Kandisha es una película de terror francesa escrita y dirigida por Alexandre Bustillo y Julien Maury. Debutaron en 2007 con À l'interieur, dentro de lo que se ha denominado extremismo francés, y han trabajado también para Hollywood. Su última película, de 2021, fue La casa de las profundidades, una interesante vuelta de tuerca al subgénero de las casas encantadas. Kandisha es su penúltima película, estrenada en 2020.

Kandisha es la historia de tres amigas, una de las cuales, después de un encontronazo con su exnovio, que intenta violarla y la maltrata, acabará invocando a un demonio como venganza. El problema es que esta entidad demoníaca no se contentará con acabar con el exnovio maltratador, también atacará a otros hombres de su entorno. Así comienza la aventura de este grupo de amigas en su lucha por romper el conjuro y acabar con este demonio que amenaza a sus familiares y amigos masculinos.

En Kandisha hay un subtexto, muy bien llevado, que no interrumpe la trama, pero que está ahí: la cuestión de clase, raza y género en la Francia actual. Kandisha es el espíritu de una mujer marroquí del siglo XVI que ve cómo las tropas portuguesas asesinan a su marido y la acaban torturando y matando a ella, uniendo su alma a un demonio para volver en busca de venganza. Cada vez que alquien la invoca, se acabará cobrando la vida de seis hombres. La manera de invocarla es dibujando un pentáculo invertido y pronunciando su nombre cinco veces. A la peculiaridad de este demonio, se une la de sus protagonistas: jóvenes de clase trabajadora que viven en los suburbios de la ciudad. Se dedican a escuchar música, fumar porros y hacer grafitis. Una es blanca, otra negra y otra árabe, de distintas religiones, pero comparten la misma problemática: son mujeres pobres. Y son amigas. Juntas hacen grafitis en un viejo bloque de viviendas que va a ser demolido. Dedican su tiempo a la creación de un mural que va a ser destruido.


Bustillo y Maury le dan una vuelta al rape and revenge: no llega a existir violación, aunque sí maltrato, no es la víctima la que directamente lleva a cabo su venganza y no todas las víctimas son culpables. Tampoco las protagonistas juegan un rol pasivo de víctimas, sino que buscan soluciones. Descartan la policía, y cuando acuden al imán de la mezquita, este no quiere saber nada del tema. Son ellas mismas, sin redes estatales o privadas que las apoyen, las que tienen que solucionar el problema. Su entorno más cercano, precisamente el que está amenazado por este demonio, tampoco las toma en serio. Otra cosa que hacen muy bien Bustillo y Maury es dotar a esta entidad de un crecimiento gradual. Al principio se manifiesta como una mujer menuda cubierta de pies a cabeza. De hecho la primera muerta no está causada directamente por Kandisha, sino que es la víctima la que huyendo de ella es atropellada por un coche. Pero con cada víctima Kandisha irá descubriéndose, creciendo y ganando presencia, al igual que cada asesinato será cada vez más sangriento y espectacular. Es increíble cómo la película empieza con un tono y acaba, gradualmente, con otro.

Kandisha es más que una película sobre una leyenda urbana de origen marroquí. Sin tirar de lugares comunes y victimización, es una película de terror muy entretenida con un subtexto social y feminista que no interfiere en la trama. Me recuerda a Verónica y sobre todo a La abuela de Paco Plaza. A Verónica le une cierta temática, la de una de las protagonistas protegiendo a su hermano menor de un demonio que ha convocado de manera accidental. Una está ambientada en el pasado y la otra en el presente, pero la Vallecas de los noventa se parece a los suburbios franceses de la actualidad. Y en cuanto a realización tiene muchos puntos en común con La abuela, precisamente por ese gusto por lo italiano que tienen estos directores. En la última de Paco Plaza es muy evidente el gusto por el Argento de los setenta, pero en Kandisha también hay algo de eso en algunos planos. Y las muertes, como en Argento, son memorables. Kandisha es más que otra copia de James Wan. Yo me lo he pasado muy bien viendo la película, y de paso el trío de protagonistas escuchando rap, me ha recordado que tengo bastante olvidada a Keny Arkana. Je veux rentrer chez moi / Je viens des étoiles