Dan Simmons es uno de los escritores vivos más importantes, sobresaliendo más allá de los géneros con un estilo único que es muy del gusto de los prescriptores literarios. Porque lo que se les niega a unos, el estatus literario, se le concede a Simmons. Los dos primeros libros de la cuatrilogía Los cantos de Hyperion, Hyperion y La caída de Hyperion, a parte de dos buenos mamotretos, son dos de las mejores novelas del siglo pasado. Ciencia ficción muy bien escrita que rinde tributo a Chaucer y a Keats. Y lo de Keats es fácil, porque fue un gran poeta, pero lo de Chaucer sí que tiene mérito. Aunque Dan Simmons a veces no esté muy atinado, como es el caso de esta novela, El hombre vacío, hay una cosa que no se puede negar: escribe muy bien. Las mejores historias no tienen por qué estar bien escritas, igual que las historias bien escritas no tienen por qué ser las mejores. En el caso de Simmons, se disfruta del viaje, aunque este no sea del todo satisfactorio.

El hombre vacío es la historia de Jeremy, un telépata que ha perdido a su mujer Gail, también telépata, por culpa de un cáncer, y de su viaje a ninguna parte después de este acontecimiento. Viaje que empieza incendiando la casa en la que vivían juntos. El hombre vacío está inspirado en el poema de T. S. Elliot El hombre vano. De hecho la estructura narrativa del libro intercala los capítulos con la historia de Jeremy en el presente con otros titulados Ojos, que cuentan con un distinto narrados, y que se adentran en su pasado. La novela narra el vacío que deja la muerte de un ser amado, pero también, pese a lo perfecta y complementaria que esa relación pudiera parecer, habla de los roces y desavenencias, algunos muy profundos. Es un relato realista de una relación amorosa que se aleja de los clichés e ideales románticos para escarbar en las partes más oscuras de esa relación. La sorpresa, si es que se la puede llamar así, está al descubrir cómo convergen estas dos líneas narrativas.

También, como sucede en otras de sus obras, El hombre vacío tiene un poso de amargura y desesperanza. Con una sólida base científica, que confieso que a mí a veces se me escapa cuando habla de mecánica cuántica, en El Hombre vacío nuestros anhelos y esperanzas sólo pueden encontrarse más allá del mundo físico. Tal vez la felicidad se halle en un universo paralelo. Porque en este libro hay muchas matemáticas, pero también metafísica: el sentido último de la vida, la muerte, el amor, el duelo... Las partes más ásperas de la novela son las científicas. Dan Simmons utiliza el recurso de un personaje, en este caso Jeremy, matemático, explicándole sus teorías a otro personaje, su mujer Gail. Pero sigue siendo difícil seguir el hilo narrativo si, como yo, no tienes formación científica. No es algo farragoso, pero puede suponer un escollo para algunos lectores.

Existen otras novelas de ciencia ficción sobre telepatía, como la que cita Simmons en su libro, El hombre demolido de Alfred Bester. U otra que traje hace no mucho por el blog, Muero por dentro, de Robert Silverberg. De las clásicas está la saga Fundación, de Asimov, donde la telepatía juega un papel fundamental. También a Philip K. Dick le dio por el tema en muchos de sus relatos y novelas. Aunque en su parte final esta telepatía tiene más peso, la novela de Simmons trasciende la ciencia ficción. Pasa en todas sus obras y es por ello que decía que merece la pena el viaje, aunque no sea del todo satisfactorio. Además, como todo lo escrito por el autor, es una historia dura, que se adentra en los segmentos más oscuros del ser humano. Así que si piensas en una lectura ligera y entretenida, Dan Simmons te da lo segundo pero no lo primero.

Ya son unos cuantos libros leídos de Dan Simmons, y este seguro que no va a ser el último. Tengo pendientes el Prayers to Broken Stones, un libro de cuentos que recomendaba Mariana Enríquez en una de sus entrevistas, y la novela Los vampiros de la mente. El hombre vacío fue publicada por primera vez en 1992, aunque hubo que esperar a 2007 para leerla en castellano. Esta versión en nuestro idioma ha sido publicada por Ediciones B en su colección Nova dedicada a la ciencia ficción. El hombre vacío bien podría describirse con este verso que canta Anari: ezpain lehorrez musukatzen mundua.