The Relic es una película de terror dirigida por Peter Hyams y estrenada en 1997. Caso curioso el de esta película en España, que para la época y con el gusto por traducir, se estrenó con su título original en inglés. La historia está basada en una novela de Douglas Preston y Lincoln Child. Está protagonizada por una maravillosa Penelope Ann Miller y por Tom Sizemore, que durante esta década y parte de la siguiente se encasillaría en la interpretación de tipos duros. Como en el caso de Armageddon y Deep Impact (otra peli que creo que en España no se llegó a traducir su título), The Relic coincidió en el tiempo con otra película semejante, Mimic: película de monstruo con protagonista científica. ¿Casualidad?

Un barco procedente de Brasil trae consigo varios ejemplares para el Museo de Historia Natural de Chicago enviados por uno de sus científicos desde el Amazonas. El problema es que este científico ha desaparecido y en el barco, en apariencia vacío, se descubren los cadáveres horriblemente mutilados de la tripulación. En un primer momento, el teniente D'Agosta, interpretado por Tom Sizemore, cree que se trata de un asunto de drogas, pero un asesinato en el Museo de Historia Natural le lleva a establecer otros vínculos y y relaciones con el caso. Lo que a su vez le lleva a ponerse en contacto con la doctora Green, personaje interpretado por Penelope Ann Miller, bióloga "evolucionista" (como si hubiera de otro tipo), para resolver el caso. A partir de aquí se sucederán las desapariones y asesinatos y también, como nos enseñó Spielberg en Tiburón, la estupidez humana: ante la amenaza que representa el Museo, los responsables deciden seguir con sus planes e inaugurar una nueva exposición invitando a periodistas y autoridades, porque qué puede salir mal. 

The Relic es un producto de los noventa, con todo lo bueno y malo que eso supone. No fue la mejor década para el fantástico, eso desde luego. Bebe de varias influencias. Su monstruo, que consume cerebros humanos (sólo el hipotálamo, debe de ser un monstruo gourmet), es capaz de adaptar su ADN  absorbiendo las formas de sus víctimas. No es un un cambiaformas como el mosntruo de La cosa de Carpenter, pero el espíritu es el mismo: un parásito sin forma que transforma al huésped en un mosntruo. El demogorgon de Stranger Things tiene un parecido con el monstruo de The Relic. Lo curioso en este caso es observar otra influencia, la de Parque Jurásico. En un momento de la película se llega a decir que el monstruo se está transformando en reptil. Y la manera de presentarlo es similar a como se hizo con el Tiranosaurius Rex en Parque Jurásico, sustituyendo las hondas en el vaso de agua por los botes con muestras del laboratorio. Y por supuesto, como no podía ser menos en esta década, hay buenas dosis de explosiones y CGI. Un CGI que, como los juegos de PlayStation 1, ha envejecido muy mal. Hay un primer plano del monstruo sacando la lengua y lamiendo la cara de Penelope Ann Miller fatalmente integrado. La mejor opción hubiese sido un animatrótico, pero prefirieron gastarse la pasta en un CGI cutre. La película también hace una cosa muy de los noventa, también puesta de moda por Parte Jurásico, y que viene del ciberpunk de los ochenta, que es mezclar ciencia y tecnología con terror, un poco al modo de los tecno-thrillers de Michael Crichton. El monstruo es Kothoga, un parásito usado por una tribu del Amazonas para defenderse de sus enemigos. Y encaja con la teoría del Efecto Calisto, una rápida evolución natural vía mutaciones aceleradas. Sí hay monstruo, pero este tiene una explicación científica a su existencia.

The Relic es una película menor dentro de la ya declinante carrera de su director, Peter Hyams. Aún nos daría un par de años después El fin de los días, ese thriller milenarista protagonizado por el Chuache. Pero todo se lo perdono a Hyams por haber sido uno de los responsables de Permanezca en sintonía y sobre todo 2010: Odisea dos, peliculón protagonizado por Roy Scheider, y que también ha dirigido Timecop, Capricornio Uno y Atmósfera Cero. Los noventa no fue la mejor década para el género pero sigue habiendo películas entretenidas y recomendables, sobre todo si somos indulgentes y les perdonamos el CGI. The Relic es una buena peli para pasar el fin de semana en casa: monstruo, buena prota y gente corriendo como pollos sin cabeza.