'Surrogates': la tecnofobia al poder
Surrogates o Los sustitutos, como fue llamada en España, es una película de acción y ciencia ficción dirigida por Jonathan Mostow y protagonizada por Bruce Willis. La película, estrenada en 2009, está basada en el cómic The Surrogates.
Ambientada en un futuro cercano, la humanidad está recluida en sus casas y sólo interactúa con el medio a través de robots. Además, estos robots son imágenes idealizadas de sí mismos. Todos son altos, guapos, musculosos... En este mundo que nos propone Surrogates la gente real no sale de casa, ni siquiera interactuán entre ellos de manera real, sólo con sus avatares. Mostrarse como uno es, es motivo de vergüenza.
Bruce Willis protagoniza a un policía que investigará una serie de crímenes relacionados con los robots y la tecnología que los hace funcionar. Si la utilización de un robot como avatar permitía a su dueño evitar potenciales peligros, los nuevos crímenes contra robots no sólo destruyen a éste sino que también acaban con su usuario, licuando su cerebro. También se nota la influencia de Philip K. Dick en cuestiones como la identidad, el quién es quién. Si un robot lo puede manejar cualquiera, ¿cómo sabes con quién estás hablando?
Aunque revestida de modernidad, Surrogates lanza un mensaje tecnofóbico y conservador. La rebelión de las máquinas como trasunto de la otra revolución es un lugar común muy manido. Surrogates, lejos de explorar la premisa de la que parte decide condenarla desde el principio, convirtiendo a la película en una serie de escenas de acción intercaladas en una trama policial que nunca llega a ser muy interesante. Todo para saber lo que ya nos dejaban claro al principio: las máquinas nos hacen menos humanos.
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