"Possessed" (1983) de David Lai Tai-Wai: los sinvergüenzas de Hong Kong
Lo del cine de explotación no es patrimonio italiano, también en otras latitudes dedicaron tiempo y recursos a producir títulos como esta Possessed, inspirada en la Poltergeist (1982) de
¿Qué es Possessed, más allá de la etiqueta CAT III? Pues es una película de terror de serie b que ¿bebe? demasiado de Poltergeist y que tiene unos efectos artesanales más que resultones. Dirigida por Tai-Wai, pasa por el tamiz la Poltergeist de Hooper, con un resultado en el que se mezclan terror, acción, comedia y drama. Además, el cementerio indio es sustituido por el pasado familiar y el karma: las acciones de sus antepasados tendrán consecuencias para los protagonistas.
En Possessed los protagonistas son una pareja de policías que después de una noche de juerga acaban siendo maldecidos y perseguidos por un espíritu del infierno. Hay ectoplasma, muebles que se agitan sin motivo y puertas de las que sale más luz que en la habitación de un gamer. También hay señora bajita, regordeta y con gafas que combate el ente sobrenatural. Pero como estamos en Hong Kong, la señora es una sacerdotisa/bruja taoísta que lleva a cabo rituales orientales y lleva espada. Sí, lleva espada. Son las partes melodramáticas y cómicas las que rompen un poco el ritmo de la cinta, que por otra parte, no llega a los 90 minutos y se pasa de espídica.
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Venimos a exorcizar su casa |
Más allá de las similitudes con Poltergeist, la película consigue reformularla y crear algo que si bien no es original (lo original tampoco es un valor en sí mismo) sí es lo suficientemente distinto. La idea de karma, de destino como lo concebían los griegos, es más que un mero macguffin y es relevante para la trama. En Poltergeist podría haber sido un cementerio indio o un campo de naranjos. El ritual, aunque visto en otras ficciones asiáticas (hola Exhuma), mola un montón. Desde luego, mejor que el rollo macabeo católico de los exorcismos. Possessed es Poltergeist a volumen 11: más sexo, más mala hostia y actores sobreactuados. ¿Síndrome de Estocolmo? Puede ser.