Si la publicación en los últimos años de obras de escritoras victorianas olvidadas ha sido un fenómeno que parecía no tener fin, lo mismo parece suceder con el fenómeno editorial desatado por por las escritoras latinoamericanas. Se recuperan escritoras del pasado, pero sobre todo tiene que ver con las escritoras contemporáneas. Tampoco es un fenómeno que se circunscriba a un solo país: sí, hay mucha mexicana y argentina, pero es que se publican con éxito obras en cualquier país.
Dolores Reyes forma parte de las SLQMM (Señoras Latinoamericanas Que Molan Mucho). Escritora argentina nacida en 1978 en Buenos Aires, Cometierra y Miseria son sus dos primeras novelas. La primera, publicada en 2019, fue un éxito editorial, traducida a varios idiomas. Le siguió su continuación en 2023, Miseria. Dolores Reyes es una escritora y maestra de escuela formada en Letras Clásicas que ejerce desde hace años en el Conurbano, el espacio protagonista desde donde narra sus ficciones.
Cometierra es la primera novela de Dolores Reyes, publicada en 2019. Un éxito fulminante de Reyes que ha sido declarado por el New York Times como libro del año y recomendado por Oprah Winfrey en su programa. Obra nacida en un taller de literatura coordinado por la escritora Selva Almada, tiene como protagonista a Cometierra, una niña/adolescente marginada y marginal que vive en el conurbano bonaerense. Cuando su madre muere, en el funeral, come tierra del cementerio, lo que pone de manifiesto su don: tiene la visión de su madre asesinada a manos de su padre. Lo mismo sucederá cuando su maestra, la seño Ana, desaparezca. Comerá tierra y verá lo que le ha sucedido y dónde se encuentra su cuerpo. Dolores Reyes trata el tema de los feminicidios, que en muchos países latinoamericanos van acompañados de la desaparición de los cuerpos de las víctimas. No sólo son asesinadas, sino que son desaparecidas. A las puertas de su casa, empiezan a aparecer botellas llenas de tierra con una ficha de contacto. Cada botella pertenece a una mujer desaparecida. Aunque Cometierra se niega en un principio, se acaba convirtiendo en la única persona en esclarecer esas desapariciones gracias a su don. Un don que también la convertirá en objetivo de los violentos, que la obligará a huir del barrio junto a su hermano Walter y su novia Miseria.
Miseria es la continuación de Cometierra. La novela está narrada a dos voces. Miseria es la cuñada de Cometierra, una joven de 16 años embarazada, precarizada y marginal, pero tremendamente vitalista. Un poco como el reverso de Cometierra, del que se nos revela su nombre, Aylén. Aylén es una joven de 19 años taciturna y encerrada en sí misma debido a su don y a las visiones que este le acarrea. Si en la anterior novela Reyes trataba los feminicidios y el abandono de las víctimas por parte del Estado, en Miseria también añade otros temas, como la violencia obstétrica. Miseria deberá dar a luz en su casa con la ayuda de Tina, su compañera de trabajo, partera como todas las mujeres de su familia antes que ella. Como Cometierra, que pone su don al servicio de la comunidad, Tina es depositaria de un saber ancestral puesto al servicio de las mujeres.
Miseria utilizará el don de su cuñada Aylén, la mejor vidente según ella, para poner en pie un negocio de búsqueda de personas. Pero el don de Aylén la pondrá a ella y a sus seres queridos en peligro cuando una poderosa bruja vea amenazado su espacio debido a su éxito.
Lo que hace Dolores Reyes en estas dos novelas es de no creerlo. Un acercamiento desde el realismo a temas como los asesinatos machistas y las desapariciones de cuerpos sería para cortarse las venas. Más si añades a unas protagonistas marginales abandonadas por el Estado a su suerte. Pero Dolores Reyes le da la vuelta. Primero desde el fantástico, que no le quita gravedad a los hechos, pero sí le da otra perspectiva. Luego está la resignificación. La coprotagonista de la segunda novela es Miseria, del que no conocemos su verdadero nombre, sólo el apodo. Es Miseria porque su madre la llevaba al comedor social. De ahí su apodo. Sin embargo Miseria es todo lo contrario a lo que podría sugerir su apodo: es una joven vitalista, charlatana hasta la saciedad, con un montón de amigos. Es como Walter, su novio y hermano de Cometierra, una joven precarizada de origen marginal, pero que construye redes de cuidados. En este caso, con otras mujeres. Ojalá más de Cometierra y Dolores Reyes pronto. De momento la serie de Amazon está al caer.
Empiezo a pensar que el siglo XXI es el de la señoras latinoamericanas como el XIX fue el de las victorianas...autoras que van a aportar una visión muy especifica y a menudo pasada por alto de su realidad y que recurren en muchas ocasiones al fantástico como forma de comunicarlo (los fantasmas como representación de ese elemento irracional esteretopicamente ligado a lo femenino, la fantasía, un tanto amenazadora pero cotidiana, como reflejo de la violencia e invisibilidad a la que se enfrentan las mujeres en la mayoría de países). Es interesante también como estos personajes enlazan con la sensación de que las redes oficiales han fallado y solo queda la solidaridad entre las clases desfavorecidas: el Estado parece ajeno a todo lo que no sea política económica, la desaparición de mujeres es un hecho cotidiano, pero son los individuos los que no les queda otra opción que apoyarse entre si y volver a los lazos básicos. O que la autora también evite un poco el enfoque paternalista de "todo mal y deprimente" y su protagonista sea un personaje de mentalidad positiva.
La verdad es que sí. Y aunque hay que matizar que Latinoamérica no es un país y que existen distintas literaturas nacionales, sí hay una suerte boom que traspasa fronteras y que además es intergeneracional. La mayoría de obras son de mujeres nacidas en los setenta y ochentas y publicadas en la pasada década de los diez, pero con muchas excepciones de autoras y obras, tanto anteriores como posteriores a esas fechas.
Mariana Enriquez hablaba en algunas de sus entrevistas sobre las supersticiones en su país: las brujas, los videntes, los santos y santas... Venía a decir que adonde no llega el Estado llega lo otro.
De Dolores Reyes me han gustado muchas cosas. No hay paternalismo, tampoco falsas dicotomías de buenos y malos (hay mujeres malas y hombres buenos), tiene una mirada muy tierna con sus personajes... A mí me ha ganado. Espero más aventuras de esta detective de lo sobrenatural.
Me he leído esta semana "Novela B" de Mónica Bustos y "Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio" de Andrea Chapela y estoy aplaudiendo con las orejas. Ya nadie me saca de la idea de que la mejor literatura se escribe en Latinoamérica. Vivan las Señoras Latinoamericanas Que Molan Mucho xD.
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27 de agosto de 2024, 8:51
Empiezo a pensar que el siglo XXI es el de la señoras latinoamericanas como el XIX fue el de las victorianas...autoras que van a aportar una visión muy especifica y a menudo pasada por alto de su realidad y que recurren en muchas ocasiones al fantástico como forma de comunicarlo (los fantasmas como representación de ese elemento irracional esteretopicamente ligado a lo femenino, la fantasía, un tanto amenazadora pero cotidiana, como reflejo de la violencia e invisibilidad a la que se enfrentan las mujeres en la mayoría de países).
Es interesante también como estos personajes enlazan con la sensación de que las redes oficiales han fallado y solo queda la solidaridad entre las clases desfavorecidas: el Estado parece ajeno a todo lo que no sea política económica, la desaparición de mujeres es un hecho cotidiano, pero son los individuos los que no les queda otra opción que apoyarse entre si y volver a los lazos básicos. O que la autora también evite un poco el enfoque paternalista de "todo mal y deprimente" y su protagonista sea un personaje de mentalidad positiva.
28 de agosto de 2024, 8:03
La verdad es que sí. Y aunque hay que matizar que Latinoamérica no es un país y que existen distintas literaturas nacionales, sí hay una suerte boom que traspasa fronteras y que además es intergeneracional. La mayoría de obras son de mujeres nacidas en los setenta y ochentas y publicadas en la pasada década de los diez, pero con muchas excepciones de autoras y obras, tanto anteriores como posteriores a esas fechas.
Mariana Enriquez hablaba en algunas de sus entrevistas sobre las supersticiones en su país: las brujas, los videntes, los santos y santas... Venía a decir que adonde no llega el Estado llega lo otro.
De Dolores Reyes me han gustado muchas cosas. No hay paternalismo, tampoco falsas dicotomías de buenos y malos (hay mujeres malas y hombres buenos), tiene una mirada muy tierna con sus personajes... A mí me ha ganado. Espero más aventuras de esta detective de lo sobrenatural.
Me he leído esta semana "Novela B" de Mónica Bustos y "Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio" de Andrea Chapela y estoy aplaudiendo con las orejas. Ya nadie me saca de la idea de que la mejor literatura se escribe en Latinoamérica. Vivan las Señoras Latinoamericanas Que Molan Mucho xD.