Como ha sucedido en otros campos, especialmente el de la literatura, el cine también ha experimentado el auge de películas de zombis/infectados. En líneas generales, muy poco originales la mayoría. The Crazies, estrenada en 2010, era otra más, que además cargaba con el sambenito de ser un remake de Romero. Además, está dirigida por Breck Eisner, director de Sáhara y otras películas olvidables. Y apesar de que todo apuntaba a un fracaso absoluto, The Crazies es más que una película correcta sobre zombis/infectados.

La película narra la caída en el caos de un pueblecito del Medio Oeste americano cuando sus vecinos son contaminados por un virus y convertidos en zombis. Añade el componente, muy de los noventa, de la conspiración gubernamental. El gobierno quiere probar un arma bacteriológica pero el avión donde la trasporta sufre un accidente y acaba estrellado en un río junto a un pequeño pueblo. Como dice uno de los personajes, "era el pueblo equivocado pero da igual". El primer tercio de la película desarrolla esta idea, el comienzo de la plaga y el descubrimiento de la conspiración gubernamental. Timothy Oliphant (Justified, Deadwood) y Radha Mitchell (Silent Hill, Surrogates) son los protagonistas; él el sheriff del pueblo, ella la médica. Tratarán durante toda la película de escapar de las manos de los soldados enviados para exterminar al pueblo y de sobrevivir sin contagiarse a la plaga zombi.

La película sacrifica el contenido más político de la original de Romero en aras de un mayor dinamismo. Y no resulta mal. El caso de The Crazies resulta ser el mismo que el de El amanecer delos muertos. Una actualización más estética que otra cosa a una nueva época, desechando las partes más políticas o de contenido social.
The Crazies es una película que sorprende, entre otras cosas, por mantener un buen ritmo durante toda la película. No es fácil, y uno de los mejores ejemplos es la serie de televisión The Walking Dead, a la que le suele encontrar el equilibrio entre lo contemplativo y la acción. En The Crazies no hay tregua, que diría Barricada, lo que unido a su corta duración, no más de hora y media, hace que la película se pase en un suspiro.