J-Horror: VOLUMEN IV

Kidan Piece of Darkness (2016) es una película antológica basada en unos libros sobre historias de fantasmas. Por ahí están Koji Shiraishi y Mari Asato. Las distintas historias que componen la película son independientes unas de otras y siguen diferentes planteamientos narrativos: a veces existe un planteamiento previo, otras no, lo mismo sucede con nudo y desenlace. Al ser breves, de no más de diez minutos, algunos segmentos se quedan cortos y otros demasiado largos. Lo único irritante, sobre todo al principio, es la voz en off que introduce cada historia con el "recibí una carta donde contaban esta historia". En los primeros segmentos la voz está muy presente sobreexplicando la trama de manera innecesaria. 

Como suele ser habitual en este tipo de películas, hay segmentos mejores y peores. Casi todos son de temática sobrenatural y recogen alguna leyenda urbana japonesa y/o universal. Está el hombre sombra, la chica de la curva... O unos niños jugando en un cementerio.

La voz en off y la más que correcta producción, más de lo que suele ser habitual en este tipo de productos, le dan una unidad a la película.


Rin of Curse (2011) es una película dirigida por la japonesa Mari Asato. La historia gira sobre una colegiala que usa la escritura como manera de matar a sus compañeros de clase. Un poco como en Death Note, esta habilidad se basa en maldecir las palabras que escribe. Es tan potente que cualquiera que lea o vea su escrito, muere. En principio se nos presenta como una víctima de bullying, pero pronto descubriremos que las cosas no son lo que parece. Será una compañera suya, Yuka, la que descubra lo que hay detrás de tantas muertes.

La película, además de Death Note, también está influida por Ringu y esa idea de maldición que se expande como un virus. Algo también presente en It Follows (2014), la peli de Robert Mitchell. A veces la mejor manera de evitar la maldición es pasársela a otra persona.

Otra parte interesante de la película es la narración dentro de otra narración, con escena poscréditos incluida. Juega la carta meta de "esto es una ficción pero no". Además, como Kidan Piece of Darkness, la película luce bastante bien.


Kakari aka Possesed (2022) es una película dirigida por HiRoKi. No he encontrado casi nada de información sobre este director/a.

Juega la carta de Ring of Curse de narración dentro de otra narración, pero rizando un poco más el rizo. El prota es una especie de médium con poderes para ver el mundo sobrenatural que va a grabar un programa de lo oculto a un balneario abandonado. Mientras el reportero/presentador le va haciendo preguntas, se intercalan imágenes del canal de Youtube del prota. Por último, cuando le preguntan cómo consiguió sus poderes, empieza una película diferente que narra cuando era adolescente e hizo una excursión a una isla. No tiene nada que ver con lo habíamos visto hasta entonces, con esa cámara en mano simulando un documental. Y esta parte es donde empieza la mandanga de verdad. Por último, después de conocer esa historia de origen, se resuelve el asunto de la visita al balneario abandonado. 

Kakari es una película no muy conocida pero a la que se puede acceder gratis en Youtube con subtítulos en inglés. Y dura poco más de setenta minutos.









J-Horror: VOLUMEN III

Tales of Terror: Haunted Apartment (2005) es una película dirigida por Akio Yoshida. Además, no es de las que hay que perdonarle muchas cosas, ya que es una producción más que correcta a nivel formal.

Aimi es una joven adolescente que se muda con su padre a un nuevo apartamento. Su madre murió en un accidente de coche hace dos años y desde entonces todo ha ido a peor para ella: han perdido la casa y su padre se ha convertido en alcohólico. El nuevo edificio al que se mudan ha conocido mejores épocas y sus vecinos parecen ser gente extraña. Pronto descubren las reglas (como en Ringu) que les tocará seguir si quieren sobrevivir. Porque sí, el edificio está maldito (hola Ju on). Ai, una joven adolescente como Aimi, murió hace años. Era tal sus sentimiento hacia ese edificio que se quedó a vivir allí e invitó a otros espíritus. Sólo te deja mudarte del edificio cuando otros inquilinos se mudan. Y tienes toque de queda: a las 12 en casa o Ai te mata. Claro, esto conlleva una serie de problemas prácticos que aborda la película: no puedes ir a la universidad a otra ciudad, ni salir tarde del trabajo, ni aceptar una promoción que conlleve traslado a otra ciudad, ni ponerte malo y acudir al hospital. Pero el punto fuerte es la parte dramática (Dark Water), que va ganando terreno conforme avanza la trama. Tales of Terror: Haunted Apartment es una pequeña joyita con un par de giritos muy bien llevados.


Vanished: Age 7 (2011), también conocida como Vanished Girl in the Woods es una película dirigida por Ryuta Miyake. Miyake es responsable de una de las mejores películas de la saga Ju-on, Ju-on: White Ghost.

El segundo título por el que es conocida la película, la de Chica desaparecida en el bosque, es el que más se ajusta a lo que de verdad sucede. Y es mejor no leer ninguna sinopsis, porque la película juega a despistar y lo que se puede leer en la red sobre la película sólo ayuda a confundirnos más. Vanished: Age 7 es bastante tramposilla, con escenas que son un sueño o una alucinación de alguno de los personajes y con un desorden cronológico de la trama que nunca acaba de quedar del todo claro para el espectador.

La película narra la desaparición de una niña de 7 años en un bosque a la vez que se producen otras desapariciones de adolescentes en el mismo bosque. Todas sin aparente conexión entre sí, o eso es lo que parece.

Vanished: Age 7 no es una película a la que haya que perdonar muchas cosas, como sucede con otras (muchas) en el J-Horror, aunque los trucos para generar y mantener el desconcierto pueden irritar un poco.


Premonition (2004) es una película dirigida por Norio Tsuruta, con amplia experiencia en esto del terror. Suyas son Ringu 0 (2000), Dark Tales of Japon (2004) y Tales of Horror from Tokio (2003), por citar alguna de las "conocidas".

Como en Al final de la escalera (1980), el protagonista pierde a su hija cuando aparca el coche un momento para hacer una llamada telefónica desde una cabina. Mientras está haciendo esa llamada, aparece la hoja de un periódico anunciando la muerte de su hija. Algo que sucede unos minutos después. Luego no hay ni rastro de ese pliegue. Años después, es un profesor nada respetado en un instituto de secundaria, mientras que su ya exmujer se dedica a experimentos paranormales, entre los que están la precognición. Así es como vuelven a entrar en contacto para investigar eso que en la película llaman Horrible News.

La película tiene ecos de El efecto mariposa (2004), aquella película sobre viajes al pasado para cambiar cosas que siempre tenía consecuencias en el nuevo presente. Aunque estas similitudes acaban enseguida, ya que el planteamiento está hecho desde el sobrenatural japonés y no sobre la ciencia ficción. Porque también tiene pizcas de Destino final (2000), esa muerte cabrona que siempre tiene un plan.

¿Qué no haría un padre por salvar a su hija? ¿Y las consecuencias? Pues eso, película predecible de las ve venir de lejos pero que tiene polaroids que capturan la muerte, cintas de vídeo extrañas y periódicos del futuro. A mí me vale.


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J-Horror: VOLUMEN II

La tienda maldita (2004) o Cursed es una película dirigida por Yoshihiro Hoshino. Como muchas de las películas de J-Horror, esta es una de las directas a vídeo. Vamos, que no hay que esperar muchas cosas a nivel formal. La banda sonora, cuando hace acto de presencia, es como de peli de sobremesa de Antena 3. Pero pianillos aparte, la cinta tiene otros valores.

La película sigue la vida de Sao, una joven que trabaja como dependienta en una tienda 24h. Lo que sucede es que la tienda, como no esconde el título en castellano, está maldita. Además los dueños, el matrimonio Kimura, están como maracas. Todo cliente que tiene la desgracia de hacer una parada se lleva una maldición para casa. Está la mujer perseguida por un tipo con una maza y la cara vendada, la Sadako que sale de una nevera que es como la Tardis por dentro, el que va a los baños públicos y acaba con la cabeza rota... Y siempre, siempre, está el detalle de la caja registradora: siempre hace como un ruidito y marca cantidades como 666, 699, 999 o 44.444 (número de la mala suerte japonés). Y con la maldición para casa que te vas. 

No es un peliculón ni mucho menos, hay que perdonarle cositas, pero tiene algo que fascina y engancha. Es un poco como la Phantasm de Coscarelli, que debería no gustarte pero que cuando compras te da una alegría. El Aldi de mi barrio en Mánchester es tan sórdido como esta konbini, pero eso ya es otra historia.


Gate to Another World: Street View (2011) está dirigida por Soichiro Koga, un director con larga trayectoria en los directos a vídeo. Dicho lo cual y al igual que La tienda maldita, no hay que pedirle peras al olmo. Especialmente irritantes son los pianillos de la banda sonora.

La película narra una historia con tistes de creepypasta. Shimizu es una joven universitaria que vive con su madre, su abuelo y su hermana pequeña. Un día ésta desaparece y la única pista es una imagen del Street View abierta en su ordenador. Es la foto de una casa con una misteriosa figura en la puerta. Una figura que parece estar viva porque se mueve. Con ayuda de una amiga y de Wanabe, el joven friqui experto en lo oculto. Lo que Shimizu descubre es que hay otra realidad alternativa y el Street View a veces muestra una ventana a ese mundo. Pero claro, eso funciona en las dos direcciones: puedes asomarte a esa realidad pero también puedes ser vista. Lo cual, obviamente, nunca es buena cosa. La película tiene una cocción lenta que no se hace pesada, sobre todo por lo poco más de hora y diez de duración. El final es desolador. 


Occult Bolshevism (2018) es una película de Hiroshi Takahashi. Tiene otra peli, The Sylvian Experiments (2011), que también mola mucho. De las tres películas de las que hablo en esta entrada Occult Bolshevism es la mejor. Otra película pequeñita pero muy aparente. En poco más de setenta minutos Takahashi resuelve muy bien la papeleta.

Un grupo de personajes se reúnen para contar sus experiencias paranormales. El objetivo, se nos dice, es demostrar la existencia del más allá. El para qué, se nos revelará al final. Por si no queda claro con el título, la historia se sitúa en un Japón alternativo conquistado por la URSS. Es gracioso cuando para animarse, los personajes se ponen a cantar juntos el himno de la URSS. La casi única localización de la película, exhibe los retratos de Stalin y Mao. Nunca se explica cuál ha sido el giro histórico que ha convertido a Japón en un protectorado soviético, y casi que mejor, porque así va directa al grano.

Si ya es curioso ver a japoneses soviéticos, el rollo de científicos experimentando con lo oculto le añade un extra al misterio de la película. Además, Takahashi es todo un teórico (y profesor) de cine, se puede encontrar mucho subtexto en Occult Bolshevism. O se puede disfrutar como peli de terror.

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J-Horror: VOLUMEN I

¿Qué es el J-Horror?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es el J-Horror? ¿Y tú me lo preguntas?
J-Horror... eres tú


El J-Horror o nuevo cine de terror japonés ha evidenciado ser una etiqueta en la que cabe de todo. Incluso se ha aplicado el término a películas de otras nacionalidades. Shutter (2004) es una película tailandesa, pero también aparece en muchas listas de J-Horror. Sólo la pujante industria cinematográfica coreana parece reclamar para sí su propio cajón de sastre.

Habría que delimitar el término para no llevarse a equívocos y separar el grano de la paja. Ha existido cine de temática fantástica y de terror en Japón desde 1945. Uno de los subgéneros más cultivados en esas primeras décadas después de la II Guerra Mundial fue el kaiju, películas con un monstruo como amenaza principal. La más famosa y que ha traspasado fronteras es Godzilla (1954) y sus incontables iteraciones. El otro subgénero popular en esas décadas es el kaidan, películas de fantasmas tradicionales ambientadas en el pasado. De las famosas tenemos Onibaba (1964) y El más allá (1965). Luego existen cosas raras como Housu (1977) o mezclas de distintos géneros como Naked Blood (1995), pero que si bien tienen elementos de terror, no son J-Horror. Así pues, ¿qué es el J-Horror?

Lo primero que tenemos que saber sobre el J-Horror es que es una etiqueta occidental que se usa para referirse a las películas de terror japonesas y que comienza a usarse tras el éxito internacional de Ringu (1998). Alguna de las características de esta nueva corriente cinematográfica es que están ambientados en la actualidad, generalmente mostrando algún tipo de conflicto o drama, en el que suelen aparecer retratadas familias desestructuradas y/o temas como la soledad, el aislamiento y la incomunicación (hola Kairo). Por tanto, un kaidan ambientado en el periodo Edo no es J-Horror. La otra característica, cuasi definitoria del género, es el aspecto sobrenatural, sustentado en la cultura tradicional y folclore nipones. Audition (1999), la película de Miike que adapta la novela del Murakami bueno, no es J-Horror


Con estas breves pinceladas sobre lo que considero J-Horror y sin afán ninguno por pontificar, paso a hablar de algunas películas que me han gustado y que considero que merecen la pena.


Hikiko's Tragedy (2013), como es conocida en su edición en inglés, es una película dirigida por Hisatake Kikkawa. Amumo 98 es la productora detrás de la película. Especializada en la producción de películas de muy bajo presupuesto, casi cine de guerrillas, en esta película hay valores de producción que sin ser una locura, se elevan un poco sobre la media. No hay que olvidar que Omumo 98 es café para los más cafeteros.

Hikiko's Tragedy está rodada como un falso documental y sigue los pasos de un equipo de investigaciones paranormales. Hay un doble girito metanarrativo: el metraje que vemos no es sólo el de este falso programa, si no el de otro cámara, el becario, que graba al equipo para las tomas extras de una supuesta edición en DVD. Es así como descubrimos la fabricación del mito de Hikiko, el espíritu que se venga de los que han abusado de ella en el instituto despellejándolos vivos. No tienen escrúpulo ninguno, ante la falta de evidencias, en inventarse la historia de Hikiko. Es muy interesante el ejercicio sobre cómo la película conecta redes sociales, la retransmisión en streaming del programa, con la creación de una nueva leyenda urbana. Cuando empiezan a aparecer cadáveres de hombres despellejados, el director del programa intenta desvincularse de lo que han creado, pero ya es tarde. La película se vuelve un poco loca al final, con mucho personaje corriendo como pollo sin cabeza, pero no desmerece el viaje. Lo que podía ser una película llena de clichés, que los hay, con la idol presentadora haciendo cosas de idol presentadora, se convierte en una propuesta muy interesante y algo distinta a lo que estamos habituados.


Ura Horror (2008) es una película antológica dirigida por Yohei Fukuda y Koji Shiraishi, ambos directores de guerrilla. El más conocido es Shiraishi, que demuestra una vez más que lo del metraje encontrado es lo que mejor se le da, repitiendo lugares comunes de su cinematografía como esa especie de hilos negros que salen por la boca de uno de los personajes y que representan un espíritu maligno. Ura Horror está en la línea de las más que recomendables Noroi (2005), Occult (2009), A Record of Sweet Murder (2014) y su larguísima saga Senritsu Kaiki File Kowasugi! (2012-2023).

Ura Horror es una peli de segmentos que siguen una misma estructura narrativa: un señor o señora con la cara pixelada y la voz distorsionada presentan una cinta de un programa de televisión que no llegó a ser emitido o que se perdió porque tuvo lugar un suceso sobrenatural. Está la idol que presenta un programa de lo oculto que se va a buscar un santuario maldito al bosque, el doblador de cucharas en una escuela al que el truco le sale demasiado bien, el señor que imprime pensamientos en fotografías instantáneas, la médium que realiza un exorcismo a una niña... Todo segmentos breves, a veces incluso muy breves, con sus zooms a la nada, las repeticiones de escenas a cámara lenta y los cartelitos avisándonos de que lo que vamos a ver a continuación podría dañar nuestra salud física y mental. Koji jefazo.


The Vanished (2006) es una película dirigida por Makoto Tanaka. Con aires de thriller, poco a poco se va adentrando en lo sobrenatural. El prota es un reportero de una revista sensacionalista que investiga la aparición del cadáver de un niño ahogado. Mientras está en la sala de autopsias recabando información del médico, el niño se despierta y desaparece. La pista sobre este niño le lleva a una aldea casi abandonada del Japón profundo y a desentrañar el suceso que la traumatizó muchos años atrás, cuando treinta niños desaparecieron en el bosque sin dejar rastro. O al menos eso parece, porque algunos de esos niños vuelven a casa y piden a sus padres que les dejen entrar en casa. ¿Qué son y qué quieren? ¿Por qué no envejecen? El tema de los niños cambiados por las hadas nos suena en Occidente, pero en The Vanished le dan su toquecito nipón. Más allá del tema, la trama se toma su tiempo para avanzar y crear una atmósfera, que con la fotografía de tonos otoñales, impregna la película de un aire nostálgico y melancólico: la historia de la tragedia que golpea a un pequeño pueblo y a sus habitantes. De las tres películas de las que he hablado, esta es la que exige un poquito más del espectador, pero si entras en la propuesta el viaje merece la pena.


El J-Horror es un mundo donde abunda la purria y donde es difícil encontrar películas que merezcan la pena más allá de los títulos archiconocidos. Hay vida después de Ringu (1998), Dark Water (2002) y Ju-on: The Curse (2000). Sirva esta entrada para desbrozar un poco ese bosque.





 






Señoras latinoamericanas I: Mónica Bustos y 'Novela B'

Mónica Bustos (1984) es una escritora paraguaya que ha cultivado los géneros del terror y la fantasía. Novela B, publicada en 2013 y reeditada hace unos años, se adelantó unos años al boom iniciado con Las cosas que perdimos en el fuego (2016) de Mariana Enriquez. Eso y estar lejos de los centros editoriales latinoamericanos, sobre todo Argentina y México, ha causado que no sea un nombre tan conocido. Escribir desde la periferia no es fácil. Ahora es más sencillo sortear ese obstáculo y acceder a autoras y obras que de otra manera sería imposible. Aún así, su novela Chico Bizarro y las moscas (2010) ya fue publicada por Alfaguara en su momento. Lo que desató Mariana Enriquez, entre otras, fue la traducción a otros idiomas, sobre todo el inglés, trasladando este fenómeno editorial al centro anglófono del mundo.


Novela B, como su propio nombre indica, es un homenaje al cine de serie B. Si escribir desde Paraguay siendo mujer ya es estar fuera del canon, hacerlo desde un género como el terror es doblemente meritorio. Como pasa con el cine de terror y de serie B, en literatura forma parte de los márgenes y siempre es visto con desdén desde las élites que establecen el canon. Como decía un profesor mío de Lingüística, son señores con batín que huelen a Brummel, fuman puros y beben coñac. Algo que afortunadamente está cambiando, entre otras cosas, gracias a autoras como Bustos.

En Novela B hay una secta vampírica, OVNIS, conspiraciones y chupacabras. Con una narración fragmentaria, Bustos empieza a tejer su novela con capítulos dedicados a distintos personajes y hechos que luego va conectando poco a poco. Como en una tela de araña, la narración de Bustos te va atrapando y la historia comienza a cobrar sentido al conectar todos los puntos. Porque al principio estamos completamente perdidos como en una película de Fulci donde parece que nada tiene sentido. Y tampoco tiene que tenerlo, como en tantas películas de serie B. Lo importante, como ya nos enseñaron los griegos y nos recordaba Kavafis, es el viaje. Y el viaje que nos propone Mónica Bustos en su Novela B merece mucho la pena.


Otro rasgo a destacar de la novela es su carácter latinoamericano. Sus personajes están repartidos por todo el continente conformando una geografía pulp pocas veces vista antes en la literatura latinoamericana. Una novela coral llena de amor por los freaks, que son los monstruos que creamos y que verdaderamente pueblan la novela. Es nuestra mirada normativa, la que establece lo que es normal y lo que no, la que sitúa en el afuera a todo lo que se sale de esa norma. Y lo mismo que en la literatura y en el cine, el afuera es lo que no merece respeto, es donde nacen los monstruos. Algo que ya nos enseñó Elizabeth Engstrom en Cuando la oscuridad nos ama y El elixir negro.


Reeditada por Obscura Editorial, Novela B merece estar en ese nuevo canon que se está escribiendo desde Latinoamérica en estos años. Y por lo que a mí respecta, ojalá alguien la lleve al cine pronto, porque hay un potencial ahí sin explorar. Sólo falta que la traduzcan al inglés para que Stephen King le dé sus bendiciones. Hay mil razones para leer autoras latinoamericanas, Mónica Bustos es una más.

Bustos, M. (2020). Novela B. Obscura Editorial.



"Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio" de Andrea Chapela: Lisa Tuttle conoce Black Mirror

Andrea Chapela (1990) es una escritora mexicana que ha cultivado distintos géneros, tales como el ensayo, la poesía, la novela o el relato. Primero Química de formación, también estudió un máster en escritura creativa en español en la Universidad de Iowa. Actualmente cursa una maestría en Estudios de Japón. Empezó escribiendo fanfics de Harry Potter en internet, a la que siguió una tetralogía de fantasía que comenzó con 15 años. Ha ganado diferentes premios literarios y ha sido firma en distintas revistas y periódicos.  Con su Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio también ha traspasado fronteras lingüísticas al ser traducida, como otras escritoras de su generación, a otros idiomas. También, y pese a haber comenzado a escribir desde muy temprana edad,  Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio (2021) junto a Grados de  miopía (2019) la ha situado en el  mapa de este boom literario de escritoras latinoamericanas que parece no tener fin. Y que esperemos que así sea, porque si algo no cambia de unas escritoras a otras  es la calidad de sus obras.


 

Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio es un  libro de relatos de ciencia ficción. Una ciencia ficción que tiene en la  mayoría de relatos su centro en una Ciudad México futurista y en el que protagonistas femeninas se  enfrentan a los efectos de un aparato y/o nueva tecnología en sus relaciones afectivas. Tiene un algo de Black Mirror pero sin la tecnofobia latente en esa serie. Una de las tesis de Chapela es que la tecnología es neutra, lo que no es neutro es el uso que hacemos de ella. También es central la crítica que realiza al capitalismo y a su idea de progreso como religión: no todo avance tecnológico nos hace  más  libres si el sistema en el que vivimos es el que es. Igual que no habrá más igualdad entre hombres y  mujeres si no cambiamos la  estructura material que permite la reproducción del machismo.


Andrea Chapela empuja un poquito ciertas tecnologías ya existentes, ciertos elementos de nuestro presente, para conseguir ese extrañamiento en sus relatos. En uno de sus relatos las redes sociales no comparten vídeos y fotos, sino momentos y sentimientos. Literal. Puedes experimentar la vida de otras personas. Por mucho que la tecnología avance no soluciona todos nuestros problemas y además crea otros nuevos. Chapela centra su crítica en cómo estos avances afectan a las relaciones de las  protagonistas: el novio que quiere compartir  hasta los pensamientos de su pareja, un amor más allá  de la  muerte, la  soledad y  la incomunicación de los viajes espaciales, la relación entre ama y criada...


Se ha hablado de Ray Bradbury para definir el estilo de Chapela en este libro y no podría estar más en desacuerdo. Algo hay de Ursula K. Leguin, algo de su  humanismo con una mirada de científico. Y hay un mucho de Lisa Tuttle. Una Tuttle que empezó su carrera escribiendo  ciencia ficción y en la que siempre hay  un elemento de terror que hace que nuestro vello se erice. En Chapela hay ese extrañamiento de la realidad propio de un género como la ciencia ficción, pero sus relatos también contienen píldoras de terror, un terror cotidiano como el de Tuttle. O ya puestos, la desolación de los clones en Nunca me abandones de Ishiguro.


No sé por dónde saldrá Andrea Chapela y cómo decidirá continuar su obra. A lo mejor después de finalizar sus Estudios de Japón le da por escribir una novela sobre la yakuza; o de Doraimon. Por mí que haga  lo que quiera, que yo la leeré. Como a Fernanda Trías, Liliana Colanzi, Mónica Bustos o Mariana Ojeda.

Chapela, Andrea (2021). Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio. Almadía.




'Cometierra' y 'Miseria': el conurbano fantástico de Dolores Reyes

Si la publicación en los últimos años de obras de escritoras victorianas olvidadas ha sido un fenómeno que parecía no tener fin, lo mismo parece suceder con el fenómeno editorial desatado por por las escritoras latinoamericanas. Se recuperan escritoras del pasado, pero sobre todo tiene que ver con las escritoras contemporáneas. Tampoco es un fenómeno que se circunscriba a un solo país: sí, hay mucha mexicana y argentina, pero es que se publican con éxito obras en cualquier país. 


Dolores Reyes forma parte de las SLQMM (Señoras Latinoamericanas Que Molan Mucho). Escritora argentina nacida en 1978 en Buenos Aires, Cometierra y Miseria son sus dos primeras novelas. La primera, publicada en 2019, fue un éxito editorial, traducida a varios idiomas. Le siguió su  continuación en 2023, Miseria. Dolores Reyes es una escritora y maestra de escuela formada en Letras Clásicas que ejerce desde hace años en el Conurbano, el espacio protagonista desde donde narra sus ficciones.


Cometierra es la primera novela de Dolores Reyes, publicada en 2019.  Un éxito fulminante de Reyes que ha sido declarado por el New York Times como libro del año y recomendado por Oprah Winfrey en su programa. Obra nacida en un taller de literatura coordinado por la escritora Selva Almada, tiene como protagonista a Cometierra, una niña/adolescente marginada y marginal que vive  en el conurbano bonaerense. Cuando su madre muere, en el funeral, come tierra del cementerio,  lo que pone de manifiesto su don: tiene la visión de su madre asesinada a manos de su padre. Lo mismo sucederá cuando su maestra, la seño Ana, desaparezca. Comerá tierra y verá lo que le ha sucedido y dónde se encuentra su cuerpo. Dolores Reyes trata el tema de los feminicidios, que en muchos países latinoamericanos van acompañados de la desaparición de los cuerpos de las víctimas. No sólo son asesinadas, sino que son desaparecidas. A las puertas de su casa, empiezan a aparecer botellas llenas de tierra con una ficha de contacto. Cada botella pertenece a una mujer desaparecida. Aunque Cometierra se niega en un principio, se acaba convirtiendo en la única persona en esclarecer esas desapariciones gracias a su don. Un don que también la convertirá en objetivo de los violentos, que la obligará a huir del barrio junto a su hermano Walter y su novia  Miseria.


Miseria es la continuación de Cometierra. La novela está narrada a dos voces. Miseria es la cuñada de Cometierra, una joven de 16 años embarazada, precarizada y marginal, pero tremendamente vitalista. Un poco como el reverso de Cometierra, del que se nos revela su nombre, Aylén. Aylén es una joven  de 19 años taciturna y encerrada en sí misma debido a su don y a las visiones que este le acarrea. Si en la anterior novela Reyes trataba los feminicidios y el abandono de las víctimas por parte del Estado, en Miseria también añade otros temas,  como la violencia obstétrica. Miseria deberá dar a luz en su casa con la ayuda de Tina, su compañera de trabajo,  partera como todas las mujeres de su familia antes que ella. Como Cometierra, que pone su don al servicio de la comunidad, Tina es depositaria de un saber ancestral puesto al servicio de las mujeres. 

Miseria utilizará el don de su cuñada Aylén, la mejor vidente según ella, para poner en pie un negocio de búsqueda de personas. Pero el don de Aylén la pondrá a ella y a sus seres queridos en peligro cuando una poderosa bruja vea amenazado su espacio debido a su éxito.


Lo que hace Dolores Reyes en estas dos novelas es de no creerlo. Un acercamiento desde el realismo a temas como los asesinatos machistas y las desapariciones de cuerpos sería para cortarse las venas. Más si añades a unas protagonistas marginales abandonadas por el Estado a su suerte. Pero Dolores Reyes le da la vuelta. Primero desde el fantástico, que no le quita gravedad  a los hechos, pero sí le da otra  perspectiva. Luego está la resignificación. La coprotagonista  de la segunda novela es Miseria, del que no conocemos su verdadero nombre, sólo el apodo. Es Miseria porque su madre la llevaba al comedor social. De ahí su apodo. Sin embargo Miseria es todo lo contrario a lo que podría sugerir su apodo: es una joven vitalista, charlatana hasta la saciedad, con un montón de amigos. Es como Walter, su novio y hermano de Cometierra, una joven precarizada de origen marginal, pero que construye redes de cuidados. En este caso, con otras mujeres. Ojalá más de Cometierra y Dolores Reyes pronto. De momento la serie de Amazon está al caer.

Reyes, Dolores (2019) Cometierra. Sigilo.
Reyes, Dolores (2023) Miseria. Alfaguara. 







'Mugre rosa' de Fernada Trías: picnic extraterrestre en Montevideo

Fernanda Trías (1976) es una escritora uruguaya residente en Colombia. Forma parte de ese gran boom literario de escritoras latinoamericanas surgido la anterior década. Una de las características de ese movimiento extraliterario es que las obras de estas escritoras son traducidas a otros idiomas, especialmente al inglés, al poco de publicarse en castellano. 

Mugre rosa (2020) es una novela distópica que narra la vida de una mujer bajo una misteriosa pandemia. A pesar de estar publicada en 2020, no tiene relación con la pandemia real del COVID. De hecho, la pandemia en Mugre rosa es una excusa para tocar otros temas. La trama tiene lugar en una ciudad que no se nombra pero que se puede identificar como Montevideo. Un Montevideo extraño construido en base a los recuerdos de infancia de Trías, cuando la dictadura de entonces creaba una ciudad de silencios y violencias. La dictadura y posterior exilio a México de Trías y su familia están presentes en la novela de una manera subliminal, sin tratarlos directamente, como una tensión permanente.


La novela tiene  ecos de Ballard, con un extrañamiento de la realidad a través de un elemento: una misteriosa pandemia. La tragedia de Trías es que ese mundo que imaginó en Mugre rosa se volvió muy real en 2020, quitando hasta cierto punto el velo de misterio de ese universo. En él, la protagonista vive en  tensión y  con miedo los afectos perdidos (su expareja), otros conflictivos (relación con su madre) y otros nuevos (niño al que cuida). Todo esto sucede  durante un periodo de crisis (pandemia). Estamos habituados a historias distópicas narradas desde el después del colapso civilizatorio, incluso algunas se centran en los primeros días. Mugre rosa es el durante, la cotidianeidad. El dolor, el miedo y también la belleza y el amor en medio de lo terrible.


Mugre rosa también destaca por otro extrañamiento, en este caso el del lenguaje: una poesía y un ritmo melancólicos que encajan a la perfección con lo que se narra. Recuerda, por buscarle un equivalente un poco más conocido, a la prosa de Mónica Ojeda (1988). O al juego metaliterario de la mexicana Verónica Gerber Bicecci en Conjunto vacío. Mugre rosa es una novela que perfectamente puede entrar en el canon de la ciencia ficción, esa de los Ballard, los hermanos Strugatski y el melancólico Bradbury. Fernanda Trías desarrolla una voz propia quizá no apta para todos los gustos o por el que se deje llevar por la etiqueta de "novela de la pandemia". Es otra cosa y es mucho más. Que vivan las señoras latinoamericanas.


Sordromo es mi banda de rock uruguaya favorita y una de mis preferidas de rock latinoamericano. 





'Arcadian', 'Vermin: La plaga', 'Humane' y 'New Life': guía para naufragar

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 supusieron el despertar violento del sueño neoliberal del "fin de la historia". La crisis económica de 2008 dio la puntada final a este sueño trayendo aparejada un auge del género distópico y postapocalíptico en la ficción, especialmente en el cine. In Time (2011), Los juegos del hambre (2012) o Elysium (2013) son buenos ejemplos de esto. La década de los veinte sólo parece constatar la descomposición acelerada de un modelo y un sistema cuya primera quiebra ya se dio en los ya lejanos setenta del pasado siglo. La democracia liberal, una frágil y reciente flor en términos históricos, languidece sin nadie que la riegue. La ficción narrativa nos da una pista de por dónde soplan los aires de la nueva época.


Arcadian (2024) es una película estadounidense de capital irlandés y canadiense, dirigida por Benjamin Brewer, un tipo que viene de trabajar en videoclips y efectos especiales. El reclamo de la película es Nicholas Cage, que interpreta el papel de padre de los dos hermanos protagonistas. El fin del mundo ha llegado, no sabemos qué ha pasado, pero sí los resultados: una tierra contaminada con monstruos sensibles a la luz que te atacan en la oscuridad de la noche. La humanidad se ha visto reducida a pequeñas comunidades de granjeros que viven aisladas unas de otras. Los dos hermanos adolescentes deben sobrevivir a un nuevo ataque de estos monstruos. 

La película  mezcla drama, acción, romance y algunas dosis de terror, con un Nicholas Cage más contenido de lo habitual, cosa que siempre se agradece. Arcadian es entretenida y da lo que promete, ni más ni menos. Su respuesta al apocalipsis es una vuelta a la ciudad sobre la colina del puritanismo, con la familia y la propiedad como piedras angulares de esta nueva sociedad.




¿Qué les pasa a los franceses con los bloques de viviendas marginales del extrarradio? Hace unos años se publicó un estudio que relacionaba el nuevo extremismo francés de los dos mil con el auge de la extrema derecha. No tanto como consecuencia, sino como reflejo de lo que estaba pasando en ese momento en la sociedad gala.

Vermin: La plaga (2023) es la mejor película de terror sobre arañas que existe. El protagonista es Kaleb, un joven marginal que vive en el viejo apartamento de su madre en un decadente complejo de viviendas que ha conocido mejores tiempos. Cuando uno de los residentes muere por el ataque de unas arañas, el edificio entero es puesto en cuarentena por la policía. Claustrofóbica, por momentos recuerda a la Rec de Balagueró y Plaza. Enclaustrados, poco menos que abandonados a su suerte, con el Estado en su contra y el desinterés del resto de la sociedad por lo que sucede en ese viejo edificio, la salvación de Kaleb pasa por la solidaridad vecinal, la amistad y un fuerte sentimiento de clase.  ¿Quién nos salvará de nosotros mismos?



Humane (2024) es la primera película de la canadiense Caitlin Cronenberg. El final ya está aquí, el desastre ecológico ya no se puede evitar. La única solución para evitar el colapso civilizatorio y la extinción de la raza humana pasa por reducir la población mundial un 20% en un tiempo récord. El gobierno lanza un plan de alistamiento: si decides acabar con tu vida, tus familiares recibirán una serie de pagos económicos y ayudas fiscales. Como siempre, los pobres son los que acaban muriendo para beneficio de los ricos. 

Un viejo periodista ya retirado decide invitar a sus hijos a una cena en la que comunicarles su decisión de alistarse en este programa del gobierno junto a su esposa. Pero lo que debería ser un procedimiento sencillo se complica cuando su esposa decide que no está preparada y huye de la casa. ¿Qué puede pasar cuando dejas a una empresa privada que gestione todo esto? Pues que tienen grandes incentivos en que la gente muera cuando, precisamente, cobran por cada muerte. ¿Alguien ha dicho que la vivienda es un bien de mercado?

Humane es una película a ratos divertida, con mucha acción y con el fin del mundo y la familia como telón de fondo. Un poco como Silent Night (2021) pero sin querer cortarte las venas al final.

New Life (2023) comienza con la escena de una joven, Jessica, perseguida por unos misteriosos asesinos. Su historia se entrelaza con la de Elsa, una enferma de esclerosis múltiple en los primeros estadios de la enfermedad, encargada de encontrarla. Lo que podría ser un thriller más se acaba convirtiendo en otra cosa a medida que avanzan los minutos. Jessica es portadora de una misteriosa enfermedad que convierte a los infectados en llagas vivientes bastante agresivas y quien está detrás de ella es un conglomerado tecnológico dueño de una farmacéutica  responsable del virus. Ahí es nada.

New Life es como mezclar una conspiración noventera de Expediente X con Contagio (2011) y 28 días después (2002) utilizando el formato de historias cruzadas. Igual lo que le sucede a la película, que nunca termina de despegar, es que se queda a medio camino de todo. A su favor juegan los poco más de 80 minutos de duración. Buen punto de partida para una serie tipo Perdidos




Cada vez las cosas se están poniendo más feas. En el cine actual hay quien encuentra respuestas en una vuelta al pasado, otros denuncian el abandono del Estado y apelan a una frágil solidaridad de clase; también  hay quien aprovecha la ocasión para imaginar con mucha mala leche un futuro colapso ecológico gestionado por el neoliberalismo o quien, por el contrario, se deja llevar de más por las teorías de la conspiración aunque con gusto actual: el miedo a las grandes corporaciones del ciberpunk y a sus dueños se ha transformado en un miedo real a monstruosos fondos de inversión y  conglomerados tecnológicos sin rostro. ¿Quién escribirá nuestra historia, un Karel Capek por inventar o Elon Mask?










'Audición', 'Piercing' y 'Sopa de miso' de Ryu Murakami: Japón tróspido

Ryu Murakami, también conocido como el Murakami bueno, es un escritor japonés que junto a su tocayo de nombre representa una nueva literatura, más emparentada con la tradición anglosajona y occidental que con la tradición japonesa. Como en el cine, su lenguaje se adecua a la globalización en la que se subsume Japón después de la II Guerra Mundial. A pesar de no leer japonés, sólo traducciones en castellano e inglés, una primera lectura de Murakami nos sitúa en un escenario distinto al de, pongamos por ejemplo, Mishima. Hay unas formas y un lenguaje que entroncan con el realismo sucio anglosajón. Eso sí, salpicado de las particularidades japonesas y de un universo tróspido muy del país del sol naciente. Cualquiera que haya visto alguna película de Hisayasu Sato, Sion Sono o Koji Shiraishi sabe de lo que hablo.


Audición (1997) es quizás una de sus novelas más conocidas, en gran parte debido a la versión cinematográfica dirigida por Takashi Miike, otro japonés con la cabeza abollada. En ella, Aoyama, un rico viudo cuarentón, decide aprovechar su amistad con un productor de cine  para organizar una falsa audición para encontrar pareja. Cosas de no tener Tinder. Aoyama busca una mujer joven y culta. Por su puesto, que sea guapa. Así es como conoce a Asami, una joven de 24 años, misteriosa y con un halo de peligro del que todos sus conocidos le avisan. Pero Aoyama está  profundamente enamorado. Después  de una noche de sexo guarro, Asami desaparece. Sus esfuerzos por encontrarla son infructuosos, hasta que un día  Asami aparece en su casa. 


Audición podría, en apariencia, ser definida como una comedia romántica que sale muy mal. Una de estas pastelosas y tremendamente machistas  con un giro bastante inesperado, marca de la casa: psico-thriller con una  buena dosis de splatter. ¿Cómo noiba a gustarme?



En Piercing (1994) Murakami abre su novela con una escena doméstica: Masayuki contempla a su hija recién nacida en la  cuna. Lo que rompe con esta normalidad es que Masayuki sostiene en su mano un afilado picador de hielo con el que fantasea asesinarla. Algo que ya ha hecho antes. Su voz interior le urge a buscar otra víctima si quiere salvar a su hija. Así, traza un plan: pedirse unas vacaciones, irse solo a un hotel y contratar a una prostituta con la que dar rienda suelta a sus fantasías homicidas. Así es como conoce a Chiaki. Pero sus planes dan un giro cuando ésta decide autolesionarse con una navaja suiza en el baño. Por miedo a ser descubierto, la lleva al hospital y luego la acompaña a casa. Como en Audición, la trama, en este punto, da un giro inesperado.

Otro psico-thriller en el que se dan cita dos personalidades tóxicas, un romance entre dos psicópatas que se tuerce con su buena ración de splatter y sexo turbio. 

De ésta también hay versión cinematográfica, más moderna, a cargo de Nicolas Pesce, el director del fallido remake de La maldición (2020).



Sopa de miso (1997) es otra de sus novelas más conocidas. Aquí el protagonista es Kenji, un veinteañero que se dedica a organizar tours sexuales en el barrio rojo de Tokio para turistas, principalmente estadounidenses. El día antes de año nuevo es contratado por Frank para que ejerza de guía durante los próximos tres días. Mientras tanto, se suceden las noticias de mujeres brutalmente asesinadas.  Kenji empieza a sospechar que Frank no es lo que parece y que está relacionado con esos asesinatos.

La novela tiene unos aires más oníricos y surrealistas, por lo que ha sido comparada con American Psycho. Algo de eso hay, porque las fronteras de la realidad se desdibujan y Frank se convierte en una presencia casi sobrenatural, como de villano de slasher, un Freddy Krueger que amenaza con trastocar la vida de Kenji. Es capaz de hipnotizar a placer y tiene una fuerza sobrehumana, además de ser capaz de aparecer y desaparecer como la niebla.

Es un psico-thriller como las otras dos, pero esa atmósfera turbia y enrarecida sitúan a Sopa de Miso en otro lugar. 



Ryu Murakami es un autor prolífico, casi como la belga Amelie Nothomb, que también muestra una fascinación por el cuerpo y el body horror, aunque en el caso de Murakami más del lado del splatter. Además de prolífico, también es polifacético: artista de rock, director de cine y guionista... Su estilo es el del realismo sucio, pero un realismo muy turbio. Una buena manera de adentrarse en su mundo es a través de estas tres novelas. Además, son muy cortas y se leen en dos tardes. Nada mejor para adentrarse en el japón tróspido.

Murakami, Ryu (2009). Audition. Bloombury.
Murakami, Ryu (2008). Piercing. Bloombury.
Murakami, Ryu (2006). In the Miso Soup. Bloombury.







  

'The Moon Will Look Strange' de Lyda E. Rucker: una pesadilla genérica

The Moon Will Look Strange es la primera colección de relatos de la estadounidense Lynda E. Rucker. Por aquí hablé de You'll Know When You Get There, su segundo libro publicado por la irlandesa Swan River Press, con la que también publicó su tercera y hasta ahora último libro, Now It's Dark, una edición en tapa dura de momento limitada a 500 ejemplares. Rucker es licenciada en inglés y ha publicado relatos en numerosas revistas dedicadas al terror y la ficción extraña.


Su segundo libro contó con el prólogo de Lisa Tuttle y no es sólo es el prólogo lo único que comparten. Existe un hilo que conecta ambas narrativas, la pesadilla genérica de la vida cotidiana. Las dos proceden del sur de Estados Unidos y las dos viven o han vivido en las islas británicas. Además, su ficción parte de lo cotidiano, una realidad que se va enrareciendo hasta que sin darte cuenta acabas viviendo una pesadilla.


The Moon Will Look Strange es una colección más irregular, pues sus doce relatos provienen de distintas revistas, publicados entre 1999 y 2012. Una falta de unidad que a veces puede llegar a despistar, donde unos relatos muestran un estilo más pulido y maduro que otros. En cualquier caso, en todos están presentes las obsesiones de Rucker y un estilo narrativo reconocible. Rucker ha viajado por el mundo y por Europa, y de esa experiencia surgen algunos de sus relatos, y es quizás esa mirada naif, de guiri, lo que más puede chocar a un lector/a no estadounidense, ese pretendido exotismo que no deja de ser la visión de un turista bastante perdido. Pero a Rucker se le perdona. También algo en lo que se diferencia con respecto a su segunda colección de relatos, es que hay más protagonistas masculinos, algo que no necesariamente es algo malo, pero sí que existe una disociación en esas voces masculinas que no terminan de funcionar tan bien como las femeninas.


The Moon Will Look Strange es el más que correcto debut de Lynda E. Rucker. Una forma de afrontar el terror similar al  de otras escritoras como Lisa Tuttle y Mariana Enriquez, que parten de la realidad cotidiana para elaborar sus terrores. Lynda E. Rucker es carne de cañón de La Biblioteca de Carfax, que ya ha mostrado interés en algunas escritoras irlandesas publicadas por Swan River Press. Ojalá pronto podamos disfrutar de Rucker en castellano.


Rucker, Lynda E. (2013), The Moon Will Look Strange, Karoshi Books.






 

'Double Walker' y 'Ice Cream Man': turistas y suburbios

Double Walker es una novela gráfica de folk horror escrita por Michael W. Conrad y dibujada por Noah Bailey. Una pareja de jóvenes estadounidenses, Cullen y Gemma, se van de viaje a las Tierras Altas escocesas. En una excursión, Cullen deja a Gemma, embarazada, para alcanzar la cima de una montaña. Cuando regresa, encontrará su esposa desmayada después de sufrir un aborto. La relación entre ambos comienza a resquebrajarse mientras en el pequeño pueblo en el que se alojan empiezan a aparecer cuerpos descuartizados.


Double Walker es una historia que bebe del folclore celta, del reino de las hadas y de sus interacciones con los humanos. Toca un tema, el de los sustitutos, personas sustituidas por dobles malvados, que no termina de funcionar. Como tampoco termina de funcionar la metáfora sobre el cambio y las relaciones de pareja. A pesar de lo cual, Double Walker es lo suficientemente entretenido para dedicarle una par de horas, además de poder disfrutar del dibujo de Bailey. Siempre es difícil empatizar con los turistas.


Un par de jovencitos confusos estadounidenses, Escocia, hadas y asesinatos. ¿Se puede pedir más?


Ice Cream Man es un tebeo de terror creado por W. Maxwell Prince y dibujado por Martín Morazzo. Se trata de historias cortas auto conclusivas que tienen en común un personaje, el hombre de los helados. Como en la serie de televisión Historias de la cripta y los cómics de EC en los que está basada, el final de las historias suele ser retorcido y poco agradable para sus protagonistas.

El hombre de los helados hace las veces de maestro de ceremonias y secundario. Es una especie de trickster, algo así como un semidios con un sentido del humor bastante retorcido. No es un narrador como el guardián de la cripta, sino que tiene un papel activo y es responsable de lo que pasa. Es un agente del caos aunque sus motivaciones nunca están claras.

Lo bueno de Ice Cream Man es que permite picotear. Sólo he leído el primer tomo, Ice Cream Man Volume 1: Raimbow Sprinkles, pero ninguna de las cuatro historias decepciona. Da para serie antológica de Netflix. 

Pocas cosas dan más miedo que los suburbios estadounidenses. Ante la duda, siempre Cornetto.







'Punto de restauración' (2023): el retrofuturo ya está aquí

Punto de restauración es una película checa de ciencia ficción estrenada en 2023. Seguramente las palabras "checa" y "ciencia ficción" nos lleven a ciertas ideas preconcebidas que para bien o para mal no se cumplen en esta película. Robert Hloz tiene el mérito de haber puesto en pie y dirigir un proyecto como este en su país, la República Checa, pero lo hace después de pasar una temporada estudiando cine en Corea del Sur. Al igual que el cine de Corea la mala de los últimos años tiene la vocación de trascender sus fronteras, Hloz no se queda atrás con su película: Punto de restauración es una película de ciencia ficción europea que aspira a blockbuster.


El argumento de Punto de restauración gira entorno a la investigación de unos asesinatos. Lo que la sitúa en el género de ciencia ficción y no únicamente en el thriller es que esos asesinatos están ambientados en el futuro y en una tecnología relacionada con esa época, el punto de restauración. Como en Hijos de los hombres, la trama de la película se ambienta en un futuro cercano, 2041, donde todo es reconocible pero también es perceptible una cierta distorsión de nuestro presente. También como en Horizonte Final, se dan pinceladas de un futuro divergente al nuestro, como hablar de una hipotética Unión Europea transformada en Federación Europea. ¿Cuándo ocurrió ese suceso? ¿Por qué?  Son preguntas que nunca se responden.


En este futuro cercano donde la violencia es una constante se ha desarrollado una tecnología que permite resucitar a los muertos. Hay un aparatito similar a un walkman que sirve para que cada 48 horas mandes una copia de tu conciencia a un gran servidor. En caso de accidente o muerte violenta, si has actualizado antes de 48 horas, puedes ser devuelto a la vida. La detective Trochinowska se encargará de investigar los asesinatos cometidos por un grupo terrorista que se opone a estas resurrecciones. Los fallecidos son uno de los científicos relacionados con el desarrollo de esta tecnología y su mujer. Una versión de este científico, Kurlstat, será resucitada de manera ilegal, y se convertirá en el compañero de Trochinowska.


Tenemos asesinatos, una trama para privatizar un servicio hasta ahora público como la restauración, una detective traumatizada por su pasado, buenos que no son tan buenos y malos que no son tan malos... Todo esto mezclado con una aire de nostalgia retro y ambientado en un futuro cuasi distópico muy parecido a nuestro presente. Incluso puede que un futuro deseable viendo el camino que llevamos actualmente. Punto de restauración cumple con creces con las expectativas y ofrece una película de ciencia ficción muy entretenida. También se le pueden poner algunas pegas, como que su metraje se acerque a las dos horas y que una de las partes centrales de su trama, la restauración de personas a través de copias digitales, nunca se termine de explicar del todo. Pero con todo y con eso, Punto de restauración es una de las mejores películas de ciencia ficción en lo que llevamos de década y acabará convertida en película de culto a no mucho tardar. Si la has visto y te quedas con ganas de más, puedes probar con la sueca de 2018 Aniara. Otro futuro distópico para alegrarte el día.








 

'Nuestro mundo muerto' (2016) de Liliana Colanzi: Italo Calvino en Bolivia

De Liliana Colanzi (1981) y su último libro ya hablé en esta entrada anterior. Colanzi es una autora boliviana que forma parte de una nueva generación de escritoras latinoamericanas dedicadas a la ficción extraña y la fantasía. Cada una con su estilo, Colanzi ha encontrado una voz propia en esta mezcla de ciencia ficción telúrica que bebe de lo indígena y donde también tiene cabida el terror cotidiano y el horror en sociedades tan desiguales como las latinoamericanas.


Nuestro mundo muerto es el segundo libro de relatos de Colanzi y el primero en ser traducido a otros idiomas. Depende de donde vivas, casi es más fácil encontrar un ejemplar en inglés que en castellano. Lo cual no es muy recomendable porque se pierden por el camino todos los localismos usados por Colanzi y el recurso de mimetizar el relato con la oralidad. Aclaro que no se trata de dar voz a lo indígena desde dentro, sino desde la periferia del que no forma parte de ese mundo pero lo conoce por cercanía. Un poco como lo que sucede en  Las voladoras de Mónica Ojeda o en algunos relatos de Mariana Enriquez.


El horror en Nuestro mundo muerto no es el despertar sexual de una joven con una madre muy religiosa ni el apocalipsis que se desata después de tener relaciones sexuales; el horror son los cientos, miles de años, que el continente lleva sometido a la injusticia y la pobreza para la mayoría de sus habitantes. Es el sometimiento de los indígenas, pero también el de la mujer. Es la propia naturaleza sometida a la lógica del mercado  como un bien más. Colanzi consigue transmitir todo esto aunque algunos de sus relatos estén ambientados en otras localizaciones, incluso en otros planetas, y con protagonistas de los que sólo conocemos su género una vez avanzado el relato y que cuestionan lo heteronormativo. Todo esto está condensado en un libro que apenas pasa de las cien páginas y que se lee en media tarde, pero cuyo contenido da para mucho.


Otra cosa a destacar de los relatos que forman parte de Nuestro mundo muerto es las distintas capas de interpretación. Como sucede en algunas obras del italiano Italo Calvino, lo que en apariencia puede parecer un cuento sencillo, incluso juvenil, esconde detrás toda una serie de símbolos, relaciones y alusiones a una realidad mucho más compleja. La obra de Colanzi funciona de las dos maneras: se puede realizar una interpretación del mensaje literal o se puede buscar en el subtexto. Cualquiera de las dos es válida. Si te gustan Ottessa Moshfegh, Mariana Enriquez, Guadalupe Nettel, Fernanda Melchor, Samanta Schweblin, es muy probable que disfrutes de este libro.

Colanzi, L. (2017). Nuestro mundo muerto. Almadía Ediciones.

P.D. Estamos a 27 de enero y ya tengo disco del año. ¡Aúpa Gorka!



'La glándula de Ícaro' de Anna Starobinets: deseos insatisfechos

La ciencia ficción es un género muy presente en la literatura rusa y soviética. Desde Kuprin, Gorki y Bogdánov, pasando por Zamyatin, Yefremov y los hermanos Strugatski. Nombres y obras no tan conocidas como su contraparte occidental, pero que forman una parte importante del corpus de la literatura rusa. Anna Starobinets (1978), escritora y periodista, forma parte de esta larga tradición. Y lo hace desde muy temprano, ya que desde mediados de los dos mil se traducen sus obras a otros idiomas. Cuando hace más de quince años querías leer algo del género que fuese actual pero se saliese de la norma, siempre aparecía su nombre.


La glándula de Ícaro. El libro de las transformaciones es un libro de relatos de ciencia ficción publicado en ruso en 2013 y traducido por Nevsky Prospects (otra de esas editoriales a las que dedicar un monumento) al año siguiente. Aunque la edición que he leído es la de Impedimenta de 2023, regalo de Reyes mi padre este año. Esta nueva edición cuenta con un breve prólogo de Laura Fernández, otra autora que me encanta. 


El libro lo componen siete relatos que narran distintas metamorfosis de los protagonistas, en un guiño a las Metamorfosis de Ovidio. La diferencia es que aquí no hay nada de mito ni de dioses, sólo sociedades como la nuestra que en algún momento han tomado un desvío todavía más oscuro. En ese sentido es lógico que comparen su obra con la de la argentina Samanta Schweblin. Hay un componente generacional que las une, pues nacen en el mismo año, pero también estilístico y de género. Ambas usan la ciencia ficción como excusa para hablar de otros temas y bordean otros géneros como el terror y la metafísica. Son maestras es describir la realidad distorsionada que se refleja en el espejo. Otra escritora con la que están emparentadas Schweblin y Starobinets es Lisa Tuttle, que también viene de la ciencia ficción.


Si algo caracteriza a los relatos de este libro es el deseo insatisfecho, quizás uno de los vectores que articulan la época en la que vivimos. La quiebra de la idea de progreso, el peligro real del  cambio climático, llevan a sociedades deprimidas y ensimismadas lamentando un pasado dorado que nada tiene que ver con un futuro lleno de incertidumbre.  Y viniendo de la Russia de los últimos cuarenta años, Anna Starobinets sabe un poco del tema. Actualmente vive exiliada en Georgia. Ojalá  podamos  leer  más libros suyos,  y si los publica Impedimenta, mejor que mejor.


Starobinets, Anna (2023). La glándula de Ícaro. El libro de las transformaciones. Impedimenta.