigo del misterio como Íker, pronostica una invasión extraterrestre para 2025. Sí, está un poco cucú. Yo sólo digo que ojalá, para que trabaje otro. En 2024 le he pillado el gusto a eso de la fotografía. También ha sido el año en el que las entradas en el blog se han reducido aún más. Otro año más siendo gentrificado y teniendo que mudarme. También ha sido el año de varios viajes y reencuentros. 2025 también pinta ajetreado. Ojalá sea el de mi vuelta a España. En cualquier caso, que sigamos emocionándonos con las cosas que nos gustan y con la compañía de los que queremos y nos quieren. Que las tiradas de dados nos sean propicias en este año 2025.