De Liliana Colanzi (1981) y su último libro ya hablé en esta entrada anterior. Colanzi es una autora boliviana que forma parte de una nueva generación de escritoras latinoamericanas dedicadas a la ficción extraña y la fantasía. Cada una con su estilo, Colanzi ha encontrado una voz propia en esta mezcla de ciencia ficción telúrica que bebe de lo indígena y donde también tiene cabida el terror cotidiano y el horror en sociedades tan desiguales como las latinoamericanas.


Nuestro mundo muerto es el segundo libro de relatos de Colanzi y el primero en ser traducido a otros idiomas. Depende de donde vivas, casi es más fácil encontrar un ejemplar en inglés que en castellano. Lo cual no es muy recomendable porque se pierden por el camino todos los localismos usados por Colanzi y el recurso de mimetizar el relato con la oralidad. Aclaro que no se trata de dar voz a lo indígena desde dentro, sino desde la periferia del que no forma parte de ese mundo pero lo conoce por cercanía. Un poco como lo que sucede en  Las voladoras de Mónica Ojeda o en algunos relatos de Mariana Enriquez.


El horror en Nuestro mundo muerto no es el despertar sexual de una joven con una madre muy religiosa ni el apocalipsis que se desata después de tener relaciones sexuales; el horror son los cientos, miles de años, que el continente lleva sometido a la injusticia y la pobreza para la mayoría de sus habitantes. Es el sometimiento de los indígenas, pero también el de la mujer. Es la propia naturaleza sometida a la lógica del mercado  como un bien más. Colanzi consigue transmitir todo esto aunque algunos de sus relatos estén ambientados en otras localizaciones, incluso en otros planetas, y con protagonistas de los que sólo conocemos su género una vez avanzado el relato y que cuestionan lo heteronormativo. Todo esto está condensado en un libro que apenas pasa de las cien páginas y que se lee en media tarde, pero cuyo contenido da para mucho.


Otra cosa a destacar de los relatos que forman parte de Nuestro mundo muerto es las distintas capas de interpretación. Como sucede en algunas obras del italiano Italo Calvino, lo que en apariencia puede parecer un cuento sencillo, incluso juvenil, esconde detrás toda una serie de símbolos, relaciones y alusiones a una realidad mucho más compleja. La obra de Colanzi funciona de las dos maneras: se puede realizar una interpretación del mensaje literal o se puede buscar en el subtexto. Cualquiera de las dos es válida. Si te gustan Ottessa Moshfegh, Mariana Enriquez, Guadalupe Nettel, Fernanda Melchor, Samanta Schweblin, es muy probable que disfrutes de este libro.

Colanzi, L. (2017). Nuestro mundo muerto. Almadía Ediciones.

P.D. Estamos a 27 de enero y ya tengo disco del año. ¡Aúpa Gorka!