'La perversa señora Wardh' (1971) y 'Vicios prohibidos' (1972) de Sergio Martino: fascinación por la belleza
El gialli antes del gialli. Aunque ya existían películas con esas características desde los años sesenta, Mario Bava tiene unos cuantos ejemplos de ello, no es hasta El pájaro de las plumas de cristal (1970) de Dario Argento que se desata la locura y se institucionaliza un nuevo género popular. La cantidad de gialli producidos durante esos primeros setenta es apabullante: más de cien entre 1970 y 1974.
La perversa señora Wardh (1971) de Sergio Martino forma parte de este boom además de ser la primera película dentro de este género del director. A ésta le seguirían La cola del escorpión (1971), Todos los colores de la oscuridad (1972), Vicios prohibidos (1972) y Torso: violencia carnal (1973). Siempre contó con Ernesto Gastaldi para los guiones. Perdido entre el cine de explotación italiano, todavía tuvo tiempo para rodar la magnífica Muerte sospechosa de una menor (1975) y la menor El asesino del cementerio etrusco (1982).
En La perversa señora Wardh tenemos una trama de misterio que gira en torno al personaje interpretado por Edwige Fenech, musa de Martino y dama del gialli por excelencia. Martino presenta falsos culpables, muertos que estaban de parranda, asesino de guantes negros y pistas falsas en un giallo bastante formulaico, con homenaje a la Psicosis de Hitchcock entre otros. El pasado sadomasoquista del personaje de Fenech une La perversa señora Warh con el neogótico italiano de los sesenta. Hay unos pocos asesinatos y menos gore para lo que es habitual en el género. El estilo de Martino es menos barroco pero con un sentido de la estética, narrativa, lingüística y visual mucho mayor. La escena de Fenech con su antiguo amante bajo la lluvia a cámara lenta es de una belleza avasalladora. El sentido de la maravilla, del que alguna vez he hablado en el blog, está presente en toda la película. Contribuye, y no poco, la banda sonora de Nora Orlandi.
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Síndrome de Sthendal dándome muy fuerte |
Vicios prohibidos (1972), cuyo título en italiano es muchísimo mejor (Tu vicio es una habitación cerrada y sólo yo tengo la llave), sería otro de los acercamientos de Martino al gialli. Gastaldi en su guion hilvana una historia que une todavía más claramente el gótico y el gialli. Está muy presente la influencia de Poe en la película, especialmente esa ironía de muchos de sus finales. También se trata de una película alejada de lo urbano, ambientada en una vieja villa aislada en el medio rural. La ciudad siempre es el afuera.
Oliveiro (Pistilli) es un escritor borracho y maltratador que vive con Floriana (Strindberg), a la que se unirá la sobrina de este, Irina (Fenech). Una serie de asesinatos de mujeres con las que Oliveiro mantiene relaciones lo ponen en el punto de mira de la policía como principal sospechoso. Mientras, mantiene una relación incestuosa con su sobrina Irina y trata de volver loca a su mujer. Los crímenes en serie y la relación entre estos tres personajes engarza de una manera perfecta. Martino explota esa ambientación y trama gótica para potenciar aún más su capacidad de crear atmósferas. La oscuridad impenetrable de la noche aísla la villa en la que viven los protagonistas de Vicios prohibidos. Unos protagonistas que espían, como nosotros, detrás de las puertas.
Sergio Martino no se dedica a ir de una escena de asesinato a otra en sus películas como si fueran sketches (hola Argento) y sus composiciones de plano tienen una belleza especial, además de una potencia narrativa que suele estar ausente en el gialli. Sus planos son complejísimos y llenos de información, con la cara de un personaje desenfocada en primer plano mientras que muestra al otro personaje, más alejado, en el reflejo de un espejo. Martino es sin duda uno de los directores más talentosos de su generación. Entre las decenas y decenas de títulos para elegir, Martino siempre es un acierto.
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