'La glándula de Ícaro' de Anna Starobinets: deseos insatisfechos
La ciencia ficción es un género muy presente en la literatura rusa y soviética. Desde Kuprin, Gorki y Bogdánov, pasando por Zamyatin, Yefremov y los hermanos Strugatski. Nombres y obras no tan conocidas como su contraparte occidental, pero que forman una parte importante del corpus de la literatura rusa. Anna Starobinets (1978), escritora y periodista, forma parte de esta larga tradición. Y lo hace desde muy temprano, ya que desde mediados de los dos mil se traducen sus obras a otros idiomas. Cuando hace más de quince años querías leer algo del género que fuese actual pero se saliese de la norma, siempre aparecía su nombre.
La glándula de Ícaro. El libro de las transformaciones es un libro de relatos de ciencia ficción publicado en ruso en 2013 y traducido por Nevsky Prospects (otra de esas editoriales a las que dedicar un monumento) al año siguiente. Aunque la edición que he leído es la de Impedimenta de 2023, regalo de Reyes mi padre este año. Esta nueva edición cuenta con un breve prólogo de Laura Fernández, otra autora que me encanta.
El libro lo componen siete relatos que narran distintas metamorfosis de los protagonistas, en un guiño a las Metamorfosis de Ovidio. La diferencia es que aquí no hay nada de mito ni de dioses, sólo sociedades como la nuestra que en algún momento han tomado un desvío todavía más oscuro. En ese sentido es lógico que comparen su obra con la de la argentina Samanta Schweblin. Hay un componente generacional que las une, pues nacen en el mismo año, pero también estilístico y de género. Ambas usan la ciencia ficción como excusa para hablar de otros temas y bordean otros géneros como el terror y la metafísica. Son maestras es describir la realidad distorsionada que se refleja en el espejo. Otra escritora con la que están emparentadas Schweblin y Starobinets es Lisa Tuttle, que también viene de la ciencia ficción.
Si algo caracteriza a los relatos de este libro es el deseo insatisfecho, quizás uno de los vectores que articulan la época en la que vivimos. La quiebra de la idea de progreso, el peligro real del cambio climático, llevan a sociedades deprimidas y ensimismadas lamentando un pasado dorado que nada tiene que ver con un futuro lleno de incertidumbre. Y viniendo de la Russia de los últimos cuarenta años, Anna Starobinets sabe un poco del tema. Actualmente vive exiliada en Georgia. Ojalá podamos leer más libros suyos, y si los publica Impedimenta, mejor que mejor.
Starobinets, Anna (2023). La glándula de Ícaro. El libro de las transformaciones. Impedimenta.
25 de enero de 2024, 8:09
Ahora no consigo recordar si Starobinets fue una de las visitas a las Celsius (o si estuve en una de sus charlas), o si fue de las que tuvo que renunciar a viajar durante 2020-2021. De ciencia ficcion rusa me he quedado con los clásicos, especialmente Picnic junto al camino e incluso la versión cinematográfica de Qué difícil es ser dios, a la que llegué por los pelucones y los escenarios de cartón piedra, y me quedé por lo bien que habían reflejado la trama y el mensaje. También recuerdo uno, que había encontrado hace años, de relatos de Ivan Efremov, que tenía un toque muy de sentido de la maravilla, similar a Verne: la impresión de que todavía quedaba mucho por explorar, y sobre todo, de esperanza, era muy distinta a la que podemos sacar de los escritores actuales.
Y de como Starobinets refleja un poco la sociedad individualista, y sin futuro, me recordó un poco a la noticia esta de la fiesta de influencers y millonetis en rusia. Me hubiera gustado colarme, ponerles alguna peli de Sergei Eisenstein y decirle "bueno, vosotros veréis, pero os lo estáis buscando un poco" XD.
25 de enero de 2024, 8:26
Tengo muchas ganas de ir a un Celsius, pero siempre me pilla fatal de fechas por el curro. Además que cualquier excusa es buena para visitar el norte xD.
Creo recordar un libro de la colección de ciencia ficción de Orbis que recopilaba relatos de ciencia ficción rusa, que a su vez era una traducción del inglés. De estas últimas tengo varias, y aunque es un territorio casi inexplorado del que me queda mucho por leer, sí observo una evolución que parte de Verne y pasa por Wells para evolucionar de una manera muy concreta y determinada en la época soviética. Luego la era postsoviética sí que tuvo que ser vivir en Mad Max, así que no es de extrañar ficciones las de Starobinets.
No sé yo si los ricos rusos se asustarían más con El acorazado Potemkin
o con una de catástrofes de Roland Emmerich xD. A mí la que me sigue dando miedito es Hijos de los hombres.