'Cuando la oscuridad nos ama' de Elizabeth Engstrom: el monstruo eres tú

Cuando la oscuridad nos ama es un libro de la escritora Elizabeth Engstrom que recopila un relato largo y una novela corta. Engstrom tiene una carrera literaria un tanto peculiar, ya que empieza a publicar a mediados de los ochenta y luego prácticamente desaparece del mapa durante veinte años. Sus dos novelas, Cuando la oscuridad nos ama El elixir negro, y su colección de relatos, Nightmare Flower, han vuelto a ser publicadas por Valancourt Books y siguen siendo lo más conocido de su obra.

El libro abre con Cuando la oscuridad nos ama, un relato largo, o una novela corta si nos sentimos generosos. La protagonista, como en El elixir negro, es una adolescente de 16 años, Sally Ann. Con toda la vida por delante, recién casada, queda atrapada en una cueva, donde para colmo de males descubre que está embarazada. En una total oscuridad, su fuerza de voluntad y su instinto de supervivencia llevarán a Sally Ann a vivir y adaptarse a esta nueva realidad. Hay un claro paralelismo con la caverna de Platón y ese mundo de sombras, así como un subtexto feminista que critica el matrimonio y la familia tradicionales. Pero por encima de todo esto está una de las obsesiones de Engstrom: lo que nos convierte en monstruos. En El elixir negro Angelina Watson se ve afectada por lo que parece ser un caso de vampirismo, aunque nunca llegamos a saber si es real o imaginario, y en Cuando la oscuridad nos ama Sally Ann realiza un viaje que la transforma mental y físicamente en un monstruo a los ojos de los demás. Su lugar ya no está en la superficie, sino en las tinieblas bajo tierra.

La belleza es... es la otra novela corta que completa el libro y que narra la historia de Martha. Es la hija de un matrimonio tradicional con la peculiaridad de que su madre es curandera. Estos poderes de la madre para sanar personas son vistos por su pareja, el padre de Martha, como algo maligno. Martha nace sin nariz, lo que es visto por su padre como una consecuencia de lo anterior. Si su mujer no se hubiese dedicado a utilizar sus poderes, su hija habría nacido normal. La manera en la que trata a su hija, que además desarrolla problemas cognitivos, es lo que convierte a Martha en un monstruo. Cuando mueran sus padres, ya casi anciana, Martha desandará ese camino. La belleza es... trata una vez más de los monstruos, solo que en este caso es la mirada de los demás lo que crea ese monstruo. El cariño, la amabilidad y el amor son la cura. Y aunque breve, en la novela Engstrom desarrolla una interesante estructura narrativa, donde a un capítulo de esa Martha madura le sigue otro capítulo a modo de flashback sobre su pasado y el de su familia.

En castellano podemos disfrutar de este libro gracias a La Biblioteca de Carfax, a la que habría ir pensando en poner un monumento, que junto a El elixir negro publicado por Martínez Roca en los noventa es lo único disponible de su obra en nuestro idioma. Elizabeth Egnstrom forma parte de esas autoras como Tanith Lee, Lisa Tuttle y Mariana Enriquez a las que siempre es un gusto volver.

Engstrom, E. (2019). When Darkness Love Us. Valancourt Books.
Engstrom, E. (2021). Cuando la oscuridad nos ama. La Biblioteca de Carfax.



'El único indio bueno': los diez negritos de Stephen Graham Jones

El único indio bueno es una novela de terror escrita por Stephen Graham Jones. Graham Jones empezó publicando relatos a principios de los dos mil y en los últimos años ha dado el salto a la novela de manera exitosa. Al menos si entendemos por éxito el salir de ese rinconcito dedicado a la ficción extraña y llegar a un público más amplio: juega en la liga de Paul Tremblay y Grady Hendrix. Ojalá pronto se les una un Laird Barron recuperado al club.

El único indio bueno es la historia de cuatro amigos y una maldición. En cualquier caso, esa es la punta del iceberg, porque si rascas un poco hay bastante subtexto. Gabe, Cass, Rick y Lewis son unos jóvenes que viven en la reserva india y que en el último día de caza cometen un sacrilegio. Dejándose llevar por la adrenalina se cuelan en el territorio de caza reservado a los ancianos y matan a tantos ciervos como pueden. Diez años después algo regresa para vengarse de ellos.

La novela está dividida en tres partes: la primera narra este hecho pasado y también la situación diez años después. El protagonista es Lewis, que ahora vive fuera de la reserva y está casado con una mujer blanca que se puede decir que lo mantiene. Lewis empieza a tener visiones sobre la matanza de ciervos de diez años atrás y comienza a ver a la mujer con cabeza de ciervo, una especie de entidad sobrenatural y cambiaformas que ha venido a vengarse. La trama avanza lentamente, con Graham Jones recreándose en la descripción de las condiciones de vida de esos amigo y de los nativo americanos en general. La segunda parte tiene varias voces: Denorah, la hija de uno de esos cuatro jóvenes que perpetraron la matanza de ciervos, se reúne con otros tres amigos para un rito de paso. Mientras, la mujer ciervo se dedica a cazar a su padre y al resto de amigos vivos. La tercera parte es la más ágil. La mujer ciervo busca completar su venganza asesinando también a Denorah, cuya única falta es ser hija de su padre. Así, se desarrolla una persecución que sólo será parada por los ancianos de la tribu.

El único indio bueno narra la historia de un sacrilegio seguido de una maldición, pero también es un relato sobre la pérdida, la herencia y la falta de oportunidades. Graham Jones nos muestra a través de su obra un pedazo de esa herencia de la que él forma parte, retratada de una manera realista: la reserva india es refugio pero también opresión. Y el afuera tampoco es mucho mejor, ya que se tienen que enfrentar al racismo del hombre blanco. Lewis siempre se está imaginando titulares de prensa y cada parte del libro abre con artículo de prensa. Es la manera que tiene Graham Jones de mostrarnos ese afuera y ese adentro.

En castellano El único indio bueno está publicado por La Biblioteca de Carfax, que sigue sumando libros a ese catálogo tan interesante que tiene. A mí con esa mezcla de señoras victorianas, paperbacks from hell y new weird me tienen completamente ganado. Si después de acaba la novela te quedas con ganas de más, le puedes echar un ojo a la película de Elle Callahan Head Count (2018).

Jones, S. G. (2020). The Only Good Indians. Saga Press.
Jones, S. G. (2021). El único indio bueno. La Biblioteca de Carfax.



 

'El hombre que fue Jueves' de G. K. Chesterton: los Monty Python y la anarquía

G. K. Chesterton (1874-1936) fue un escritor, periodista y filósofo británico. Cultivó distintos géneros, desde la poesía hasta el teatro, pero de los cerca de ochenta libros que escribió hoy los más celebrados son los relatos sobre el padre Brown y la novela El hombre que fue Jueves. De padres liberales, transformó su agnosticismo juvenil en una ferviente fe católica. Personaje polémico y polemista, comparte con otros autores de generación como Miguel de Unamuno su crisis existencial ante los rápidos cambios que experimentaba la sociedad de la época. Unos acabaron apoyando al fascismo, otros al socialismo, algunos encontraron refugio en la fe...

Chesterton fue un crítico del positivismo científico y de la idea de progreso, en la que coincidía con autores marxistas de la escuela de Frankfurt como Walter Benjamin. También fue un crítico del capitalismo y propuso un sistema cercano a lo que luego defendería la democracia cristiana, con el Estado como agente redistribuidor de la riqueza. Pero sobre todo era un polemista, en el buen sentido, que disfrutaba de la discusión y la sana provocación. Apoyándose en las paradojas y los aforismo, Chesterton fue una especie de Oscar Wilde conservador. Algo que es de agradecer es que al contrario de otros autores a diestra y a siniestra que te intentan convencer en sus obras de sus ideas, o que utilizan sus obras como vehículo de proselitismo, la obra de Chesterton tiene un carácter lúdico, casi juguetón, que la hace muy entretenida, más allá de compartir su visión sobre el mundo.

Publicada en 1908 cuando  Chesterton aún pertenecía a la Iglesia Anglicana, El hombre que fue Jueves es una novela filosófica, de ideas, una especie de thriller de espías metafísico. También contiene una serie de imágenes y alegorías cristianas, además de un tono pesimista que no se corresponde con lo que sería su obra posterior. Gabriel Syme, poeta y policía de Scotland Yard, acaba siendo introducido por Lucian Gregory, un poeta anarquista, en un grupo secreto anarquista que planea un atentado. Syme, que no puede revelar su propia identidad de policía, y Gregory, que ha dado su palabra de no delatarlo, se ven envueltos en una trama de espías y contraespías en la que nada es lo que parece. Syme descubrirá que los otros miembros del grupo anarquista también son policías como él y que han sido reclutados por el mismo misterioso hombre para luchar contra el anarquismo.

Chesterton grabando vídeo para TikTok sobre lo de Shakira


El hombre que fue Jueves es una novela llena de paradojas donde nada es lo que parece, donde los policías perseguidores son perseguidos por anarquistas que en realidad son policías creyendo perseguir a un grupo de anarquistas. También está presente ese poso pesimista de otras obras que tiran del absurdo como La metamorfosis de Kafka, pero la diferencia es que a pesar del regusto amargo que deja Chesterton al menos te saca una sonrisa. Porque el gusto por la paradoja es el gusto por el juego, que rebaja la intensidad de una obra que empieza medio en broma y acaba muy en serio. Luego nos preguntamos que de dónde salieron los Monty Python.

Chesterton, G. K. (1990). The Man Who Was Thursday: A Nightmare. Penguin.






'Huellas de pisadas en la luna' (1975): el sueño de Morel

Huellas de pisadas en la luna (1975) es un thriller italiano dirigido por Luigi Bazzoni, aunque en algunos sitios aparece Mario Fenelli como codirector no acreditado. El guion, basado en un cuento de Fenelli, está escrito a cuatro manos por Bazzoni y Fenelli, que aquí sí aparece acreditado. Bazzoni y Fenelli no sólo colaboraron en esta película, sino que estudiaron y vivieron juntos. Un error muy extendido por internet es confundir a Mario Fanelli, director italiano-croata, con Mario Fenelli, escritor y director argentino afincado en Italia. En The Mario Fenelli Affair Martín Villagarcía repasa la vida de Fenelli, gran amigo de Manuel Puig, el escritor argentino. Esta conexión argentina es muy importante para entender la película.


La película está protagonizada por Florinda Bolkan, que está enorme y lo borda. Bolkan interpreta a Alice Campos, una traductora portuguesa que vive en Italia y que un día se despierta después de soñar que un astronauta es abandonado por sus compañeros en la Luna. Campos, que trabaja como traductora en unas jornadas de astronomía, descubre que ha faltado los tres días anteriores al trabajo y que no recuerda absolutamente nada de lo que ha hecho ni de dónde ha estado. Las únicas pistas que tiene son una postal rota de un hotel de la ciudad de Garma, un vestido amarillo con manchas de sangre que no reconoce como suyo y un pendiente perdido. En Garma, pequeña ciudad costera dedicada al turismo, el sueño de Alice se vuelve una pesadilla recurrente, que identifica con una película de ciencia ficción vista tiempo atrás, además de que comienza otra obsesión: la búsqueda de un hombre de nombre Harry. Gracias a Paola, una niña que se hospeda en el hotel junto a sus padres, Alice descubre que se alojó allí bajo otro nombre y con una apariencia totalmente distinta. También descubre que estaba buscando una casa blanca en medio del bosque y a un hombre: Harry.


Aunque le han querido colgar la etiqueta de giallo, sobre todo si vemos el cartel de la película en inglés, Huellas de pisadas en la luna no tiene nada que ver. Por eso hablaba al principio de la importancia de Fenelli como guionista además de como autor de la idea original basada en un cuento suyo: Huellas de pisadas en la luna está emparentada con el fantástico de Río de la Plata. Algunas críticas han sabido ver esto desconociendo el papel de Fenelli y sus orígenes argentinos, comparando la historia con la obra de Borges y Bioy Casares. Hay una cualidad casi etérea en Huellas de pisadas en la luna, una belleza casi hipnótica, lánguida y cargada de melancolía que encaja perfectamente en ese fantástico rioplatense. No es difícil ver en Alice al Fugitivo, el personaje sin nombre de La invención de Morel.


No podemos olvidar otra de las patas en la que se sustenta esta película: la fotografía. La realización de Bazzoni, el guion de Fenelli y la interpretación de Bolkan se ven complementados por la fotografía de Vittorio Storano. Storano es uno de los grandes directores de fotografía, habiendo participado en Apocalypse Now (1979), El último emperador (1978), Dick Tracy (1990) y El pájaro de las plumas de cristal (1970) entre otras, además de tener en común con Bazzoni y Fenelli el haber estudiado en el Centro Sperimentale di Cinematografia. Las escenas oníricas utilizan un filtro azul grisáceo, el mismo filtro que pasará a usarse en otros momentos de la película para resaltar la pérdida de cordura de Alice. Las escenas de la luna están rodadas en blanco y negro con unos tonos tirando a sepia, un poco reproduciendo el cine soviético de ciencia ficción. También hay casi unos fundidos a blanco que Bazzoni emplea como transición entre algunas escenas. La película, que comienza con la escena del astronauta en la luna en un azul completamente saturado, poco a poco se va aclarando a medida que Alice, la protagonista, va desmadejando el misterio, para volver a esos azules en el final.


Huellas de pisadas en la luna es una película relativamente desconocida que une Argentina con Italia, que en ese momento tenía un ecosistema perfecto, una industria cinematográfica potente, para crear obras como esta. Sabemos de la invención de Morel, pero no de sus sueños. Ojalá se rescate la obra literaria de Mario Fenelli, tan cercana a esos sueños de Morel. Y no, para mí Huellas de pisadas en la luna no es un giallo, pero qué más da.





'Navidades negras' (1974): Canadá tiene un color especial

Navidades negras (1974) es una película canadiense de terror dirigida por Bob Clark y escrita por Roy Moore. La carrera de Clark se extendió desde mediados de los sesenta hasta la década de los dos mil, siendo su periodo más interesante como director la etapa de los setenta. Suyas son Los niños no deben jugar con cosas muertas (1972), Crimen en la noche (1972), Asesinato por decreto (1979) y Navidades negras (1974), siendo ésta su obra más redonda y más recordada. El guionista, Roy Moore, tiene una carrera mucho más corta y menos interesante, donde destacan esta Navidades negras (1974) y sus dos remakes, el de 2006 y el reciente de 2019, en los que aparece acreditado.


Navidades negras cuenta con un muy buen reparto, donde destacan las caras conocidas de John Saxon (Pesadilla en Elm Street, Tenebre, Operación Dragón), Keir Dullea (2001: Una odisea en el espacio), Margot Kidder (eterna Lois Lane en Superman I-IV) y Olivia Hussey (Muerte en el Nilo y Romeo y Julieta). Todos actores o actrices solventes que están muy bien dirigidos por Bob Clark en esta Navidades negras.


Navidades negras narra la historia de un grupo de jóvenes estudiantes que viven en una residencia universitaria femenina y que con la llegada de la navidad preparan una fiesta antes de regresar a sus casas. Esta fraternidad femenina recibe llamadas obscenas de un perturbado desconocido, en la última de ellas, amenaza de muerte de una de las protagonistas. Entre las idas y venidas de este periodo vacacional, desaparece una de las estudiantes, Claire, hecho que pasa desapercibido hasta el día siguiente, cuando no acude a la cita con su padre, que denuncia el hecho a la policía. No le dan mucha importancia hasta que desaparece otra niña. La escalada de llamadas y desapariciones va en aumento, al igual que la confusión de la policía y las protagonistas, que no se percatan de todo lo que está pasando. El teléfono tiene una parte muy importante en el desarrollo de la trama, algo que influiría en Llama un extraño (1979) y Scream (1996).


Bebe y calla, niño

La película está influida por el cine italiano de la época, sobre todo de los giallo. Está esa cámara utilizando el punto de vista subjetivo del asesino, al que nunca vemos la cara, las escenas de los asesinatos, no tan barrocas como las italianas pero bien elaboradas... También puede ser considerado una de los primeros slasher, en el que están presentes muchos de los tropos que luego se harían populares con la Halloween (1978) de Carpenter: final girl, asesino desconocido, protagonistas jóvenes, asesinatos que tienen lugar en una casa, la acción transcurre en un periodo vacacional, el falso culpable... Y a su vez hay algunos elementos que la alejan del gialli y del slasher posterior, como son la falta de gore y de sexualización. No hay escenas de muertes explícitas ni sexo. Otro de los elementos diferenciadores es el sentido del humor tan bruto ¿canadiense? de la película. El personaje de Margot Kidder es el de una estudiante borracha que siempre está fumando y diciendo tacos y que encuentra divertido emborrachar niños pequeños en la fiesta de navidad. O el personaje interpretado por Marian Waldman, Mrs. Mac, la dueña de la residencia que también es una simpática borracha deslenguada.


La película también tiene un subtexto feminista. Jess, la protagonista, está embarazada, pero cuando su novio le propone tener el hijo y casarse ella se niega. Ni quiere ser madre ni quiere casarse. En general, las protagonistas son eso que se decía en la época de "moral relajada". Salen y entran de casa, tienen sus novios, estudian, son independientes y hacen lo que quieren, algo que en los gialli y en los slasher posteriores, de moral mucho más conservadora, es severamente castigado. Aquí el asesino lo mismo te mata a la dueña de la casa que a una niña. Simplemente es un pervertido y un perturbado que hace llamadas obscenas y que acaba convertido en asesino. Y es que no nos podemos olvidar que aunque supuestamente esté ambientada en EEUU, Navidades negras es una película canadiense, y allí tienen sus peculiaridades para esto del terror. Como sus primos australianos e irlandeses.








 

'The Night Wire and Other Tales of Weird Media': mi smarthphone está poseído

The Night Wire and Other Tales of Weird Media es un libro publicado por la British Library en su colección Tales of the Weird y editado por Aaron Worth que recopila diecisiete relatos entre 1890 y 1955. La temática escogida en este caso ha sido el terror tecnológico a los nuevos avances científicos y técnicos. Desde el telégrafo, el teletipo o el teléfono pasando por los rayos X, la fotografía y la televisión. El mundo cambiaba a pasos agigantados de la mano de la revolución científico-técnica, y con él se expresaban los nuevos temores surgidos por estos cambios.

The Night Wire and Other Tales of Weird Media es un buen catálogo sobre los descubrimientos científicos y técnicos del siglo XIX y XX. En The Eidoloscope, Robert Duncan Milne imagina una máquina capaz de reproducir escenas del pasado. Instalada en una habitación, es capaz de reproducir en modo inverso y con imágenes todo lo sucedido. En Poor Lucy Rivers de Bernard Capes una joven mujer trabajadora se topa con una máquina de escribir poseída. En The Night Wire es la máquina de teletipos de una agencia periodística la que acaba poseída dando noticias sobre una extraña niebla que se está tragando las ciudades de EEUU. En The Wind in the Woods el protagonista llega a fotografiar a unos espíritus gracias a su cámara de fotos desechable Kodak. En Surprised Item H. Russell Wakefield se hace eco de las primeras retransmisiones de radio. En Benlian el protagonista es un pintor de retratos en miniaturas que toma fotos de su vecino Benlian a petición de este. Las fotografías cada vez se vuelven más y más raras.

Hay algo en los relatos de The Night Wire and Other Tales of Weird Media que puede ser tomado como naíf, pero si profundizas un poco te devuelve el reflejo en el espejo. Esa aproximación ingenua, a veces temerosa, a tecnologías y aparatos que en la actualidad damos como algo sabido y aceptado, nos puede parecer de una candidez enternecedora, pero es la misma que experimentamos no hace tanto con el primer teléfono móvil, el primer ordenador personal o internet. Como la obsolescencia de ciertos aparatos o la evolución técnica: el primer internet de los hipertextos no tiene nada que ver con el de las redes sociales, y este no tendrá nada que ver con la hiperrealidad que está la vuelta de la esquina. Igual que los teléfonos inteligentes, aparatos hoy imprescindibles que no durarán para siempre. ¿Enarcaremos la ceja en el futuro cuando hablen de ellos igual que hacemos ahora cuando alguien habla de un fonógrafo o un gramófono?

The Night Wire and Other Tales of Weird Media es una recopilación de relatos bastante equilibrada y con un enfoque temático bastante original. Tiene hueco para Grabinski, lo cual siempre da puntos, y también para autores conocidos como H. P. Lovecrafy y Rudyard Kipling, incluso hay espacio para autoras como Francis Stevens, Marjorie Bowen y Bessie Kyffin-Taylor. Son ya más de una treintena los libros publicados en la colección y la British Library consigue lo imposible: no repetirse. Estos terrores tecnológicos entretienen y hacen pensar: dentro de cincuenta años Android estará tan obsoleto como un cartucho de cera del siglo XIX.

Woorth, A. (2022). The Night Wire and Other Tales of Weird Media. British Library.