'Horrorstör' de Grady Hendrix: terror asalariado
Horrorstör es una novela de terror escrita por Grady Hendrix. Hendrix es junto a Paul Tremblay y Stephen Graham Jones uno de los escritores de género de terror más reconocido y exitoso en términos de ventas. Si las pasadas décadas conocieron el auge de la fantasía, especialmente el de la fantasía épica, en el terror, Stephen King sigue siendo el rey omnipresente. Se escriben cosas muy interesantes, pero a nivel de ventas no hay un fenómeno comparable al que describe Gradix en su Paperbacks from Hell.
Gradix, que conoce muy bien el género y tiene recursos de sobra como escritor, presenta en Horrorstör su visión posmoderna de una novela sobre casas encantadas. Con un lenguaje muy sencillo compuesto de oraciones simples y mucho diálogo, Gradix lleva la infestación clásica de un edificio, el hogar, al centro de trabajo. Los personajes, todos de clase trabajadora y empleados de una conocida franquicia de muebles con reminiscencias a IKEA, se unirán para desentrañar el misterio de los desperfectos que sufre su centro de trabajo cada noche.
La novela, que no es sólo una novela de terror, explora la cultura corporativa de las grandes empresas y las condiciones de trabajo de sus empleados. Cada uno de los personajes de Horrorstör ha acabado trabajando en esta empresa por unos motivos distintos. Se agradece de Hendrix la mirada compasiva y comprensiva hacia sus personajes, y que en una novela ligera como es Horrorstör se preocupe de buscar ciertos matices: el más firme defensor de la cultura corporativa no es un cuadro intermedio mediocre de la empresa, o no sólo, sino que es un hombre joven que ha escapado de la pobreza y de la violencia y que se tiene que hacer cargo de su hermana menor. El edificio de la empresa está levantado sobre una antigua cárcel del siglo XIX, y al igual que el alcaide de esa cárcel que buscaba disciplinar a los presos, la empresa y su régimen de trabajo controlan hasta el mínimo detalle para disciplinar a sus trabajadores. Sobre esto hay un ensayo de Benjamin Coriat, El taller y el cronómetro.
Horrorstör puede no gustar a todo el mundo, sobre todo si esperas una novela de terror más clásica. Sí, hay fantasmas y el edificio está infestado, pero quizás lo que más miedo da es trabajar en una empresa como ORSK; o trabajar a secas. De lo que no hay duda es de que Horrorstör se lee fácil, del tirón si no te das cuenta. Yo por si acaso siempre pido por catálogo, no vaya a ser que vayas a la tienda y no puedas salir.
Hendrix, G. (2014). Horrorstör. Quirk Books.
6 de febrero de 2023, 10:34
Como sufridora de las mesas fronsklins y demás mobiliario baratrönsk, lo de un ikea embrujado me llamó al momento xD. El desarrollo es muy bueno y la conversión de el entorno en un espacio de pesadillas me recordó mucho a las cintas de terror de los ochenta .
Pero después esta que Hendrix siempre cuenta algo más: el exorcismo de mi mejor amiga es una historia de amistad y una crítica al entorno nostálgico ochentero, y horrorstor, una visión muy comprensiva de un grupo tan atrapado en la cultura corporativa como esos reclusos espectrales.
A Hendrix no me parece que le vaya hacer secuelas, pero después de la frase final de horrorstor (no mires lo que hay en las cunas! ), me gustaría que volviera a ese solar comercial maldito.
6 de febrero de 2023, 11:11
Mudanza mediante, he caído en el mundo IKEA. Eso sí, si tengo que apostar por un espacio encantado, creo que la casa victoriana de más de doscientos años donde voy a vivir tiene más papeletas que la tienda de IKEA. Ahí los estadounidenses tienen ventaja, que al no poder tirar de castillos medievales siempre le dan una vueltita a esto de las casas encantadas xD.
'Horrorstör' me ha gustado un montón. En dos tardes la finiquité. Me anoto 'El exorcismo de mi mejor amiga'. No tiene pinta de que haya secuela, pero estoy contigo en que me gustaría que volviese a ese centro comercial maldito. Lo que no entiendo es cómo en Hollywood no adaptan esta novela.
Aunque lejanamente, me recordó a 'Reaper', una serie de televisión que mezclaba satanismo con empleados del equivalente al Leroy Merlin de EEUU.