'El puente de Cassandra' (1976): un virus de Interrail
El puente de Casandra es un thriller setentero con influencias del cine de catástrofes de la época. Dirigida por George Pan Cosmatos, el Cosmatos bueno, es una coproducción europea germano-italo-británica. Tres estudios que pusieron el dinero suficiente para juntar un reparto de estrellas. Está Sophia Loren en un papel estupendo de señora rica despreocupada; Martin Sheen como joven gigoló amante del personaje que interpreta Sophia Loren; Burt Lancaster interpretando otro militar patriota como en Siete días de mayo; Richard Harris que además de ser el primer Dumbledore en la saga Harry Potter y Marco Aurelio en Gladiator, interpretó papeles de tipo duro y resolutivo como en esta película; también aparece en un pequeño papel O. J. Simpson, inseparable de todos sus problemas en los noventa; y Ava Gardner siendo Ava Gardner.
La película narra la historia de los pasajeros de un tren que viaja por Europa y que han sido infectados por un virus mortal. Un grupo terrorista sueco por la paz (cosas de los setenta) intenta volar la sede oficial de la Organización Mundial de la Salud en Ginebra. Sin embargo, el atentado es evitado por las fuerzas de seguridad, que en el altercado, liberan un virus mortal. Un terrorista consigue escapar, herido y contagiado del virus. Huye como polizonte en un tren que atraviesa Europa. Burt Lancaster interpreta el papel del coronel Mackenzie, un militar de la inteligencia estadounidense encargado de acabar con el virus. Para ello contactará por radio con el doctor Jonathan Chamberlain, famoso científico y neurocirujano interpretado por Richard Harris y cuyo miedo a volar le hace coger este tren. Ava Gardner interpreta el papel de escritora y exesposa de Chamberlain. El doctor Chamberlain tendrá que enfrentarse al virus con la ayuda de su exesposa y otros personajes de este reparto coral. Aislarán a unos de otros, establecerán un hospital de campaña en el tren y atenderán como buenamente puedan a los enfermos. Después de marzo de 2020 hay cosas de protocolo sanitario, como el que ninguno de los personajes lleve mascarilla, que cantan un poco. Pero para la época, y hasta hace dos telediarios, era bastante realista. El tren sólo para un momento para cargar ayuda sanitaria, un equipo médico y personal militar. Como ningún país europeo quiere exponerse al virus, el tren es redirigido a Polonia. La idea es que el tren cruce el puente de Casandra, una vieja estructura sobre un río. Si se viene abajo, será una buena manera de acabar con el virus y de buscar una historia que oculte la liberación del virus.
Los setenta en un fotograma |
La película, de más de dos horas de duración, se puede dividir en una primera parte de presentación de personajes, otra segunda parte de thriller donde los personajes están centrados en combatir al virus, y una tercera y última parte de cine de acción. Es esta tercera parte la más floja de la película, donde la trama se vuelve un poco loca y concluye en un final demasiado abierto. Pero el viaje (en tren) hasta ese momento merece mucho la pena. Además de las interpretaciones, la película tiene unos planos aéreos muy chulos, y que tuvieron que costar una pasta. Hoy con los drones es fácil, pero en la época se tuvieron que dejar sus buenas perras en rodarlos. Y luego está lo de rodar en el interior de un tren, que Cosmatos lo borda. Las escenas de acción, correctas para la época. Yo, como el doctor Chamberlain, siempre he sido más de tren que de avión.
14 de julio de 2022, 8:19
Si el virus se hubiera extendido en un vagón de la línea Terrassa-Sant Viçent de Calders, no hubiera durado un asalto ante las bacterias y gérmenes que han convertido los asientos y barras en su hogar XD.
La verdad es que el planteamiento y ejecución de la película es tremendamente setentero (me ha matado lo de los terroristas pacifistas suecos, y más después del conflicto diplomático de no dar de comer a las visitas), el uso del tren que sigue siendo el medio de transporte que definió a Europa y un reparto coral de actores muy conocidos en años anteriores (a Sophia Loren y Burt Lancaster no me sale llamarlos viejas glorias). Además, que por pesimistas que pudieran parecer muchos argumentos que se planteaban en esa década, donde no era raro el que apareciera un thriller sobre la amenaza nuclear, la superpoblación o un virus mortal, no llegaban a alcanzar el nivel de nihilismo que podría verse en muchas producciones de 2020
16 de julio de 2022, 8:04
Yo recuerdo los cercanías a Zaragoza de una manera similar, sobre todo cuando se podía fumar, que a la colección de virus y bacterias se añadía una espesa niebla londinense.
A mí lo de un grupo terrorista por la paz me parece una genialidad propia de los setenta. Y lo de los trenes uno de los encantos que está perdiendo Europa. Pocas cosas superan viajar en coche-cama a París xD. En la peli explotan un poco eso, lo exótico de Europa para un estadounidense, que aunque la producción fuera europea, el reparto apuntaba en otra dirección. Y tiene el pesimismo propio de la época pero que, como muy bien dices, no roza ni de lejos el nihilismo de las producciones actuales. Como Ligotti, es mejor extinguirse xD.