Nacido en 1938, Sergio Martino es uno de los directores que da forma al cine italiano y europeo de género en los setenta y primeros ochenta. Fuera del trío Bava, Argento y Fulci, forma parte de esa casi interminable lista de artesanos italianos dedicados al cine que lo mismo te dirigían una película erótica que una de aventuras en la selva. Y como tal, su cine de vocación popular no ha sido considerado más que como mero entretenimiento. Como si eso por sí solo fuera malo.


En el capítulo que le dedica Ángel Sala a Sergio Martino en el libro El giallo italiano, se centra sobre todo en el análisis de cinco películas, las rodadas entre 1971 y 1973, que además pasan por ser las más conocidas de Martino: La perversa señora Wardh (1971), La cola del escorpión (1971), Todos los colores de la oscuridad (1972), Vicios Prohibidos (1972) y Torso: Violencia carnal (1973). Sin embargo, de Extraña muerte de una menor (1975) Sala sólo la cita para decir que "estuvo más cerca del cine negro", lo cual creo que no es hacerle justicia.

Extraña muerte de una menor cuenta con guion de Martino en colaboración con Ernesto Gastaldi, con el que escribiría cerca de una veintena de películas. Gastaldi es uno de los creadores del gótico italiano de los sesenta, colaborando con Riccardo Freda y Mario Bava en varias películas que ayudan a conformar el género. Pero será en los setenta y en su asociación con Martino cuando todo su talento explote. Extraña muerte de una menor es una película que ha pasado desapercibida por la increíble y poco habitual mezcla de géneros llevada a cabo por Martino y Gastaldi. Tiene algo de giallo, otro poco de poliziesco, algo de acción y bastante de comedia. Y lo mejor de todo es que funciona.

Como buen giallo, se bebe JB


Claudio Cassinelli interpreta al comisario Paolo Germi, un atípico policía que investiga la muerte de varias menores en Milán. Para ello utilizará unos métodos poco ortodoxos, como aliarse con un ratero de barrio, Giannino, que además sirve de alivio cómico. Porque aunque la trama va de prostitución de menores y secuestros, con su asesino rubio de traje y gafas de espejo, el tono difiere de cualquier giallo que hayas podido ver. Cassinelli lo borda en el papel de antihéroe, adelantándose en más de una década al John McClane de Bruce Willis, y sobre todo de mucho mejor rollo. A veces es como estar viendo una peli de tortas de Bud Spencer y Terence Hill.

La película la podrían haber titulado El coche del comisario

Extraña muerte de una menor es una película distinta la imagen que podemos tener de un género como el giallo. Y aunque distinto no tiene por qué significar que algo sea bueno de por sí, en este caso sí que el resultado es más que satisfactorio. No todo el monte es orégano ni todos los giallo son maníacos sexuales con guantes de cuero que asesinan a sus víctimas a puñaladas. A veces, sólo a veces, también son las gafas rotas del protagonista.