John Wyndham (1903-1969) es un autor británico de ciencia ficción que vivió en eso que el historiador Eric Hobsbawm llamó "siglo corto". Para Hobsbawm el siglo XX va del inicio de la I Guerra Mundial en 1914 hasta la disolución de la URSS en 1991. Es importante tener esto en cuenta, más allá de estar de acuerdo con Hobsbawm o no, para entender muchas de las ideas detrás de las obras de Wyndham. Vida y obra, como suele suceder casi siempre, van inextricablemente unidas. En El día de los Trífidos y en El kraken acercha estaban presentes muchas de sus experiencias como soldado durante la II Guerra Mundial. Los cuclillos de Midwich tiene esa atmósfera de paranoia que se vivió durante el principio de la Guerra Fría, donde tus vecinos podían ser el enemigo. Dificultades con los líquenes es una alocada historia, al estilo de El hombre que fue Jueves, sobre los peligros de la ciencia si caen malas manos. Chocky, disfrada de novela juvenil, sirve a Wyndham para articular su discurso sobre la familia, la infancia y la mujer, ya esbozado en otras obras. Y Las crisálidas nos alerta sobre los fanatismos, en este caso religiosos y el miedo al diferente. También vuelve sobre la idea de la ciencia como destructora.


Las crisálidas fue publicada por primera vez en 1955. Ambientada en un mundo postapocalíptico, está protagonizada por David Storm. A través de varias elipsis, conoceremos la vida de David desde que es un niño hasta que se convierte en adulto. David vive en lo que antaño fue la península de Labrador, rodeado de tierras contaminadas por la radiación. No se sabe por qué o cómo, pero un cataclismo, Tribulación llamado en el libro, acabó con los Antiguos. Este cataclismo, podemos inferir, se trató de una guerra nuclear. La aparentemente única región del mundo que se salvó fue esta zona de Canadá. Allí se organizó un estado religioso totalitario cuasi feudal. Toda desviación de las sagradas escrituras es delito. También es delito ser diferente, no sólo de obra o pensamiento, sino físicamente. Toda desviación de la imagen de Dios es pecado y el castigo es la muerte y/o el destierro. Criado en una familia de integristas religiosos, donde se puede decir aquello de que eran más papistas que el Papa, David pronto descubre que él es diferente. Y lo es de una manera nueva: es un telépata que puede comunicarse con otros de su clase usando la mente. Y es un peligro para el Estado, porque su mutación no se manifiesta físicamente. Puede vivir entre nosotros sin que nadie se dé cuenta. 

Los cuclillos de Midwich, publicada en 1957, es la antítesis de Las crisálidas; o su complemento. Con John Wyndham nunca puedes estar seguro. Difieren también en el tono. Las crisálidas es o tiene una forma narrativa más dirigida a un público juvenil, mientras que el tono en Los cuclillos de Midwich es adulto. Planea sobre la obra de Wyndham esta idea que yo también a veces he compartido de señor blanco anglosajón que se enfrenta, stiff upper lip, a los peligros de un desastre mundial. Pero hay algo más. Está el humor, la sátira y en general un profundo humanismo. David Storm, el protagonista de este libro, bien podría ser la versión fantástica de Daniel el mochuelo de El camino, y la aldea junto a la frontera radioactiva, un pequeño pueblo castellano de la posguerra.

Las crisálidas, que pronto conoció una traducción de Edhasa en 1956, se puede disfrutar en la edición de Alianza Editorial, que forma parte de la colección Runas. Para leerla en su inglés original hay que acudir a Penguin. En cualquiera de los casos, leamos una traducción o el original, Las crisálidas es una novela ágil, entretenida y que deja un buen sabor de boca al terminarla. Quizás una de las que más he disfrutado del autor. Y después de leídas El día de los trífidos, El kraken despierta, Los cuclillos de Midwich, Dificultades con los líquenes, Chocky y esta Las crisálidas, recomendar acercarse y leer la obra de John Wyndham. 

Wyndham, J. (2008). The Chrysalids. Penguin.
Wyndham, J. (2019). Las crisálidas. Alianza Editorial.