Butterfly Kisses es una película escrita y dirigida por Erik Kristopher Myers. De las tres películas que tiene en su filmografía, cifra que no va a aumentar debido a su fallecimiento, es la más conocida. Y versa sobre una de sus obsesiones, el creepy pasta y las leyendas urbanas. En este caso al menos, es un acercamiento curioso, a nivel narrativo, a este fenómeno.

En Butterfly Kisses está presente la historia de un creepy pasta, Peeping Tom. Una entidad que vive en los resquicios, que a veces podemos capturar por el rabillo del ojo, pero que es invisible. La única manera de materializarlo es mediante un ritual. Comenzar a mirar a medianoche desde la entrada de un túnel, sin pestañear, hasta la salida de este. Si consigues no pestañear durante una hora, Peeping Tom aparecerá al final del túnel. A partir de ese momento, como otras entidades del creepy pasta, Peeping Tom nos perseguirá. Cada vez que pestañeamos, Peeping Tom aprovechará para acercarse a nosotros, y llegará un momento en el que lo tengamos tan encima que nos podrá dar un beso de mariposa, algo así como acariciar con sus pestañas nuestras pestañas. Una especia de beso de esquimal, sólo que en vez de usar la nariz, usa las pestañas del ojo. Obviamente, es sólo una expresión. Aquí no hay beso de ningún tipo. Peeping Tom te destroza en cuanto se acerca tanto a ti.

Butterfly Kisses es la historia de cómo unos estudiantes de cine en 2004 tratan de convocar a esta entidad, Peeping Tom, para su proyecto de documental, dejando tras de sí una caza de zapatos con unas cuarenta horas de grabación. Los estudiantes lograron materializar a Peeping Tom utilizando un ojo que nunca parpadea: el de una cámara. Casi quince años después, un matrimonio de jubilados se mudará a una casa donde encontrarán, detrás de la caldera, la caja con las cintas. Como su yerno, Gavin, se dedica a grabar vídeos de bodas y tiene un pasado de aficionado al cine, deciden enseñarle la caja con las cintas para que se entretenga. Y aquí es cuando Gavin cada vez se obsesiona más y más con las cintas y Peeping Tom, decidiendo acabar el proyecto de estos estudiantes y contratando a un equipo para que grabe un documental sobre cómo está acabando este proyecto. 

Butterfly Kisses pertenece al género de falso documental y metraje encontrado. Pero en este caso hay un girito: la reflexión sobre el propio género y la verdad como constructo. En la película, en una de las falsas entrevistas, uno de los personajes llega a decir algo así como que este subgénero es aprovechado por cineastas con pocos medios que no saben o no pueden sacar adelante un proyecto mejor. También se dice sobre las cuarenta horas de documental grabadas en las cintas, que se ha usado el blanco y negro para que no se noten tanto los efectos especiales tan pobres y los pocos medios. La reflexión sobre el género llega a tal nivel que el propio Eduardo Sánchez, uno de los directores de El proyecto de la bruja de Blair, llega a intervenir en una falsa entrevista con Gavin. Y de fondo, siempre se están cuestionando los temas de la verdad y la objetividad. Gavin contrata a un equipo para que graben un documental sobre él terminando el proyecto de Peeping Tom, un documental que muestre que todo es verdad y Peeping Tom existe. Y a su vez, este equipo está más preocupado en mostrar cómo a Gavin se le va la cabeza con el tema, forzando situaciones que lo desquicien. Cada uno tiene su propia agenda y objetivo, y construyen su verdad en base a ello. Por eso el subtítulo de la película, "la cámara no miente", es una ironía. Qué dejas fuera, qué dejas dentro, cómo jerarquizas lo que tienes, es un proceso que no tiene nada de objetivo y mediante el cual construimos nuestras verdades.

Butterfly Kisses es una película de terror sobre un creepy pasta bastante entretenida, y con unos toques de humor considerable. Que el protagonista sea un cineasta fracasado que se dedica a grabar vídeos de bodas tiene su aquel. El cameo de Eduardo Sánchez está muy bien. Por no mencionar las veces que se cuestiona al propio Peeping Tom como una chorrada monumental sin importancia. O los propios expertos que aparecen en el documental, que o bien son actores o gente a la que pagas para que digan lo que tú quieres. Después de los cientos de películas de metraje encontrado rodadas tras El proyecto de la bruja de Blair, Butterfly Kisses es una de las más originales y entretenidas.