Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio es un libro de relatos de ciencia ficción. Una ciencia ficción que tiene en la mayoría de relatos su centro en una Ciudad México futurista y en el que protagonistas femeninas se enfrentan a los efectos de un aparato y/o nueva tecnología en sus relaciones afectivas. Tiene un algo de Black Mirror pero sin la tecnofobia latente en esa serie. Una de las tesis de Chapela es que la tecnología es neutra, lo que no es neutro es el uso que hacemos de ella. También es central la crítica que realiza al capitalismo y a su idea de progreso como religión: no todo avance tecnológico nos hace más libres si el sistema en el que vivimos es el que es. Igual que no habrá más igualdad entre hombres y mujeres si no cambiamos la estructura material que permite la reproducción del machismo.
Andrea Chapela empuja un poquito ciertas tecnologías ya existentes, ciertos elementos de nuestro presente, para conseguir ese extrañamiento en sus relatos. En uno de sus relatos las redes sociales no comparten vídeos y fotos, sino momentos y sentimientos. Literal. Puedes experimentar la vida de otras personas. Por mucho que la tecnología avance no soluciona todos nuestros problemas y además crea otros nuevos. Chapela centra su crítica en cómo estos avances afectan a las relaciones de las protagonistas: el novio que quiere compartir hasta los pensamientos de su pareja, un amor más allá de la muerte, la soledad y la incomunicación de los viajes espaciales, la relación entre ama y criada...
Se ha hablado de Ray Bradbury para definir el estilo de Chapela en este libro y no podría estar más en desacuerdo. Algo hay de Ursula K. Leguin, algo de su humanismo con una mirada de científico. Y hay un mucho de Lisa Tuttle. Una Tuttle que empezó su carrera escribiendo ciencia ficción y en la que siempre hay un elemento de terror que hace que nuestro vello se erice. En Chapela hay ese extrañamiento de la realidad propio de un género como la ciencia ficción, pero sus relatos también contienen píldoras de terror, un terror cotidiano como el de Tuttle. O ya puestos, la desolación de los clones en Nunca me abandones de Ishiguro.
No sé por dónde saldrá Andrea Chapela y cómo decidirá continuar su obra. A lo mejor después de finalizar sus Estudios de Japón le da por escribir una novela sobre la yakuza; o de Doraimon. Por mí que haga lo que quiera, que yo la leeré. Como a Fernanda Trías, Liliana Colanzi, Mónica Bustos o Mariana Ojeda.
Chapela, Andrea (2021). Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio. Almadía.
Me ha sorprendido mucho el encontrar a una señora latinoamericana trabajando con ciencia ficción, y con este tono. En comparación al terror, o ese fantástico que han ido desarrollando, esta tiene muy poca presencia que conociera. Y la trayectoria de Chapela también es peculiar. No tanto por su formación como por haber pasado por el mundo de los fanfics (los casos de autoras conocidas que dieran así sus primeros pasos, me vienen a la cabeza Stephenie Meyer y Cassandra Clare)
ResponderEliminarY me ha matado lo de la novela de Doraemon. Le propongo como sugerencia una sobre Doctor Slump, que también tiene robotitos XD.
Yo a Chapela la veo capaz de escribir una novela sobre Doctor Slump xD.
ResponderEliminarHay muy buenas propuestas, como la nueva novela de Mónica Ojeda, "Chamanes eléctricos en la fiesta del sol". O "Novela B" de Mónica Bustos. La revista mexicana Rocambolesca, que está por unos euros disponible en Amazon, publica relatos de autores y autoras mexicanos que se dedican al género, entre ellos Chapella. Un poco como esas viejas colecciones de Brugera, está muy bien para descubrir autores y autoras nuevos. De momento llevan dos números publicados. Por menos de cinco euros no se puede pedir más.
Al igual que ha habido autores y autoras que comenzaron escribiendo en un blog, ahora surgen del fanfic. En mi época, modo viejuno ON, no había nada de eso. Como mucho algún fanzine en papel. Con el espinof que tenía yo en mi cabeza sobre la serie de dibujos Gárgolas. Lo que se ha perdido el mundo del fanfic xD.