La centinela es una película de terror estrenada en 1977 y dirigida por el británico Michael Winner. Conocido sobre todo por sus películas con los actores Oliver Reed y Charles Bronson, aquí se ocupa de dirigir y coescribir el guion de esta adaptación de la novela del mismo nombre junto a su autor, Jeffrey Konvitz. La centinela tiene uno de esos repartos llamativos. Protagonizada por Cristina Raines y Chris Sarandon, en la película desfilan rostros muy conocidos interpretando pequeños papeles como Ava Gardner, Burgess Meredith, John Carradine, Eli Wallach o los jovencísimos Christopher Walken y Jeff Goldblum. Incluso aparece por ahí un jovencísimo Tom Berenguer en uno de sus primeros papeles.

La centinela es la historia de Alison, una joven modelo con un pasado problemático que alquila un viejo apartamento para poner algo de espacio en su relación con su novio Michael. Esta relación, lo iremos descubriendo a lo largo de la película, se inició cuando Michael todavía estaba casado. No pueden vivir abiertamente su relación hasta que la mujer de Michael, aparentemente, se suicida, recayendo las sospechas de un posible asesinato sobre Michael. La propia Alison tiene varios intentos de suicidio a su espalda, como cuando siendo adolescente descubrió a su padre con dos mujeres. Es también por eso, que Alison quiere su propio espacio, no quiere acabar con su madre, teniendo que convivir con alguien que desprecia porque no tiene medios económicos para permitirse otra cosa. Alison acaba alquilando un viejo apartamento, propiedad de la Iglesia, con unos extraños vecinos: una pareja de lesbianas muy rara, un señor mayor con un periquito en el hombro y un gato... Y no sólo son unos vecinos raros, también suceden una serie de hechos inexplicables, y Alison comienza a tener sueños extraños, a desmayarse y a sentir una especie de presencia a su alrededor. Esto culminará cuando asesine a su padre, muerto tres semanas antes de cáncer. 

David Lynch, chúpate esa


La centinela está influenciada por el terror setentero de la época, el temor a las sectas satánicas y al demonio que tan bien se refleja en películas como El Exorcista o La profecía, que se inicia a finales de la época anterior con La semilla del diablo. Son los tres grandes títulos del género, y que tienen en común tratar la figura infantil como algo problemático y negativo. En la centinela no hay nada de eso, pero sí crucifijos, iglesias y demonios. Y escenas bastante rarunas y a veces incluso confusas, más propias del Polanski de la época. El flashback en el que Alison recuerda cómo descubrió de adolescente a su padre con otras dos mujeres en la cama, comiendo y follando, es bastante confusa. Al volver a casa por el funeral de su padre se ve a sí misma llegando de la escuela y acudiendo al cuarto de sus padres para descubrir a este en una orgía. O cuando llega de la compra y se pasa a conocer a las vecinas del primero, que mientras se está tomando el café que le ofrecen, una de ellas se empieza a masturbar delante de Alison. O el cumpleaños del gato. O el gato zampándose al canario.

Tus vecinos los raritos


El único vecino al que no llega a conocer Alison es al sacerdote del quinto, un señor ciego que siempre está sentado mirando por la ventana. Y que tiene mucha importancia en la trama. Michael, el novio de Alison, descubrirá lo que oculta la Iglesia cuando Alison empiece a ver todos lo libros de la biblioteca en latín con las mismas palabras escritas una y otra vez. No nos podemos olvidar de que es la Iglesia la propietaria de ese bloque de edificios. ¿Qué hace el padre Halliran, ciego como está, mirando todo el día por la ventana? ¿Quién es realmente? ¿Qué le pasa a Alison? ¿Qué oculta la Iglesia? Para hallar las respuestas, hay que ver la película. Lucio Fulci y su guionista Dardano Sacchetti lo hicieron y saquearon algunas de sus ideas. Y Joss Whedon.