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¿Por qué ver Friday Night Lights casi cinco años después de la emisión de su último capítulo? Friday Night Lights (a partir de ahora FNL) trata, al menos al principio, sobre el equipo de fútbol americano del instituto de Dillon, una pequeña ciudad texana. Pero es mucho más que una serie sobre deporte estudiantil. Es una serie sobre una comunidad, Dillon, y sobre cómo el deporte, en este caso el fútbol americano, articula esa comunidad. Y es una serie sobre el matrimonio Tayler, sus dramas familiares, sus alegrías... Todo pivota sobre estos dos ejes: Dillon y los Tayler.

La serie comienza con los Taylor, con Eric como nuevo entrenador de los Dillon Panthers, su mujer Tami buscando y encontrando trabajo como orientadora en el instituto (¿alguien dijo crisis?) y su hija adolescente Julie. Y la serie también acaba con los Taylor, completando así el círculo que empezó cinco temporadas atrás e iniciando otro nuevo que ya sólo podremos imaginar. Historia cíclica que se cierra con un nuevo comienzo.

Entre un principio y otro, la historia de los Tayler y de Dillon: los silencios cómplices de Eric y Tami, la perseverancia de Matt Saracen, el afán de superación de Tyra, la recuperación de Jason Street, los discursos del coach y otras tantas y tantas historias de los habitantes de Dillon, todas girando en torno al equipo de fútbol del instituto. Como en 'It's a Wonderful Life', la comunidad se preocupa y cuida a sus miembros.

El fútbol americano como metáfora de la vida, como retrato social de una comunidad y como eje vertebrador de todas las emociones. Tensión y lucha por marcar el último touchdown, la pelea no se acaba hasta que no se pagan las luces. Clear Eyes, Full Hearts, Can't Lose. ¿Todavía os preguntáis por qué me gusta este deporte?