El GRAN Hari Seldon

Entre los primeros relatos que luego conformarían la novela de 'Fundación' y su precuela median casi cincuenta años. Y se nota. Isaac Asimov, que empezó escribiendo ciencia ficción, dedicó gran parte de su producción literaria a escribir obras de divulgación científica e histórica. Es en los últimos años de su vida, que abarcan todos los 80, cuando vuelve a escribir de manera asidua obras de ciencia ficción. Muchas de estas obras son un intento de conectar toda su obra en un todo. Así, a la trilogía original de 'La Fundación' se le unen dos libros como secuela, 'Los límites de la Fundación (1982) y 'Fundación y Tierra (1983), y otros dos libros como precuela, de los que voy a tratar a continuación, que son 'Preludio a la Fundación' (1988) y 'Hacia la Fundación' (1993). La sensación, después de haber leído estos dos últimos, es agridulce.

Estos libros tratan de Hari Seldon y del desarrollo de la Psicohistoria. Igual que haría en la secuela, Asimov introduce elementos que no estaban presentes en su obra de los cuarenta y cincuenta, como los robots y la informática, cosa que no me molesta. Mis 'peros' van más por otras cosas. Asimov siempre se ha caracterizado por un estilo sencillo de frases cortas y mucho diálogo, haciendo que la trama avance de una manera ágil. Y en 'Preludio a la Fundación' y 'Hacia la Fundación' no se echa en falta. Es el mismo estilo. Pero. No sé si fue cosa del contrato con la editorial, pero a estos libros les sobran páginas. Muchas. Les sobran páginas para lo que cuentan. Si en la trilogía original siempre pasaban muchas cosas, en estos todo lo contrario. Los personajes dan vueltas y vueltas hasta que Asimov decide que ya tiene las suficientes palabras para cumplir con su contrato editorial y resuelve la trama. Que un libro de Asimov, con su estilo, que como digo es fácil de leer y ameno, se te haga pesado, es mala señal.

Otro tema es el tratamiento dado a Hari Seldon. Si el personaje que aparecía en 'Fundación' era el de un científico ya en los últimos años de su vida, seguro de sí mismo, previsor, estratega, con carisma... un líder que guía a la humanidad a una nueva época con su Psicohistoria, en estas precuelas Asimov nos muestra un Seldon bastante más mundano. De andar por casa, vamos. Y eso como que no. La sensación, como decía al principio, es agridulce. Agridulce porque la oportunidad de, humanizando al personaje, haberle dado algo más de épica, se desaprovecha. Que Asimov siempre ha pecado del deux ex machina ya lo sabemos, pero creo que aquí, en estas dos novelas, abusa.

Todo sucede porque sí, la trama da rodeos y más rodeos, personajes anodinos... Innecesarios sería la palabra para calificar a estos libros. Asimov tiene otras novelas que, si a lo mejor no son de lo mejor de su producción, sí son disfrutables. Creo no equivocarme cuando digo que estas novelas sólo las disfrutarán los más incondicionales de su obra, y a lo mejor ni eso. Lo dicho, que para este viaje no hacían falta alforjas. Mal, Isaac, Mal.