'Cuando la oscuridad nos ama' de Elizabeth Engstrom: el monstruo eres tú
Engstrom, E. (2021). Cuando la oscuridad nos ama. La Biblioteca de Carfax.
El único indio bueno es una novela de terror escrita por Stephen Graham Jones. Graham Jones empezó publicando relatos a principios de los dos mil y en los últimos años ha dado el salto a la novela de manera exitosa. Al menos si entendemos por éxito el salir de ese rinconcito dedicado a la ficción extraña y llegar a un público más amplio: juega en la liga de Paul Tremblay y Grady Hendrix. Ojalá pronto se les una un Laird Barron recuperado al club.
G. K. Chesterton (1874-1936) fue un escritor, periodista y filósofo británico. Cultivó distintos géneros, desde la poesía hasta el teatro, pero de los cerca de ochenta libros que escribió hoy los más celebrados son los relatos sobre el padre Brown y la novela El hombre que fue Jueves. De padres liberales, transformó su agnosticismo juvenil en una ferviente fe católica. Personaje polémico y polemista, comparte con otros autores de generación como Miguel de Unamuno su crisis existencial ante los rápidos cambios que experimentaba la sociedad de la época. Unos acabaron apoyando al fascismo, otros al socialismo, algunos encontraron refugio en la fe...
Chesterton grabando vídeo para TikTok sobre lo de Shakira |
Huellas de pisadas en la luna (1975) es un thriller italiano dirigido por Luigi Bazzoni, aunque en algunos sitios aparece Mario Fenelli como codirector no acreditado. El guion, basado en un cuento de Fenelli, está escrito a cuatro manos por Bazzoni y Fenelli, que aquí sí aparece acreditado. Bazzoni y Fenelli no sólo colaboraron en esta película, sino que estudiaron y vivieron juntos. Un error muy extendido por internet es confundir a Mario Fanelli, director italiano-croata, con Mario Fenelli, escritor y director argentino afincado en Italia. En The Mario Fenelli Affair Martín Villagarcía repasa la vida de Fenelli, gran amigo de Manuel Puig, el escritor argentino. Esta conexión argentina es muy importante para entender la película.
La película está protagonizada por Florinda Bolkan, que está enorme y lo borda. Bolkan interpreta a Alice Campos, una traductora portuguesa que vive en Italia y que un día se despierta después de soñar que un astronauta es abandonado por sus compañeros en la Luna. Campos, que trabaja como traductora en unas jornadas de astronomía, descubre que ha faltado los tres días anteriores al trabajo y que no recuerda absolutamente nada de lo que ha hecho ni de dónde ha estado. Las únicas pistas que tiene son una postal rota de un hotel de la ciudad de Garma, un vestido amarillo con manchas de sangre que no reconoce como suyo y un pendiente perdido. En Garma, pequeña ciudad costera dedicada al turismo, el sueño de Alice se vuelve una pesadilla recurrente, que identifica con una película de ciencia ficción vista tiempo atrás, además de que comienza otra obsesión: la búsqueda de un hombre de nombre Harry. Gracias a Paola, una niña que se hospeda en el hotel junto a sus padres, Alice descubre que se alojó allí bajo otro nombre y con una apariencia totalmente distinta. También descubre que estaba buscando una casa blanca en medio del bosque y a un hombre: Harry.
Aunque le han querido colgar la etiqueta de giallo, sobre todo si vemos el cartel de la película en inglés, Huellas de pisadas en la luna no tiene nada que ver. Por eso hablaba al principio de la importancia de Fenelli como guionista además de como autor de la idea original basada en un cuento suyo: Huellas de pisadas en la luna está emparentada con el fantástico de Río de la Plata. Algunas críticas han sabido ver esto desconociendo el papel de Fenelli y sus orígenes argentinos, comparando la historia con la obra de Borges y Bioy Casares. Hay una cualidad casi etérea en Huellas de pisadas en la luna, una belleza casi hipnótica, lánguida y cargada de melancolía que encaja perfectamente en ese fantástico rioplatense. No es difícil ver en Alice al Fugitivo, el personaje sin nombre de La invención de Morel.
No podemos olvidar otra de las patas en la que se sustenta esta película: la fotografía. La realización de Bazzoni, el guion de Fenelli y la interpretación de Bolkan se ven complementados por la fotografía de Vittorio Storano. Storano es uno de los grandes directores de fotografía, habiendo participado en Apocalypse Now (1979), El último emperador (1978), Dick Tracy (1990) y El pájaro de las plumas de cristal (1970) entre otras, además de tener en común con Bazzoni y Fenelli el haber estudiado en el Centro Sperimentale di Cinematografia. Las escenas oníricas utilizan un filtro azul grisáceo, el mismo filtro que pasará a usarse en otros momentos de la película para resaltar la pérdida de cordura de Alice. Las escenas de la luna están rodadas en blanco y negro con unos tonos tirando a sepia, un poco reproduciendo el cine soviético de ciencia ficción. También hay casi unos fundidos a blanco que Bazzoni emplea como transición entre algunas escenas. La película, que comienza con la escena del astronauta en la luna en un azul completamente saturado, poco a poco se va aclarando a medida que Alice, la protagonista, va desmadejando el misterio, para volver a esos azules en el final.
Huellas de pisadas en la luna es una película relativamente desconocida que une Argentina con Italia, que en ese momento tenía un ecosistema perfecto, una industria cinematográfica potente, para crear obras como esta. Sabemos de la invención de Morel, pero no de sus sueños. Ojalá se rescate la obra literaria de Mario Fenelli, tan cercana a esos sueños de Morel. Y no, para mí Huellas de pisadas en la luna no es un giallo, pero qué más da.
Navidades negras (1974) es una película canadiense de terror dirigida por Bob Clark y escrita por Roy Moore. La carrera de Clark se extendió desde mediados de los sesenta hasta la década de los dos mil, siendo su periodo más interesante como director la etapa de los setenta. Suyas son Los niños no deben jugar con cosas muertas (1972), Crimen en la noche (1972), Asesinato por decreto (1979) y Navidades negras (1974), siendo ésta su obra más redonda y más recordada. El guionista, Roy Moore, tiene una carrera mucho más corta y menos interesante, donde destacan esta Navidades negras (1974) y sus dos remakes, el de 2006 y el reciente de 2019, en los que aparece acreditado.
Navidades negras cuenta con un muy buen reparto, donde destacan las caras conocidas de John Saxon (Pesadilla en Elm Street, Tenebre, Operación Dragón), Keir Dullea (2001: Una odisea en el espacio), Margot Kidder (eterna Lois Lane en Superman I-IV) y Olivia Hussey (Muerte en el Nilo y Romeo y Julieta). Todos actores o actrices solventes que están muy bien dirigidos por Bob Clark en esta Navidades negras.
Navidades negras narra la historia de un grupo de jóvenes estudiantes que viven en una residencia universitaria femenina y que con la llegada de la navidad preparan una fiesta antes de regresar a sus casas. Esta fraternidad femenina recibe llamadas obscenas de un perturbado desconocido, en la última de ellas, amenaza de muerte de una de las protagonistas. Entre las idas y venidas de este periodo vacacional, desaparece una de las estudiantes, Claire, hecho que pasa desapercibido hasta el día siguiente, cuando no acude a la cita con su padre, que denuncia el hecho a la policía. No le dan mucha importancia hasta que desaparece otra niña. La escalada de llamadas y desapariciones va en aumento, al igual que la confusión de la policía y las protagonistas, que no se percatan de todo lo que está pasando. El teléfono tiene una parte muy importante en el desarrollo de la trama, algo que influiría en Llama un extraño (1979) y Scream (1996).
Bebe y calla, niño |
La película está influida por el cine italiano de la época, sobre todo de los giallo. Está esa cámara utilizando el punto de vista subjetivo del asesino, al que nunca vemos la cara, las escenas de los asesinatos, no tan barrocas como las italianas pero bien elaboradas... También puede ser considerado una de los primeros slasher, en el que están presentes muchos de los tropos que luego se harían populares con la Halloween (1978) de Carpenter: final girl, asesino desconocido, protagonistas jóvenes, asesinatos que tienen lugar en una casa, la acción transcurre en un periodo vacacional, el falso culpable... Y a su vez hay algunos elementos que la alejan del gialli y del slasher posterior, como son la falta de gore y de sexualización. No hay escenas de muertes explícitas ni sexo. Otro de los elementos diferenciadores es el sentido del humor tan bruto ¿canadiense? de la película. El personaje de Margot Kidder es el de una estudiante borracha que siempre está fumando y diciendo tacos y que encuentra divertido emborrachar niños pequeños en la fiesta de navidad. O el personaje interpretado por Marian Waldman, Mrs. Mac, la dueña de la residencia que también es una simpática borracha deslenguada.
La película también tiene un subtexto feminista. Jess, la protagonista, está embarazada, pero cuando su novio le propone tener el hijo y casarse ella se niega. Ni quiere ser madre ni quiere casarse. En general, las protagonistas son eso que se decía en la época de "moral relajada". Salen y entran de casa, tienen sus novios, estudian, son independientes y hacen lo que quieren, algo que en los gialli y en los slasher posteriores, de moral mucho más conservadora, es severamente castigado. Aquí el asesino lo mismo te mata a la dueña de la casa que a una niña. Simplemente es un pervertido y un perturbado que hace llamadas obscenas y que acaba convertido en asesino. Y es que no nos podemos olvidar que aunque supuestamente esté ambientada en EEUU, Navidades negras es una película canadiense, y allí tienen sus peculiaridades para esto del terror. Como sus primos australianos e irlandeses.