'Nuestro mundo muerto' (2016) de Liliana Colanzi: Italo Calvino en Bolivia

De Liliana Colanzi (1981) y su último libro ya hablé en esta entrada anterior. Colanzi es una autora boliviana que forma parte de una nueva generación de escritoras latinoamericanas dedicadas a la ficción extraña y la fantasía. Cada una con su estilo, Colanzi ha encontrado una voz propia en esta mezcla de ciencia ficción telúrica que bebe de lo indígena y donde también tiene cabida el terror cotidiano y el horror en sociedades tan desiguales como las latinoamericanas.


Nuestro mundo muerto es el segundo libro de relatos de Colanzi y el primero en ser traducido a otros idiomas. Depende de donde vivas, casi es más fácil encontrar un ejemplar en inglés que en castellano. Lo cual no es muy recomendable porque se pierden por el camino todos los localismos usados por Colanzi y el recurso de mimetizar el relato con la oralidad. Aclaro que no se trata de dar voz a lo indígena desde dentro, sino desde la periferia del que no forma parte de ese mundo pero lo conoce por cercanía. Un poco como lo que sucede en  Las voladoras de Mónica Ojeda o en algunos relatos de Mariana Enriquez.


El horror en Nuestro mundo muerto no es el despertar sexual de una joven con una madre muy religiosa ni el apocalipsis que se desata después de tener relaciones sexuales; el horror son los cientos, miles de años, que el continente lleva sometido a la injusticia y la pobreza para la mayoría de sus habitantes. Es el sometimiento de los indígenas, pero también el de la mujer. Es la propia naturaleza sometida a la lógica del mercado  como un bien más. Colanzi consigue transmitir todo esto aunque algunos de sus relatos estén ambientados en otras localizaciones, incluso en otros planetas, y con protagonistas de los que sólo conocemos su género una vez avanzado el relato y que cuestionan lo heteronormativo. Todo esto está condensado en un libro que apenas pasa de las cien páginas y que se lee en media tarde, pero cuyo contenido da para mucho.


Otra cosa a destacar de los relatos que forman parte de Nuestro mundo muerto es las distintas capas de interpretación. Como sucede en algunas obras del italiano Italo Calvino, lo que en apariencia puede parecer un cuento sencillo, incluso juvenil, esconde detrás toda una serie de símbolos, relaciones y alusiones a una realidad mucho más compleja. La obra de Colanzi funciona de las dos maneras: se puede realizar una interpretación del mensaje literal o se puede buscar en el subtexto. Cualquiera de las dos es válida. Si te gustan Ottessa Moshfegh, Mariana Enriquez, Guadalupe Nettel, Fernanda Melchor, Samanta Schweblin, es muy probable que disfrutes de este libro.

Colanzi, L. (2017). Nuestro mundo muerto. Almadía Ediciones.

P.D. Estamos a 27 de enero y ya tengo disco del año. ¡Aúpa Gorka!



'La glándula de Ícaro' de Anna Starobinets: deseos insatisfechos

La ciencia ficción es un género muy presente en la literatura rusa y soviética. Desde Kuprin, Gorki y Bogdánov, pasando por Zamyatin, Yefremov y los hermanos Strugatski. Nombres y obras no tan conocidas como su contraparte occidental, pero que forman una parte importante del corpus de la literatura rusa. Anna Starobinets (1978), escritora y periodista, forma parte de esta larga tradición. Y lo hace desde muy temprano, ya que desde mediados de los dos mil se traducen sus obras a otros idiomas. Cuando hace más de quince años querías leer algo del género que fuese actual pero se saliese de la norma, siempre aparecía su nombre.


La glándula de Ícaro. El libro de las transformaciones es un libro de relatos de ciencia ficción publicado en ruso en 2013 y traducido por Nevsky Prospects (otra de esas editoriales a las que dedicar un monumento) al año siguiente. Aunque la edición que he leído es la de Impedimenta de 2023, regalo de Reyes mi padre este año. Esta nueva edición cuenta con un breve prólogo de Laura Fernández, otra autora que me encanta. 


El libro lo componen siete relatos que narran distintas metamorfosis de los protagonistas, en un guiño a las Metamorfosis de Ovidio. La diferencia es que aquí no hay nada de mito ni de dioses, sólo sociedades como la nuestra que en algún momento han tomado un desvío todavía más oscuro. En ese sentido es lógico que comparen su obra con la de la argentina Samanta Schweblin. Hay un componente generacional que las une, pues nacen en el mismo año, pero también estilístico y de género. Ambas usan la ciencia ficción como excusa para hablar de otros temas y bordean otros géneros como el terror y la metafísica. Son maestras es describir la realidad distorsionada que se refleja en el espejo. Otra escritora con la que están emparentadas Schweblin y Starobinets es Lisa Tuttle, que también viene de la ciencia ficción.


Si algo caracteriza a los relatos de este libro es el deseo insatisfecho, quizás uno de los vectores que articulan la época en la que vivimos. La quiebra de la idea de progreso, el peligro real del  cambio climático, llevan a sociedades deprimidas y ensimismadas lamentando un pasado dorado que nada tiene que ver con un futuro lleno de incertidumbre.  Y viniendo de la Russia de los últimos cuarenta años, Anna Starobinets sabe un poco del tema. Actualmente vive exiliada en Georgia. Ojalá  podamos  leer  más libros suyos,  y si los publica Impedimenta, mejor que mejor.


Starobinets, Anna (2023). La glándula de Ícaro. El libro de las transformaciones. Impedimenta.