La guarida del gusano blanco, estrenada en 1988, es una película escrita y dirigida por el británico Ken Russell. También es probablemente una de sus mejores películas, si no la mejor. También fue un fracaso en taquilla. Adapta la novela de título homónimo de Bram Stoker, que está ambientada en el agro inglés, concretamente en el Peak District. Con esos mimbres parece otra de las películas de Roger Corman, adaptando a Lovecraft o Poe en los cincuenta y sesenta. Protagonizada por Hugh Grant y Peter Capaldi, estos dos no tienen nada que ver con Peter Cushing y Christopher Lee, una de las duplas preferidas y pareja protagonista habitual en muchas películas de Corman. Pero es que la película tampoco guarda semejanza con ninguno de sus clásicos.


En La guarida del gusano blanco Ken Russell da rienda suelta a los elementos que caracterizan a su cine: un humor británico muy bestia y nada sutil, surrealismo y mucho erotismo. Además, a mi modo de ver, es en esta película donde esos elementos están combinados en su justa medida, convirtiendo a La guarida del gusano blanco en una película muy gamberra pero también tremendamente divertida. Quizás una de las más divertidas de la década. Porque el problema con Russell y su cine es que muchas veces no sabe cuando parar. Aquí todo encaja a la perfección.

Definición gráfica de folk horror


En poco más de hora y media de película a Russell le da tiempo de hablar de sacrificios de vírgenes, romanos, cultos paganos, un dios serpiente y vampiros-serpiente que lo mismo te enseñan las tetas que te convierten en uno de ellos. Porque hay tetas y felpudos, que son los ochenta. Pero si algo tiene esta película en abundancia son símbolos fálicos. Basada en una novela bastante mediocre de Stoker, Russell le da una vuelta y convierte el argumento en una historia interesante. En un pequeño pueblo inglés, el arqueólogo Angus Flint haya un cráneo misterioso en las ruinas de un antiguo convento cristiano del tiempo de los romanos. Estas ruinas a su vez se erigen sobre un viejo templo pagano que profesaba su fe a un dios serpiente. Flint se hospeda en un Bed & Breakfast regido por dos hermanas, que sobrellevan el duelo de sus padres desaparecidos en misteriosas circunstancias. Una de ellas, Eve, es la amiga especial de Lord James D'Ampton, el personaje interpretado por Hugh Grant, cuyo linaje es responsable de acabar con la maldición del dios serpiente que pesaba sobre esa tierra. Un argumento que daría, como decía antes, para película de la Hammer, en manos de Russell se convierte en otra cosa.
Russell y la sutilidad

Porque La guarida del gusano blanco, lejos de la aventura de terror clásica, opta por la comedia surreal con un humor bastante cafre. Algunas de sus escenas oníricas, eliminando las partes eróticas, recuerdan a lo que después sería Twin Peaks. Hay muchos puntos que unen estas dos ficciones, pero las separa el hecho de que Russell nunca se toma muy en serio a sí mismo. Quizás de ahí el fracaso en taquilla, porque ese no tomarse muy en serio, si no algo único en la época, sí tiene dosis de autoconsciencia que no se harían populares en la ficción hasta unos años más tarde.

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Uno de los puntos fuertes de La guarida del gusano blanco son sus dos protagonistas, Peter Capaldi y Hugh Grant. Capaldi haciendo de Capaldi, esto es, de escocés un poco tontorrón pero de noble corazón, como ya le vimos hacer en Local Hero. Y Hugh Grant. ¿Qué decir de él? Alejado de la imagen de galán romántico que sería tan popular en los noventa, Grant interpreta el papel de un antihéroe muy ochentero y se complementa muy bien con el personaje de Capaldi. Tampoco puede faltar la mención a Amanda Donohoe, que interpreta a Lady Sylvia, y que además de enseñar las tetas casi en cada escena, da vida a la villana de esta película, una criatura seductora pero con un gran sentido del humor, porque las mejores líneas de diálogo son suyas.

El arma final

A medio camino entre una película de art house y una película de terror de serie B, La guarida del gusano blanco se aleja de las producciones típicas de terror de la época y del slashers dominante. Además hace gala de un humor británico muy suyo, y tiene ideas locas como encantar serpiertes tocando la gaita. También es buen ejemplo de folk horror, con un rito pagano enfrentado al mundo cristiano. Los efectos especiales digitales, como sucedía con los videojuegos en 3D de los noventa, no han envejecido nada bien. Pero quitando ese detalle y teniendo en cuenta que no es una película apta para todos los públicos, si logras entrar en ella y no tomártela muy en serio es muy divertida. ¿La mejor comedia romántica de Hugh Grant?